Hoy la Ruta de la Seda, coincide con lo que podría bien llamarse la Ruta del Petróleo o de los oleoductos y es en aquellos mismos parajes de la antigüedad donde se desencadenan las más temibles ambiciones de las poderosas trasnacionales y de un grupo de gobernantes fanatizados.

Pero hay aún otra ruta más concurrida y probablemente menos conocida por ser invisible y callada, a la que todos llaman el Ciberespacio. En esa ruta se desarrolla desde hace varios años una contienda silenciosa que resulta poco conocida, ya que es ocultada por los grandes medios de prensa.

El término fue inventado por el escritor norteamericano de ciencia ficción William Gibson, y refleja lo que podemos considerar una gran interacción social facilitada por la inmediata comunicación colectiva.

De ahí que ahora sea considerado por los analistas de defensa norteamericanos como un gran campo de batalla para la denominada guerra de información.

Según el profesor Alex P. Schmid: “La guerra de información se asemeja al terrorismo en que es un método que inspira ansiedad en la víctima por la repetición desmedida de acciones desestabilizadoras. Su característica principal es que sus blancos son “generadores de mensajes que les son impuestos por la contrainteligencia de manera intencional”.

Para el experto norteamericano Dr. Ivan Goldberg, “La definición de guerra de información, es negar, explotar, corromper, o destruir los procesos y sistemas informáticos de un adversario”.

Y enfatiza: “Ese tipo de guerra es la sustitución de información precisa y confiable, mediante métodos de engaño o de golpes quirúrgicos a los sistemas enemigos de manera que su más alta dirigencia, se encuentre en desventaja estratégica a la hora de tomar decisiones cruciales. Es una guerra porque todo lo que ponga en peligro los más secretos bancos de datos, o sistemas de redes constituye una grave amenaza para la seguridad nacional de cualquier país”.

Para poder desarrollar la guerra de información moderna es que el Departamento de Defensa de Estados Unidos comenzó este año a organizar el Comando de Operaciones en el Ciberespacio ubicado en la Octava Base de la Fuerza Aérea en Barksdale, Louisiana, según anuncio hace poco el Secretario de esa arma, Michael Wynne.

La nueva rama militar que estará dirigida por el general Robert Elder se ocupará del espionaje en toda la red y de ensayos de "bombas electrónicas" que inhabiliten los sistemas de redes cuando se requiera desarrollar una ciberguerra.

Este tipo de operaciones militares en el espectro electrónico son ilegales, ya que por el mismo pasan la totalidad de las comunicaciones de la humanidad.

Lani Kass, actual directora de este contingente militar manifestaba:"Estamos ya ante una guerra en el Ciberespacio. Nuestros enemigos están usando con mínimos conocimientos las herramientas tecnológicas de las redes y lo hacen a muy bajo costo para poder atacar asimétricamente instalaciones vitales".

James Petras, especialista de la Universidad de Binghamton en Nueva York, señaló que “con ese anuncio se inaugura por primera vez una policía cibernética. Lo que indica es que van a tener al sistema de contrainteligencia norteamericana monitoreando todas las comunicaciones civiles".

Añadió que: "como se han dado cuenta de la importancia de la prensa alternativa denunciando las mentiras del gobierno, han tomado la decisión de penetrar y sabotear a todos aquellos que sean los más críticos en el Ciberespacio".

El New York Times informó en diciembre de 2005 que el Pentágono mantenía aún unos mil 200 soldados de las Unidades de Operaciones Psicológicas, que redactan noticias falsas y luego las colocan en la prensa digital de otros países para desinformar.

El Pentágono le asignó a esta agrupación la orden de contraatacar cualquier dato en Internet que la Casa Blanca considere hostil. “Esa tropa está activada las veinticuatro horas del día”, dijo a la AP, Dorrance Smith, asistente del Secretario de Defensa para las Relaciones Públicas.

Otra cuestión que ha pasado prácticamente inadvertida para el pueblo norteamericano en esta escalada represiva interna es que en Junio 22 del 2006 el Congreso modificó el Acta de Insurrección, la que ahora permite que el presidente pueda utilizar a las fuerzas armadas para operaciones contrainsurgentes y de orden interior dentro de los EE.UU.

En el siglo XIX nos llegaron las obras de ciencia ficción de Julio Verne, donde se utilizaban los últimos descubrimientos científicos de entonces para desarrollar un maravilloso mundo imaginario. Lo sorprendente de esto radicaba en su admirable capacidad, no de inventar, sino de anticipar con relativa exactitud, el futuro tecnológico de la humanidad.

El se adelantó a su tiempo situando el cohete espacial de su Viaje a La Luna en Cabo Cañaveral, desde donde hoy realmente lanzan naves al espacio. Además, en su obra La Isla con Hélice, habla de un sistema de cables de información global y telefotos, que transmitía imágenes y sonidos, tal y como ocurre en la actualidad con la televisión y las computadoras.

Pero lo cierto es que ni Verne, ni el pueblo estadounidense pudieron anticipar la rápida evolución en los sistemas de vigilancia que viene implementando subrepticiamente el gobierno norteamericano, la cual no se manifiesta solamente en el campo de los armamentos y las nuevas tecnologías, sino también en el desarrollo casi imperceptible de una infraestructura represiva interna que les permite desatar esta guerra sucia en la Ruta Silenciosa.

# Agencia Prensa Latina (Cuba)