Debido a la insuficiente oferta nacional de gas natural y al aumento en la demanda del insumo, durante el ejercicio fiscal 2007 se otorgará la exención del pago del derecho de trámite aduanero que se cause por la importación del energético.

Este estímulo fiscal se adhiere a la lista de aranceles que prácticamente han desaparecido para fomentar el mercado interno a partir de la participación de la inversión extranjera.

No obstante que México goza de un potencial equivalente al de países como Bolivia, poseedor de la segunda reserva gasífera más importante de América Latina, todavía es imperante la importación de gas natural.

Así lo observó Luis Ramírez Corzo, director de Petróleos Mexicanos en el sexenio pasado, durante la firma del Acuerdo para el Desarrollo Sustentable de la Cuenca de Burgos, en febrero de 2005: “Resulta paradójico que México cuente con un gran potencial y al mismo tiempo sea importador de ese hidrocarburo”.

Aunque en enero pasado Pemex alcanzó un máximo histórico en la producción del energético de 5 mil 736 millones de pies cúbicos diarios (mpcd) es decir 13 por ciento más de acuerdo con lo registrado en el mismo mes del año anterior, y exportó 124 millones diarios, las importaciones, lejos de reducirse, aumentaron.

Según los Indicadores Petroleros, Pemex compró un promedio de 376 mil mpcd durante el primer mes del 2007, cuando en diciembre importó 348 millones y un mes antes 317 millones.

La Secretaría de Energía (Sener), en Prospectiva de Gas Natural 2006-2015, que incluye las expectativas de crecimiento del hidrocarburo en los siguientes diez años, estima que durante ese período la demanda nacional de gas natural experimentará un crecimiento promedio anual de 4 por ciento, al pasar de los 5 mil 900 mpcd en 2005 a los 8 mil 660 mpcd en 2015.

Mientras “la oferta nacional ascenderá a un ritmo de 3 por ciento en el mismo período, de tal manera que se llegará a una producción de 6 mil 640 mpcd en el último año”.

Víctor Rodríguez Padilla, doctor en economía de la energía, enumera que la subordinación a las importaciones se debe a dos factores: “La falta de inversión pública, ya sea Pidiregas o directa, que le da más prioridad al crudo que al gas. No tenemos prospectos de gas porque Pemex no se ha dedicado a buscar el hidrocarburo de manera minuciosa; además, las exploraciones dependen también de la suerte. Por todo ello México no es autosuficiente y tampoco un exportador pequeño o mediano”.

El informe Prospectiva de Gas Natural 2006-2015, señala que “la zona Noroeste de México está aislada de un posible abastecimiento de gas de origen nacional”.

Durante el 2005 –revela la Sener– Estados Unidos exportó a México 906 millones de pies cúbicos diarios, cuando de nuestro país importó 24 mpcd”.

Fabio Barbosa, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, advierte: “Es riesgoso depender de las importaciones de Estados Unidos porque ellos también son productores deficitarios, y vivir a cuenta de un proveedor inestable no es una medida correcta”

Frente al déficit del combustible, la insuficiente exploración y producción, los elevados precios internacionales y el fracaso de los Contratos de Servicios Múltiples, la viabilidad de hacer del gas natural una industria independiente y rentable es remota.

Potencial desaprovechado

De acuerdo con Fabio Barbosa, experto en reservas energéticas: “El potencial para explotar gas natural, tan sólo en el Golfo de México, es superior al boliviano. En el Golfo de México solamente Pemex ha perforado un pozo en tiempos de Echeverría. Todo ese potencial petrolero en el mar no se ha tocado.

La Sener asegura que las reservas totales de gas natural hasta el 2006 alcanzaron los 62 mil millones de pies cúbicos, que han ido fluctuando a la baja desde 1999.

Con todo, Barbosa subraya: “Tenemos recursos gaseros a los que no se les ha extraído ni un solo pie cúbico cuando fueron descubiertos hace décadas, como la cuenca Guerrero Negro y una cuenca en el Mar de Cortés”.

