Entre los stands argentinos presentes en la XVI edición de la Feria del Libro se encuentra uno de particular atención para nuestra revista y para los interesados de manera general en los fenómenos de la comunicación: el del Sindicato de los periodistas argentinos. En él se expone desde bibliografía actualizada sobre el periodismo en el país austral y en el mundo, hasta libros teóricos acerca del papel de la comunicación en la sociedad. Pero, más que el propio stand, nos interesaba dialogar con los representantes de esta organización y, más específicamente, con su secretario general, Daniel das Neves, acerca del carácter, contradicciones y particularidades de esta profesión en una Argentina inmersa desde hace varios años en un complejo proceso de cambio.

 ¿Cuál es la estructura del Sindicato de periodistas argentinos y qué acciones fundamentales emprende en lo interno y externo de la organización?

 Nosotros tenemos una organización que agrupa a periodistas, trabajadores de prensa y comunicadores sociales. Nuestra organización es de afiliación de los trabajadores y los trabajadores tienen su propia ideología, más allá de que la conducción de la organización tenga una determinada orientación. Nosotros tenemos políticas en el terreno profesional, tenemos un centro de capacitación hace 15 años que plantea una visión respecto a nuestra superación que implique involucrarse en el desarrollo de un nuevo periodismo. Ese centro de capacitación tiene a su vez un observatorio de medios, donde se hace análisis de medios, de contenido, y se fijan criterios para denunciar situaciones relacionadas con nuestra organización, como trabajadores y como gente preocupada por la comunicación.

Trabajamos mucho con la comunicación alternativa, somos muy insistentes en la necesidad de construir herramientas de carácter alternativo y de construir prensa propia; creemos que en este mundo donde la comunicación es un instrumento clave de dominación a escala planetaria, para pretender un mundo distinto y construir poderes en un sentido distinto al del enemigo, necesitamos al mismo tiempo construir prensa propia con otro sentido. Para enfrentar la desigualdad, la pobreza, la incapacidad de acceso a una información veraz del conjunto de la sociedad, es necesario aportar a la construcción de instrumentos propios de comunicación.

Esto por supuesto no excluye que una organización como la nuestra tenga entre sus integrantes a los compañeros que trabajan en los medios tradicionales y los defienden, pero a su vez estamos comprometidos con un periodismo superador de una visión corporativa, que es apenas la defensa del puesto de trabajo; queremos la defensa del puesto de trabajo, pero queremos también percibir al periodismo desde una perspectiva de más largo aliento, de un compromiso profesional-ético que deje paso a un compromiso ético-social. Nuestra profesión no puede ser vista como una instancia superadora de la lucha de clases ni del conflicto social; está en la lucha de clases, está en el conflicto social y lo dice una organización como la nuestra surgida en un país capitalista y que tiene entre sus integrantes, entre sus afiliados, a algunos compañeros con visiones distintas acerca de la profesión, del mundo, de la vida.

Desde el respeto por estas diferencias nos paramos, desde ahí construimos, no nos podemos quedar apenas en nuestro país, debemos construir un camino regional, participar en la lucha social, apostar por la necesidad de un crecimiento natural profesional. Creemos que es necesario encontrar los mejores instrumentos, no solamente en materia comunicacional, sino para una lucha con una perspectiva mucho más estratégica. El conocimiento para nosotros es absolutamente claro, pero solo como conocimiento nos parece una cuestión limitante. Nosotros creemos en la necesidad de la teoría para la revolución y que una revolución necesita teoría. Creemos en la teoría y en la práctica. Ese es un proceso bastante complejo, sobre todo en el caso de los periodistas cuyo origen es la clase media, con las características que esta tiene. Debemos entender ese proceso, pero también debemos entender que existen nuevas expresiones del periodismo en los medios alternativos, nuevas condiciones para los trabajadores de prensa.

La mayoría de los trabajadores de prensa hoy en Argentina no están en relación de dependencia con los medios donde trabajan, dado que durante el período neoliberal desaparecieron muchos medios y, a su vez, los medios que fueron quedando achicaron el nivel de sus planteles, por lo tanto nos hemos quedado mucho más reducidos. En nuestro país la carrera de Comunicación Social sigue siendo muy importante, pero cuando la gente sale de la Universidad, pasa lo mismo que en cualquier otra actividad, no hay trabajo. Por esa razón el estudiante salido de la carrera universitaria que quiere hacer coincidir su vocación con la experiencia, muchas veces se ve impulsado a realizar tareas profesionales con una paga muy magra y en otros casos, simplemente sin paga. Este es un problema para nosotros, porque no se puede trabajar gratis y trabajar por muy poco dinero tira a la baja el resto de los salarios de cada uno de los lugares de trabajo.

