Sandino-Bolívar será el nombre de la estratégica instalación, un paso clave en la independencia energética de Nicaragua, que hoy depende de la planta que una trasnacional estadounidense opera al sur de Managua.

La refinería forma parte de los proyectos de cooperación anunciados en enero por los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y Nicaragua, Daniel Ortega, poco después de que el líder sandinista volviera a la presidencia.

Se trata de una noticia de notable impacto para ambos países, pero también para el nuevo camino integrador que sigue abriéndose paso al calor de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), que hoy integra oficialmente a Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua, pero también vincula a decenas de naciones del continente.

La inclusión de Nicaragua como miembro pleno del bloque integrador ocurrió en momentos en que el Ecuador de Rafael Correa, apostaba asimismo por un cambio, que le acerca a los esfuerzos de cooperación que distingue a países latinoamericanos y caribeños, conectados por diversas formas y propósitos al ALBA.

Este proyecto ya realidad, tiene en el 2007 un año de expansión y reforzamiento, en la medida en que los nuevos liderazgos surgidos, o ratificados en las urnas, profundizan el proceso de transformación continental mediante la unidad y la solidaridad.

Inspirada en las ideas del Libertador Simón Bolívar, el ALBA se convirtió en acuerdo y guía para las relaciones entre Venezuela y Cuba el 14 de diciembre del 2004, cuando los presidentes Hugo Chávez y Fidel Castro lo suscribieron en La Habana, en ocasión del décimo aniversario de la primera visita del líder bolivariano a la capital cubana.

Aquella histórica reunión marcaba el funeral del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), la oferta neocolonial de Washington que hizo aguas en medio de protestas populares y la Alternativa Bolivariana que le cerró el camino.

Eran días de luchas populares en Bolivia, que resultó el tercer país en integrarse al bloque en abril del 2006, con la presencia de Evo, Chávez junto a Fidel, también en La Habana.

Apenas tres años es poco tiempo para hacer realidad los anhelos y propósitos del ALBA, pero hay hechos que validan su justeza y viabilidad.

El 28 de octubre del 2005 Caracas anunciaba la alfabetización de un millón 519 555 iletrados, de ellos 76 369 indígenas, con la utilización del método pedagógico cubano Yo sí puedo y la movilización de miles de facilitadores nacionales.

Bajo el mismo espíritu humanista y de cooperación, más de 17 millones de venezolanos reciben atención médica gratuita en la Misión Barrio Adentro, en la que participan miles de galenos y cooperantes de la Isla.

No se trata solo de ofrecer asistencia médica, sino también de formar a los profesionales de la Patria de Bolívar que darán sustento a los planes gubernamentales por llevar una salud de excelencia a todos los sectores del país.

Los nexos bilaterales marcan la pauta del nuevo mecanismo integrador, que abarca la complementación económica en prácticamente todas las ramas, incluido el transporte, construcción, energía, finanzas, comunicaciones, agricultura, tecnología, etc.

En Bolivia el ALBA también es sinónimo de vida. Con la asistencia de Cuba más de una veintena de hospitales resultaron rehabilitados y el servicio de salud llegó a unos tres millones de pacientes. En la actualidad cinco mil jóvenes de esa nacionalidad estudian en la ínsula, en su mayoría la carrera de Medicina, y otros viajaron a Venezuela para similares fines.

La Campaña de Alfabetización que se desarrolla en ese territorio desde marzo del 2006 permitirá enseñar a leer y a escribir, con la ayuda de asesores de la Isla, a alrededor de 1,2 millones de bolivianos en 30 meses.

Uno de los programas sociales de mayor humanismo lo constituye la Operación Milagro, que funciona desde Nicaragua en Centroamérica, hasta Ecuador, Paraguay, Venezuela, Bolivia y otras muchas naciones del Caribe, con impacto sobre todo en los sectores poblacionales más necesitados y menos favorecidos.

En Bolivia, más de 51 mil de sus habitantes recobraron la visión desde noviembre del 2005, la mayoría aquejados de catarata, en 11 centros oftalmológicos adonde acudieron también miles de enfermos de naciones fronterizas.

Uno de los objetivos más importantes del ALBA es, precisamente, la integración energética, que se concreta con la instalación de grupos electrógenos en Nicaragua, la revitalización de la refinería de Cienfuegos en Cuba o la creación de empresas regionales como Petroandina, Petrocaribe y Petrosur y el llamado Gran Gasoducto del Sur.

Son esfuerzos diversos de un ideal común, que por estos días dio otro paso en sentido integrador con la celebración de la Cumbre Energética Sudamericana en Caracas, devenida motor impulsor de un ALBA, que amplia así su horizonte.

Agencia Cubana de Noticias