El 16, en el sepelio de siete milicianos caídos durante el bombardeo a los aeropuertos cubanos del día 15, el Comandante en Jefe Fidel Castro definiría como socialismo el radical proceso de cambios socio-económicos emprendido en la Isla a partir del triunfo popular de enero de 1959.

Muchos factores intervinieron en la histórica victoria alcanzada en las jornadas siguientes por las armas cubanas en apenas 66 horas, algunos comenzaron a gestarse mucho antes, pero sin duda que allí, frente a los cadáveres insepultos de las víctimas, Fidel lanzó la primera descarga contra los invasores.

La declaración de ese día es fruto del sentido estratégico del Líder de la Revolución, quien comprendió, en aquellas dramáticas circunstancias, que el momento político para hacerlo era ese, con lo cual demostró, una vez más, su infinita confianza en el pueblo.

De ese modo nadie se llamaría a engaño al empuñar las armas, al identificar la obra iniciada antes como el único camino para hacer verdaderamente libre a los cubanos, el que unía en un solo propósito los anhelos de independencia y soberanía con la liberación nacional y la emancipación social.

Han transcurrido desde entonces 46 años y el socialismo sembró raíces capaces de resistir el brutal cerco imperialista, ahora recrudecido por la administración Bush: enfrentó los sostenidos intentos de aislar al país en la arena internacional, venció las severas dificultades provocadas por la desaparición de la Unión Soviética y el campo socialista y pagó el obligado costo del aprendizaje en la construcción de una sociedad nueva en circunstancias tan complejas.

Haber resistido durante casi medio siglo tal combinación de factores y comenzar con serenidad, optimismo y confianza el proceso de recuperación habiendo preservado las conquistas populares fundamentales, constituye demostración inobjetable de la sabiduría política de la dirección histórica del país, la madurez alcanzada por el Partido Comunista de Cuba, nacido precisamente aquel 16 de abril de 1961, y la voluntad popular de construir el socialismo.

La Batalla de Ideas que protagonizan los revolucionarios cubanos es la batalla por el socialismo, y lo hacen persuadidos de que deben superar enormes escollos, los propios y los interpuestos por un enemigo que no ha aprendido la lección de Girón, incapacitado para explicarse el significado de la hazaña del pueblo cubano en los días actuales.

El propósito ahora de quienes levantaron hace 46 años los fúsiles para saludar la histórica declaración y de sus continuadores, apunta a mantenerse unidos firmemente para ganar la batalla por la cultura general integral, desarrollar la economía, batir resueltamente vicios y defectos; y mantenerse vigilantes frente al imperio, como elementos claves para hacer irreversible el socialismo.

Agencia Cubana de Noticias