El investigador explica que “hay un despilfarro de los ingresos de Pemex que se va a gasto corriente y en programas asistencialistas. Se gasta de manera errónea y no se invierte en primer lugar en la propia industria”.

Al respecto, Víctor Rodríguez Padilla, ex asesor para el Senado en asuntos energéticos, puntualiza: “El problema es que en México no hay suficiente exploración en gas natural, somos deficitarios e importamos gas porque la política energética va hacia un consumo muy alto que al mismo tiempo no se ha acompañado por una estrategia de desarrollo de yacimientos del combustible en el país.

“Eso se puede lograr con un acuerdo entre el Ejecutivo y el Congreso para asignar recursos a esa actividad o la creación de una empresa filial de Pemex que esté dedicada a objetivos de rentabilidad, operativos y de planeación totalmente alineados al gas natural, que no considere los hidrocarburos por la preferencia que tiene la rentabilidad del crudo respecto al energético”, agrega.

Si bien las importaciones representan un porcentaje mínimo respecto a los niveles de producción alcanzados por Pemex, el especialista afirma que: “Aunque hay un aumento de gas, todavía se necesita ir más allá con la inversión para ser autosuficientes.

“Debe ser parte de un proyecto integral porque cuando hablamos de detonar el potencial petrolero, desarrollar la petroquímica, y usarla de manera racional, para el desarrollo del país, y si esa intención no existe y quieren seguir produciendo hidrocarburos como esquiroles de la OPEP para abatir precios en el mercado internacional, entonces se está sacrificando el patrimonio nacional en aras de complacer a la potencia imperial del norte”.

Alineación y riesgo

El precio del gas natural se ubicó en un nivel 7.60 dólares por millones de unidades térmicas Británicas (mmbtu, por sus siglas en inglés) en el año 2005, en comparación con un precio de 4 mil 505 dólares por mmbtu entre los años 2001 y 2004.

En México el costo del hidrocarburo se alínea a los importes del sur de Texas, específicamente a la compañía Henry Hobbs, que es “el indicador internacional”, califica Víctor Rodríguez Padilla, quien define:

“Ese precio es alto y volátil por los problemas de oferta y demanda estacional y la falta de capacidad de los ductos y los picos de demanda, y tiende a ser gravoso porque toma como referencia a yacimientos en cuencas maduras de Canadá y Estados Unidos. Los costos de producción son altos por el agotamiento de la geología cuando en México no tenemos esos problemas de estacionalidad ni madurez en cuencas”.

Para Fabio Barbosa, “Pemex coloca sus precios con el mercado gasero más difícil y caro. Si tenemos gas en el subsuelo, lo correcto es adecuarnos a las circunstancias nacionales para evitar la pérdida de empleo y el cierre de empresas.

“Se trata de sectores preocupados por la preservación del aparato productivo mexicano, de industrias intensivas en consumo de gas natural, como la siderúrgica, la cementera y la cerámica, que requieren de un cambio de política”.

El investigador declara: “Es necesario establecer un precio que considere que somos un país importante productor de gas natural, que está creciendo el consumo y la demanda, pues Pemex debe servir a los intereses nacionales y ofrecer el gas natural del subsuelo mexicano a un precio que tome en cuenta el costo de producción, las utilidades de la empresa y permita subsistir a nuestras industrias consumidoras”.

En el artículo La crisis del precio del gas natural en México, publicado en el 2001 por el Instituto de Investigaciones Económicas, Rodríguez Padilla apunta: “El gobierno no quiere cambiar la política de precios porque obtiene un elevado ingreso fiscal. Cambiarla significaría compartir parte de la renta gasera con los industriales y otros consumidores, lo que se traduciría en menores recursos para el gasto social”.

