Dato contundente. Es una realidad, el celular se ha incorporado a la vida cotidiana de millones argentinos. Tan es así que antes de salir de la casa, uno se palpa para corroborar que lleva el celular y en segunda instancia se preocupa por las llaves.

Y esto ocurrió en un lapso no superior a los quince años. En los 90 la compra de estos aparatos estaba reservada a los mayores de 35 años, ya que se requería de un elevado poder adquisitivo para adquirirlos. Hoy son los menores de 20 años los principales compradores.

Hasta hace unos tres años atrás los menores de 15 años usaban el celular de los padres, ahora los compran. Esta franja se ensancha al incorporarse los de la tercera edad, que por ahora, usan el de sus hijos, pero ya son futuros compradores.

Ahora bien, nos encontramos frente a una paradoja de paradojas. A la hora de usar el teléfono los jóvenes no privilegian la voz, se comunican mediante los mensajes de texto. Es decir, el habla esta reducida a su mínima expresión. Un estudio de la consultora Carrier y Asociados es concluyente al afirmar que “más de la mitad de los usuarios utilizan más frecuentemente los mensajes de texto para sus comunicaciones que la voz”.

Esto puede ser corroborado aquí y ahora, basta para ello con viajar en subte, en colectivo o caminar por alguna calle, siempre uno se va a topar con algún joven con la cabeza gacha, los ojos puestos en la pantalla del celular y ejercitando el pulgar.

Según cifras de la Cámara de Informática y Comunicaciones de la República Argentina, en el país se envían unos 100 millones de mensajes de texto, llegando casi a colapsar para el Día del Amigo y según informes realizados por las compañías de telefonía cerca del 80% de las cargas de crédito a celulares por parte de los jóvenes se gasta en el envío de mensajes de texto.

Cuando se envió, en diciembre de 1992, el primer SMS desde una PC en Gran Bretaña a un teléfono celular, nunca se pensó hasta donde llegaría esta forma de comunicarse con el teclado minúsculo del teléfono. Los usuarios se transformaron en los ases de la escritura de mensajes en 160 caracteres, creando un nuevo lenguaje. Ahora con el celular se saca fotos, se filma, se navega por la web, se mira la hora, se escucha música, se envía mensajes de texto y, ocasionalmente, se lo usa como teléfono.

¿Estamos presenciando un cambio virulento del habla y la escritura o “simplemente” es una convención que aplican millones de seres humanos para decirse “tquiero”.