Ellas son las respectivas esposas de René González y Gerardo Hernández, quienes junto a Ramón Labañino, Fernando González y Antonio Guerrero, están injustamente condenados a largas penas de las que han cumplido màs de ocho años en càrceles de Estados Unidos por luchar contra el terrorismo y que la Administración del presidente George W. Bush se obstina en mantener en encierro.

Washington ha negado repetidamente a Adriana el derecho a visitar a Gerardo en prisión, al igual que no permite hace seis años que Olga vea a su cónyuge.

A falta de pruebas y argumentos legales, la táctica gubernamental ha recurrido a procedimientos leguleyos para dilatar el esclarecimiento de los hechos imputados a Los Cinco —como se les conoce internacionalmente—, quienes se dedicaban a descubrir y alertar de acciones terroristas que en territorio estadounidense se fraguaban contra Cuba y Estados Unidos.

Como en tiempos medievales, durante el largo período de privación de libertad, Olga, Adriana y sus esposos han padecido la soberbia determinación de quien se arroga el poder absoluto de burlar las propias leyes de su país y ejercer la tortura psíquica como fórmula de chantaje, privándolas a ellas del derecho legítimo de la sonrisa, de la mirada, de la palabra cálida del otro.

Para denunciar ese atropello, se levantan millares de voluntades en la campaña internacional Derecho a Visitas a Los Cinco, que exige del gobierno de Estados Unidos que cumpla su obligación de permitir que los familiares, incluidas Olga y Adriana, se entrevisten frecuentemente en la cárcel con quienes aman, pues ningún tribunal ha dictado sentencia de exclusión del amor.

Salanueva afirma que ha sido borrada definitivamente de la lista de posibles visitantes de René, y exige ". entrar a la cárcel donde está mi esposo. Es un derecho de él como prisionero, mío y de sus hijas. Y todavía no tenemos una foto juntos. Hasta eso nos niegan, y pensamos hasta cuándo tendremos que esperar".

Adriana entorna la mirada y sin perder la serenidad recuerda que a Gerardo lo han condenado sin causa real a tres vidas en prisión. Como ella no cede a presiones oficiales para que traicione la voluntad inquebrantable de su esposo de denunciar las acciones terroristas contra su patria, le imponen el castigo de mantenerla alejada de él todo el tiempo.

Por vez primera la pequeña Ivette, de nueve años de edad, pudo visitar a papá Renè en prisión el 30 de diciembre de 2006, en compañía de su hermana Irma, pero tampoco en esa oportunidad le permitieron a Olga viajar a Estados Unidos para reunirse con su amado.

Son historias de amor en tiempo real, desprovistas de ficción, en las cuales todos podemos ser protagonistas de un final feliz.

La Campaña Derecho a Visitas a Los Cinco comenzó el ocho de marzo y concluirá el segundo domingo de mayo, Día de las Madres, y concentrará sus acciones en manifestaciones de protestas frente a las embajadas de Estados Unidos en cada nación solidaria.

Agencia Cubana de Noticias