Esto daría para hablar mucho, habría que agregar incluso el tema de la salud: como organización atendemos la salud de los ocho mil periodistas que nucleamos más toda la familia, es decir, en general, entre los periodistas y la familia, alrededor de 15 mil personas resuelven el tema a partir de la organización. Hay aportes por parte de los trabajadores, hay aportes por ley de las empresas, y después por supuesto está el aporte sindical. Esto significa para nosotros un nivel integral de atención profesional: de la salud, de sus derechos laborales, el social y el político, muy directamente ligado con la
concepción que nosotros tenemos del mundo. Hay organizaciones que se reducen a la salud y a lo laboral, nosotros no creemos que sea esto correcto, pues tenemos una visión sistémica de la atención a los trabajadores. No es sencillo, porque en Argentina muchas veces tratan de colocar exclusivamente en el terreno de la defensa de los derechos laborales a organizaciones como la nuestra. Hemos roto con esta idea, incluso hemos roto con la idea de que la organización es solamente para los periodistas que tienen trabajo en los grandes medios. La organización nuestra es para todos los periodistas y comunicadores sociales, que se sienten y trabajan como tales, sea en los grandes medios o sea en medios de carácter alternativo.

 ¿De qué manera se concibió la participación de la Unión de Trabajadores de la Prensa de Buenos Aires en la Feria?

 Estamos en esta Feria del Libro de La Habana por primera vez, venimos invitados por la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), organización con la que tenemos una extensa relación hace muchos años y que muy generosamente cursó la invitación en su momento. Hemos montado un stand muy relacionado con las preocupaciones de una organización como la nuestra en materia de periodismo; preocupación que no está limitada a una cuestión técnica, profesional, sino que incluye cómo se desarrolla una profesión tan compleja como la del periodista o el comunicador social en una etapa como la actual. Los materiales nuestros buscan dar, precisamente, debates en torno a esta cuestión. Estamos hablando de la comunicación, del tema de la concentración de los medios, del desarrollo tecnológico, de la utilización de los nuevos instrumentos en materia comunicacional, de Internet, de la necesidad de organizarse, de que los periodistas no deben, en la construcción de su organización, limitarse a las cuestiones corporativas, que es necesario entender el mundo donde se vive, el país en que se está y es necesario la vinculación en la actual etapa del neoliberalismo con las distintas organizaciones que representan a los periodistas en toda América Latina.

De hecho, formamos parte de la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP) junto con la UPEC. Un compañero nuestro, Juan Carlos Camaño, la preside. En ese sentido es bastante natural que nosotros estemos en un ámbito como este; digo natural por una relación de mucho tiempo y porque ha sido impactante para todos encontrarnos con lo que ya suponíamos, es decir, con un pueblo que es culto porque es un pueblo libre, según aquella recordada frase de Martí. En estos días en Cuba hemos apreciado claramente la certeza de las advertencias, dicho esto muy afectivamente, acerca de la cantidad de cubanos que se acercan a la Feria, del entusiasmo, de la participación, no solamente en la búsqueda de libros, sino en todo el proceso cultural de la Feria. Esto es realmente impactante, es una demostración del significado de un proceso revolucionario como el de Cuba, pues esta Feria se da hoy en un momento muy particular para Cuba, con Fidel recuperándose y con una presencia importante de muchos colegas y de representaciones culturales de la Argentina, dado que se trata del país invitado de honor.

 Dentro de las actividades organizadas dentro del contexto de la Feria hay un encuentro con la UPEC…

 Sí, ese encuentro es una nueva forma de fraternizar con los colegas cubanos, una nueva forma de decirnos, quizá de otra manera, lo mismo que nos venimos diciéndonos de hace mucho tiempo acerca de un reconocimiento mutuo, de la necesidad de un periodismo mejor en un mundo mejor… ese es el compromiso que adquirimos cada una de las organizaciones periodísticas, particularmente en el marco de la propia FELAP. En mi parecer el ámbito de la Feria es muy oportuno y adecuado para poder confraternizar con nuestros compañeros cubanos y hablar de lo que pasa en nuestra profesión en nuestros respectivos países, de lo que pasa en el mundo, porque no se puede analizar nuestra profesión si no se analiza y no se tiene cabal idea de lo que sucede a nivel mundial, de lo que sucede con la guerra en Internet, declarada aunque no explícitamente, no tradicional, y la brecha tecnológica que implica. En una actividad como la nuestra se ve de manera muy grosera el tema de la imposibilidad de las grandes masas de poder acceder a esa nueva tecnología en desarrollo. Todos estos temas forman parte de la bibliografía que hemos traído.

 ¿Cómo se articula esta imposibilidad de las grandes masas de acceder a las nuevas tecnologías con la visión de Internet como un arma alternativa para contrarrestar la información tradicional?

