Era el "destino manifiesto" que desde hace unos dos años le marcó y procuró la administración Bush, cuando a instancias de las denuncias cubanas y las protestas universales, debió apresarlo luego de cerca de ocho semanas de permanencia ilegal, pero totalmente pública, en Estados Unidos.

Desde entonces, la Casa Blanca no ha hecho otra cosa que abrir brechas para acomodarle, acunarle y propiciarle una vida placentera y de manos libres.

Con todos los elementos documentales en la mano, e incluso con referencias de entidades oficiales norteamericanas en torno al carácter criminal de semejante personaje, el equipo de George W. Bush se las ingenió para armar un simple juicio por problemas migratorios, al cual se añadió más tarde el procesamiento por mentir en los formularios de entrada al país, pero jamás puso el dedo en la llaga y le inculpó como terrorista.

El controvertido camino no podía conducir a otro final que el "anunciado". A pesar del conocido expediente de Posada, pero sin argumentaciones institucionales para asumir otra conducta, una jueza de El Paso accedió al pago de una fianza de 350 mil dólares, que puso en libertad condicional al asesino hasta el 11 de mayo, cuando se supone acuda a juicio únicamente para decir por qué aparecen errores en su solicitud de permanencia en EE.UU.

Desde luego, acciones tan deleznables y carentes de honor y ética no sorprenden en un gobierno como el que encabeza W. Bush. Al fin y al cabo, Luis Posada fue un fiel soldado de su padre cuando este fungía como director de la CIA, y mantenerle la boca cerrada sobre tan oscura historia bien vale un escándalo.

Por otra parte, la decisión encaja sin mayores fisuras en la
filosofía que sobre el terrorismo ha tejido la Casa Blanca, y en ese sentido, el matador de Barbados milita entre los "terroristas buenos" que lidera el propio ocupante de la Oficina Oval.
La indignación dentro y fuera de Cuba es proverbial, y si en algo contribuye este sucio episodio, es justamente a colocar en la picota pública el carácter falaz de la actual administración aposentada en Washington, mafia pura en el timón de la gran potencia del Norte. (AIN)
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Agencia Cubana de Noticias