En entrevista con Fortuna, Rodríguez Padilla indica que los precios del energético “pese a maximizar la renta para el país, obstaculizan una política industrial basada en el consumo de gas natural. Actualmente se está cabildeando en el Congreso una iniciativa para que parte de la renta gasera se distribuya directamente a ciertos sectores industriales a través de precios más bajos, aunque, como en el sexenio pasado, la mejor política industrial es no tenerla, es posible que no se apoye a la industria con precios subvencionados.

“Los industriales piden una reducción de precios, pero para ello es necesario que se distribuya la renta petrolera a través de un programa de subsidios para la industria, incentivos económicos o alianzas entre el sector público y privado, aunque para Hacienda le implique sacrificar parte del ingreso fiscal porque más que interesarle el desarrollo industrial, busca mantener los equilibrios macroeconómicos”.

El académico prevé que continuará esta dinámica de precios: “El precio del gas no va a variar porque todos los productores toman el costo de oportunidad de Henry Hobbs y a ese precio se va a vender. El gobierno debe tomar en cuenta que a largo plazo es un precio alto y que seguirá siendo todavía más alto”.

Devastación a la paraestatal

Los Contratos de Servicios Múltiples (CSM) son estipulaciones de obra pública financiada sobre la base de precios unitarios, que agrupan servicios contratados por Pemex Exploración y Producción. Cuando en 2004 la paraestatal arrancó los primeros cinco contratos de obra pública, aseveraba que “permitirían disminuir las importaciones de gas natural, de abril a diciembre México dejará de comprar gas por un valor de 110 millones de dólares.

“En 2003, nuestro país destinó alrededor de dos mil millones de dólares anuales por concepto de importaciones de gas natural, cifra equivalente al 35 por ciento del déficit de la balanza comercial del país.

Frente a este escenario, Pemex plantea el impulso de proyectos del combustible, en virtud de que México es un país con gran potencial de hidrocarburos. Por ello, es mejor aprovecharlos y dejar de destinar recursos financieros para su importación”.

El doctor en economía energética, Rodríguez Padilla opina: “Han sido un fracaso. No han reportado la producción que se esperaba, de cualquier manera los contratos de servicios múltiples no iban a resolver el problema de las importaciones, no íbamos a ser exportadores. Las inversiones a las que se ha referido Pemex son montos del contrato, no las inversiones comprometidas. De tal manera que la inversión es muy inferior con respecto a lo que está haciendo la empresa, no llega ni al 20 por ciento.

“De hecho los contratos de servicios múltiples están impugnados en los tribunales, precisamente porque hay un pago asociado a los ingresos que genera la venta de producción, lo que está prohibido por el artículo 6 de la ley reglamentaria del artículo 27”, explica.

En abril de 2004, la Unión Nacional de Trabajadores de Confianza de la Industria Petrolera (UNTCIP) interpuso una demanda en representación de 3 mil empleados de la paraestatal para la nulidad de los CSM, asesorados por el doctor Ignacio Burgoa Orihuela.

El organismo refutaba que “México es presionado para entregar sus hidrocarburos, la misma presión ha ido en aumento durante los últimos sexenios llegando al actual en forma escandalosa, pues no se cuidan las formas y la explotación irracional es de tal forma que se está transgrediendo el interés nacional. Durante el 2001, grupos de profesionistas empiezan a descubrir situaciones que hacen pensar que hay un plan para crear las condiciones que permitan entregar la riqueza petrolera de la nación al usufructo de compañías trasnacionales”.

Para la UNTCIP las desventajas de los CSM van desde la explotación irracional de hidrocarburos, el despido masivo de investigadores y trabajadores de puestos secundarios, la segregación de compañías mexicanas en las licitaciones, la pérdida de información histórica del control geológico, geofísico y de yacimientos , la firma de contratos con duración de 20 años –tiempo de vida de los yacimientos– y la extracción de la mayor cantidad de gas y crudo en el menor tiempo para exportarlo sin un valor agregado.