 Internet es un arma muy poderosa por su capacidad tecnológica, que permite la llegada de la información a la misma velocidad del acontecimiento y por la posibilidad que tiene de acumular datos y conocimientos, por solo hablar de dos cuestiones generales. No estoy tratando de abarcar la totalidad de las virtudes que puede llegar a tener Internet, pero no se puede perder de vista que esta es también una rama donde hasta hoy se evidencia aquello de la brecha tecnológica y cuando hablamos de la brecha tecnológica estamos hablando de la desigualdad.

En Argentina y en el resto del mundo Internet es todavía un proceso muy limitado. En países subdesarrollados capitalistas como Argentina —que somos muchos— no existe una verdadera cultura de masas. En todo caso, la única cultura de masas que existe es la televisión, y la televisión está dominada por uno o dos grandes grupos, que son grandes grupos comunicacionales con un interés integral con respecto a la comunicación y con una ideología determinada. Internet puede ser una alternativa —lo es en algunos casos— porque determinados sectores que están conectados a Internet pueden acceder a otra información, pero sigue siendo todavía un instrumento no del todo masivo, que no permite un nivel de participación mucho más general. Hay mucha gente en Argentina desconocedora de qué es Internet, así como en el mundo hay mucha gente que ni siquiera tiene electricidad. Sin embargo, uno no debe ignorar el proceso de la utilización de Internet y en la medida en que se pueda, corresponder aquella idea de un mundo mejor con la utilización de un instrumento tan poderoso como este en función de esa idea. Evidentemente todavía está muy limitado el conjunto de la sociedad que puede llegar a tener acceso masivo a Internet, pero además el control de esta herramienta es un elemento que no se puede dejar a un lado. En Internet se da un proceso de concentración altísimo, si bien pueden existir el blog, las páginas individuales o las experiencias colectivas, el tema es cuántos acceden a la expresión de esas ideas. Hay muchos proyectos sobre cómo se produce un mundo mejor, el tema es cómo se acumulan fuerzas para construirlo. Me parece que en esa acumulación hoy Internet tiene una influencia bastante acotada, pero eso no significa, insisto, que no sea un instrumento clave para utilizar.

En América Latina ha habido todo un proceso de transformación en el cual desde mi punto de vista la cadena Telesur podría considerarse un paso importante, hablando a partir de su idea de la necesidad de trascender las visones nacionales, hasta qué punto la participación de los periodistas argentinos en Telesur ha sido real, o hasta dónde se ha llegado en esta participación.

Para nosotros Telesur es la experiencia más importante que hemos tenido en estos últimos años del emprendimiento de un medio de comunicación con recursos y con una perspectiva de agenda propia en el terreno social, político, económico y cultural. Desde el primer momento esta nos pareció una iniciativa valiosísima, porque además de todo lo dicho, colocó otra discusión en el medio: la necesidad de la construcción de una comunicación en correspondencia con los intereses de la región y, además, la necesidad de poner en el centro la comunicación pública. Nos parece absolutamente acertada la iniciativa, pero creemos que hay distintos niveles de participación; tanto Cuba como Venezuela han tomado una clara decisión política de intervenir y garantizar en términos económicos, estructurales y de los llamados recursos humanos, para que eso tenga una perspectiva de largo aliento y no sea apenas una experiencia testimonial.

En Argentina se ha conocido su salida pero apenas se ve el noticiero —que está bien trabajado— al mediodía en el canal del estado. La idea de Telesur no ha tenido mucho desarrollo, ha quedado muy limitada en cuanto a su funcionamiento a alguna parte de la gente que trabaja en el canal del estado. Para ser concreto no ha habido una discusión sobre Telesur y tengo la sensación de que, hasta el momento, no ha habido de parte del gobierno argentino una política tan decidida como la que yo mencionaba de parte de estos dos estados. Sé de la preocupación de estos compañeros, los cuales hacen grandes esfuerzos para que Telesur y el noticiero tengan el contenido que deben tener, pero lo veo como una preocupación y un compromiso de un grupo de personas y no como una decisión de una política de estado muy contundente. A mi juicio se ha perdido un poco de tiempo, aunque ello no quita que se pueda recuperar, pero observando Telesur aquí, donde lo puedo ver como programación y no solamente como un noticiero, me parece una pérdida lamentable que nosotros no podamos tener acceso a una programación tan bien ordenada, con los temas centrales puestos arriba de la mesa. Esos temas centrales de Telesur en Argentina no están desarrollados, y sospecho que el tema del nivel de participación puede estar ligado a que a la Argentina ese nivel de planteo de la agenda de Telesur, esa forma de abordar los temas, todavía no ha llegado.

Fuente: La Jiribilla

http://www.lajiribilla.cu/2007/n301_02/301_94.html