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Y es que los estadistas del Viejo Continente no terminan de tocar tierra en aquello de poner en su sitio los intereses del área, que al parecer creen muy ligados a los de Washington, algo que en su fuero interno, y mediante más de una desenfadada acción, desecha la Casa Blanca junto a quienes le respaldan.

A estas alturas habría que preguntarse en qué beneficia a Europa un sempiterno litigio con Cuba a cuenta de darle ciego apoyo a las apetencias oficiales estadounidenses.

La Isla no es una potencia económica, es cierto, pero realiza con los europeos más del 30 por ciento de su comercio exterior y naciones de aquellos lares son inversionistas en la mayor de las Antillas, y casi la mitad del turismo llegado a los polos cubanos de ocio proviene del añejo conglomerado geográfico. Por si fuera poco, la cultura de la ìnsula y buena parte de su composición étnica, tienen sus raíces en esa parte del mundo.

Pero la Unión Europea, ahora con 27 integrantes luego de la incorporación de los renegados del Este, no parece entender las realidades, y desde que en 1996 anduvo de la mano del pro yanqui ex jefe del gobierno español José María Aznar para adoptar una titulada "posición común" hacia La Habana, no sale del círculo de los obsecuentes, a la altura de cualquier Administración de pacotilla que sobrevive de las dádivas y favores del imperio.

El nuevo empeño por seguir aquel rumbo viene ahora de la República Checa, con una trascendente hoja de servicios con cuño de la CIA norteamericana, secundada por Polonia, Eslovaquia, Hungría, Lituania y Eslovenia, solo que ahora la demanda es ir más lejos e instrumentar un cuerpo de sanciones, descrédito y pasos aislacionistas con respecto a Cuba, incluìa una "cláusula secreta" similar a la del titulado Plan Bush contra la Revolución. Algo así como la consagraciòn de "la perfecta sintonía".

De manera que si la "iniciativa" se adopta y promueve, las poses cultas y elegantes de ciertas figuras no podrán esconder ni por un minuto la lamentable figura del cipayo, esta vez de tez pálida y hasta bucles dorados.

Las fuerzas progresistas y la gente de honor en el Viejo Continente no ven con agrado estos niveles de subordinación, y no son pocos los políticos, organizaciones populares y sectores sociales que se preguntan hasta dónde se llegará este arrebato anti cubano.

Para los comunistas alemanes, cuando en Berlín asume la presidencia rotatoria de la UE, no existen diferencias entre los planes europeos y el injerencista Plan Bush, que pretende reformular la sociedad de la mayor de las Antillas a partir de los cánones norteamericanos de dominación.

Sin embargo, del lado de acá los cubanos no pierden el paso. No son tiempos de temores, temblores o preocupaciones por lo que una Europa displicente con relación a la Casa Blanca pueda o no decidir y poner en marcha. Lidiar y vencer arrogantes parece un oficio de los cubanos de la Isla, ya sea en la campiña independentistas o poniendo en marcha los "congeladores" políticos.

Agencia Cubana de Noticias