Esther dirige con absoluta seguridad una unidad de taxi. Su nivel de concentración con el volante no le impide advertir que el coche azul que va adelante “tiene una rueda ponchada”. Luego de dar aviso al conductor vecino sobre la situación comenta entusiasmada lo que ha salido en el periódico acerca de la reunión entre cubanos y venezolanos. “Fíjese usted –subraya- que no puede ser cualquiera la alternativa para reemplazar a los combustibles actuales. Porque será muy fácil obtener el biodiesel de los cereales, pero los cereales serán necesarios para paliar la hambruna en el mundo. Y, mire, parece que del bagaso de la caña de azúcar se obtendrán buenos resultados”.

Gloria hace girar las fichas de dominó. Sus compañeras de juego atienden su hablar rápido con acento rural de las montañas del centro del territorio cubano. Acá venimos por las tarde, dos veces por semana, y a veces más, nos gusta charlar sobre nuestras cositas. Y la verdad es que aprovechamos bien el tiempo, ahora que nos es más fácil resolver las tareas de la casa y nos queda tiempo libre, que no es como antes cuando trabajábamos desde que nos levantábamos hasta acostarnos, sin parar”.

Adelia es una joven médica y le han asignado recientemente su consultorio en un pequeño valle vecino al Escambray. Cuenta con orgullo que ha crecido vigorosa la planta de “noni”, esa maravilla de la naturaleza que cura una buena diversidad de males. Recorriendo su pequeño huerto de plantas medicinales nos hace saber que son muchos los pobladores que saben utilizarlas en remedio propio.

Teresa Cantero vive en Berazategui. Dice tener mucho temor por la propagación del dengue. Sobre todo, aclara, porque no sabe leer mucho. Lo que tampoco sabe es que forma parte del ejército argentino del millón y medio de mujeres analfabetas.

(*) Periodista. Secretaria de Derechos Humanos de la UTPBA.