"En todas las partes del mundo, cuando hay refugiados pasando de un país al otro por sus condiciones adversas, enviamos millones de dólares para ayudar a los refugiados. En este país los encarcelamos", señaló Johnson-Castro a BBC Mundo por teléfono celular mientras realiza una caminata de 75 kilómetros que culminará este sábado en Taylor.

El centro de detención de Hutto fue habilitado en mayo de este año para albergar a unas 500 familias de inmigrantes indocumentados en proceso de deportación hacia América Central y América del Sur, según el Servicio de Inmigración y Aduanas de EE.UU. (ICE, por sus siglas en inglés).

"Durante la semana del 27 de noviembre al 4 de diciembre, un total de 328 juveniles extranjeros se encontraban en centros de detención de ICE", dijo a BBC Mundo la portavoz de ICE en Washington, Pat Reilly.

Al menos 200 se encuentran en Hutto, y un número menor en un centro de detención en Pensilvania. Otros 76 están en transición en otras instalaciones, según las autoridades migratorias y activistas.

Centroamericanos y sudamericanos

La situación de estas personas, en su mayoría centro y sudamericanos, comenzó a complicarse en Estados Unidos en 2004 tras la decisión del secretario de Seguridad Interior, Michael Chertoff, de crear centros específicamente adecuados para menores acompañados por sus padres bajo la política de "fronteras seguras".

"Anteriormente, cuando no teníamos esta área de detención, los padres iban a un área y los niños a otra área. Ahora, si una familia cruza junta, entonces van a ser detenidos juntos y luego deportados juntos", señaló a BBC Mundo desde San Antonio, Texas, la portavoz de ICE, Nina Pruneda.

"No estamos haciendo nosotros la cosa que no es humana, tener a un padre en un estado y la madre en otro estado y los niños en otro estado", agregó.

Muchos de estos niños antes también terminaban siendo acogidos por la Oficina de Asentamiento de Refugiados del gobierno estadounidense, un hecho bien conocido por los "coyotes", según las autoridades.

La portavoz de esa oficina, Katherine Hooten, informó a la BBC que en el año fiscal de 2006 (que concluye el 30 de septiembre) 7.746 menores indocumentados no acompañados recibieron atención en centros de refugiados.

Menores no acompañados

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estima que anualmente 50.000 menores de edad no acompañados provenientes de América Central y América del Sur intentan cruzar hacia EE.UU. desde México.

"Estimamos que entre el 30% y el 40% de ellos logran su meta y logran llegar a EE.UU.", según la portavoz de la OIM, Niurka Piñeiro.

La problemática de los menores indocumentados fue noticia esta semana tras el arresto de casi 1.300 trabajadores de la empresa frigorífica Swift en seis estados.

En las ciudades de Greeley -Colorado- y Cactus -Texas- los medios locales informaron que un número indeterminado de niños tuvieron que albergarse con conocidos y familiares tras el arresto de sus padres.

En Texas, la portavoz Pruneda sostiene que el centro Hutto no es una cárcel ya que nadie está esposado.

"Están libres para andar con sus familias. En este centro de detención tenemos todo equipado para las familias. Tenemos área para los niños, tenemos estudio, tenemos área para el recreo. Tenemos todo lo que va a necesitar una familia para que se queden ahí durante el tiempo que esperan para regresar a su país".

Detenidos en Hutto

En Miami, la activista Nora Sándigo de la organización American Fraternity ha intercedido a favor de personas detenidas en Hutto.

"Aunque el gobierno diga que está adaptada para menores, nunca una cárcel va a ser lo suficientemente adaptable para un niño que no va a entender porqué está detenido", dijo.

Sándigo recientemente fracasó en su intento de suspender la deportación de Rosita, una niña peruana de 14 años que vivía en Estados Unidos desde los dos años, y de su madre María.

Ambas fueron detenidas en Miami y deportadas en noviembre tras ser recluidas en el centro Hutto. Una hermana de 11 años, nacida en EE.UU., permaneció en Miami bajo el cuidado de conocidos de la familia.

"Rosita sí fue esposada cuando se la llevaron de su casa y fue de acá de Florida. Primero la llevaron aquí en Miami y luego decidieron que no tenían un lugar para menores y se la llevaron para Hutto. Aún cuando no la torturaron físicamente, para ella fue una tortura mental", según Sándigo.

Niños encarcelados

Las regulaciones estadounidenses prohíben detener a menores de edad en centros que no estén adecuados para ese fin, pero en años recientes se han documentado varios casos de niños encarcelados en instituciones para adultos.

"Nosotros podemos probarle a EE.UU. que tienen menores en cárceles, incluso donde no deberían tener menores. Tenemos casos que están documentados, como el caso de Cindy Sugen Martínez. Era menor de edad. Tenía solamente 16 años y medio cuando entró a la cárcel y salió casi de 18", agregó la activista de American Fraternity, quien encabeza una demanda colectiva en nombre de más de tres millones de hijos estadounidenses de padres indocumentados.

La polémica en torno al Centro de Detención de Hutto tiene una vertiente económica.

"El problema mayor es que es un buen negocio. Hay tres compañías que tienen esas instituciones privadas y ganan del gobierno federal US$95 por persona por día", según Johnson-Castro.

Louise Grant, la portavoz de Corrections Corporation of America (CCA), la empresa que administra el centro de Hutto y lo señala en su página de Internet como el Centro Residencial T. Don Hutto, remitió todas las preguntas de la BBC a los funcionarios de ICE.

Un dólar por día

Sin embargo, la portavoz del condado de Williamson, Texas, reconoció que las autoridades locales reciben "US$1 por día por cada persona en el Centro de Detención T. Don Hutto como cargo administrativo".

Por su parte, la portavoz de la ciudad de Taylor, Jean Johnson, dijo a la BBC que CCA "han sido un excelente socio comunitario de la Ciudad de Taylor desde que han estado aquí. Sin embargo, no estoy al tanto de cuál sería su actual misión y no puedo hablar de eso".

El centro Hutto dejó de ser una cárcel para delincuentes comunes hace dos años.

"Cuando se entere la gente que esto sí está pasando en la comunidad, yo creo que la mayoría de la gente va a tener quejas. Por eso yo creo que la compañía que puso este centro de detención aquí en Taylor no quiere mucha publicidad", señaló a la BBC José Horta, el representante local de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC) y vecino del centro de detención.

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