Un llamamiento divulgado hoy aquí señala que las principales causas de muerte entre los menores de cinco años son la desnutrición crónica, diarreas, enfermedades respiratorias y malaria.

A ello se une la falta de acceso a los servicios de salud y a los medicamentos esenciales, expresaron funcionarios del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), quienes pidieron apoyo internacional para enfrentar esa situación.

También se refirieron a la necesidad de proteger y ofrecer atención médica a mujeres que han sufrido violencia sexual y de género, así como amparar a los niños y evitar que sean reclutados por grupos armados.

Este peligro de que menores sean convertidos en soldados se acrecienta porque empeoran los enfrentamientos entre fuerzas del gobierno y grupos armados en el occidente de Sudán, en el oriente de Chad y en el norte de la República Centroafricana, dijeron.

Según UNICEF, más de 215 mil refugiados sudaneses de la convulsa región de Darfur, el 85 por ciento mujeres y niños, residen en 12 campamentos en el oriente del Chad.

Otras 90 mil cuadianos han huido de sus hogares debido al deterioro de la seguridad en zonas de esa nación, 30 mil de ellos en octubre y noviembre últimos, y otras 45 mil personas han buscado refugio en el sur de Chad desde la República Centroafricana.

Voceros de UNICEF dijeron que en ese contexto es vital aumentar la asistencia humanitaria para los refugiados, los desplazados internos y las comunidades que dan albergue a esas personas en el oriente y sur de Chad.

El informe de esta agencia de la ONU pide cuatro millones 400 mil dólares para los desplazados internos y cuatro millones 680 mil para los refugiados de Sudán y la República Centroafricana.

Entre las mayores dificultades que sufren esas personas citaron el limitado acceso a la educación por la carestía de aulas y materiales de enseñanza, y la necesidad de agua y saneamiento.

Al respecto, señalaron que sólo un tres por ciento de la población en las comunidades receptoras de refugiados cuenta con agua limpia y menos del uno por ciento de las familias rurales tiene letrinas.

La situación empeora, dijeron, a medida que siguen llegando refugiados y desplazados, lo cual podría conducir a disputas por el uso de los limitados recursos, así como el brote de enfermedades por el consumo de agua contaminada.

Fuente: Agencia Prensa Latina, IPI, 27 de diciembre de 2006.