En el Reino Unido una portavoz del grupo hotelero Hilton aseguró días antes al diario "The Guardian" que todas las filiales de esa cadena norteamericana recibieron instrucciones de prohibir reservaciones a delegaciones cubanas, en evidente acción para continuar extendiendo la agresión económica, comercial y financiera contra la Antilla Mayor.

La administración de W. Bush insiste en la vieja pretensión de que otros países cedan su soberanía y acaten arbitrariedades de la legislación estadounidense, como las establecidas en las leyes Torricelli, de 1992, y Helms-Burton, de 1996, que respectivamente ordenaron y luego profundizaron medidas extraterritoriales del criminal bloqueo, eufemísticamente llamado "embargo".

Un despacho de la agencia española EFE cita a Linda Bain, vicepresidenta de comunicaciones del grupo Hilton, en el sentido de que si no admiten órdenes impuestas desde Washington podrían recibir "multas o penas de cárcel", e incluso podría se arrestado si algún empleado de la firma entra después en territorio estadounidense.

En acatamiento a los dictados de EE.UU., funcionarios cubanos fueron expulsados de un hotel Hilton en Oslo, Noruega, a donde llegaron invitados para participar en una feria turística.

Se trata solo de uno de los más recientes escándalos generados por las autoridades norteamericanas, las cuales han prohibido a las subsidiarias de sus corporaciones en otros países mantener cualquier tipo de transacción con entidades de Cuba, sin escuchar el criterio de los países donde operan las referidas empresas ni acatar las leyes específicas de estos.

Igualmente, rechazan las exportaciones de cualquier nación hacia Estados Unidos si se trata de productos de origen cubano y hasta aquellos que, en su elaboración, contengan algún componente originado allí.

Ignorando los intereses comerciales de otros y los derechos nacionales, se prohibió la venta a la Isla de bienes o servicios cuya tecnología contenga más de un 10 por ciento de componentes norteños.

Hace un año, una delegación cubana fue desalojada del hotel María Isabel Sheraton, en el Distrito Federal de México, por órdenes del Departamento del Tesoro de USA, con la pretensión de que no se celebrara una reunión concertada allí con entidades estadounidenses interesadas en potencialidades del mercado energético de la Antilla Mayor.

Por otra parte, el fiscal federal del sur de la Florida, Alexander Acosta, anunció en octubre de 2006 la creación de un Grupo de Trabajo para Reforzar las Sanciones a Cuba.

La relación de entidades que lo forman evidencia que la administración de Bush no escatima recursos para intentar estrangular a los cubanos.

Allí están para garantizar el bloqueo: la Oficina de Control de Bienes Extranjeros del Departamento del Tesoro, el Buró Federal de Investigaciones, el Servicio de Rentas Internas, Inmigración y Control de Aduanas y el Departamento de Comercio, así como agentes del Servicio de Guardacostas y de las unidades aérea y terrestre de Aduanas y Protección de Fronteras.

La amenaza se explicita cuando el Fiscal anuncia que se perseguirá a los violadores del bloqueo, quienes podrían recibir sanciones de 10 años de cárcel y multas de hasta un millón de dólares.

En noviembre de 2006 los bancos suizos Credit Suisse y UBS se supeditaron a las presiones de Washington al suspender negocios con La Habana y declarar que esta integraba un listado de naciones "sensibles" junto con Corea del Norte, Irán y Sudán, por lo que dejó de ejecutar pagos y operaciones con personas allí domiciliadas.

Desde hace más de 10 años el departamento de Estado norteamericano envía cartas instando a compañías extranjeras a abandonar sus negocios con Cuba, entre las que destacan la canadiense Sherritt, la mexicana DOMOS, la israelí BM Group, la panameña Motores Internacionales S.A. y la española Sol Meliá.

Los anteriores son solo akgunos ejemplos en ese contexto. Nuevos enfoques en el Congreso bicameral estadounidense, de mayoría demócrata reclaman el fin de esta guerra económica contra la Isla, en tanto en el mundo se multiplican las protestas sociales contra una Administración cavernícola, empecinada en dictar órdenes a otros, cuando su propia desaparición se estima que es solo cuestión de tiempo.

Agencia Cubana de Noticias