Mario Galicia Yépez, presidente de la Comisión de Asuntos Laborales de la UNTCIP, declara que “son anticonstitucionales y totalmente lesivos. No solamente se paga el servicio. Los contratados piden, y así lo estipula el contrato, un porcentaje de utilidades de lo que pueda producirse en los pozos de gas natural. Lo que es una violación al artículo 27 constitucional”.

El arquitecto se refiere al caso de la Cuenca Burgos, cuyo contrato para el primer bloque fue adjudicado a Repsol sin una licitación previa: “Esas compañías deberían estar sujetas a las directrices y a la reglamentación de Pemex, ellos imponen su criterio y es a la inversa, los pocos trabajadores que hay de la paraestatal.

“Las concesiones son por 20 años. En ninguna parte del mundo se hace eso y todavía algunas cláusulas dicen que si no encuentran el resultado esperado, Pemex los tendrá que indemnizar porque no encontraron esos resultados”, reclama.

Describe que en la Cuenca de Burgos trabajadores técnicos han sido despedidos porque las compañías contratadas incluyen en su servicio tecnología, ingeniería y personal de apoyo, y materiales; por lo que desplazan no solamente a trabajadores de la industria petrolera, sino a la gente que brindaba servicios a Pemex.

Galicia, denuncia: “En las plataformas de perforación, los empleados con más de 20 años de experiencia que fueron despedidos están siendo contratados por las compañías trasnacionales sin ninguna prestación y con salarios miserables. Entonces los Contratos de Servicios Múltiples están destruyendo la industria, y no sólo tiene esa connotación sino la privatización en pleno y la entrega a los capitales extranjeros.

“Quieren convertir a Pemex en una empresa administradora de contratos. Han eliminado el 95 por ciento de la ingeniería que se hacía y han afectado también a los institutos de investigación como lo era el Instituto Mexicano del Petróleo. Están buscando la forma de justificar que en México no hay personal técnico ni capacitado para desarrollar ese tipo de trabajos”.

También denuncia: “Es un engaño, Pemex tiene capital suficiente para no solicitar préstamos, para invertir, pero el 70 por ciento de las utilidades de la empresa se van a Hacienda. Ninguna empresa en el mundo paga más del 36 por ciento de impuestos y a Pemex le cobran el 106 por ciento”.

Expresa que hay instalaciones petroquímicas que trabajan entre el 60 y el 80 por ciento de su capacidad: “Las cadenas productivas las han destrozado y no hay ingresos. Con las utilidades que resulten de poner a trabajar a las plantas al ciento por ciento, se puede reactivar la industria petrolera. En las plataformas marinas se está quemando el gas y bien podría entubarse e inyectarse en los pozos para que continuara la producción de crudo, y no lo hacen porque contratan con extranjeros plantas de nitrógeno por 20 años”.

Revista Fortuna Año IV No. 50 Marzo 2007

Tecnología demandante

La oferta nacional del energético no es suficiente para satisfacer el volumen consumido por el sector eléctrico en la adopción de tecnología de ciclo combinado que utiliza gas para generar energía eléctrica, medida que organismos como el Banco Mundial proponen ante los problemas de financiamiento de otras tecnologías.

“En la última década el sector eléctrico exhibió el crecimiento más dinámico para una parte del consumo en el balance nacional del hidrocarburo, presentando una tasa media de crecimiento anual de 13 por ciento entre 1995 y 2005, pasando así de 589 a 2 mil 14 mpcd”, arroja el estudio Prospectiva de Gas Natural 2006- 2015.

Conforme con la Secretaría de Energía, el sector que mantendrá el mayor auge del mercado en gas natural, en términos de demanda, será el eléctrico, cuyo volumen crecerá hasta en mil 800 mpcd.

Gracias a la apertura de la generación de electricidad a la inversión privada y las ventajas en eficiencia, costos, e impacto ambiental en relación con el combustóleo y el carbón, la adopción de la tecnología del ciclo combinado fue factible.