Nuestra preocupación es de múltiple y compleja dimensión cuando pensamos sobre la afectación integral que en el mediano y largo plazo ocasionarían los Proyectos de Puertos y Represas Multipropósito alrededor de la SNSM, Corazón del Mundo y Madre de nuestros pueblos. Esta situación hace imperioso el cuarto de hora para escribir en el espacio colectivo del pensamiento y el espíritu humano, que intuya allí una operación de alta cirugía pedagógica cuyo efecto, produzca el antídoto para enmendar errores de interpretación y comprensión al contexto de nuestro posicionamiento frente a proyectos en proceso y espectros afines que acechan.

Se entiende que nuestro pensamiento cultural no contempla manejo de criterios de “oposición” ni acepta el uso al concepto de ser la parte “contra” del proyecto y sus fines, desaciertos éstos que más se difunde y engolosina el ambiente especulativo del entorno regional.

Para entrar en materia, sabemos que al observar un río vemos que por lógica natural tiene dos orillas que lo determinan como tal; quizás, un derecha y una izquierda; no obstante, pensamos que las dos orillas no están en oposición ni en contra entre sí, aunque conserven distancia y dirección espacial; pues en contexto tan solo evidencian la razón de ser del caudal individual presente enel tiempo, cuya bondad en corriente atrae la generosidad atractiva de la travesía y las travesuras razonadas del otro individuo para su beneficio y usufructo.

Entonces al identificar con precisión las dos orillas del río y ver que el ámbito del caudal es una arteria de vital importancia en la subsistencia natural, sencillamente refleja el más elemental ejercicio de razonamiento humano en una realidad lógica con límites indiscutibles y punto.

Si en un extremado caso ocurre que la ignorancia humana o la ceguera intelectual, no permite distinguir con claridad las dos orillas ni el caudal del río, entonces sí estaríamos en riesgo de caer al otro río de la estupidez y la miopía sin fronteras.

El ejemplo hídrico que induce la enseñanza del río imaginario permitirá, seguramente, entender mejor el asunto Multipropósito y sus afines, que por cierto huele más a conflictos de pensamiento y conceptos que el propio desacuerdo físico planteado en escena pública.

Aunque en la otra orilla de la estupidez social parezca, exóticos argumentos culturales rebuscados de los indios, aunque digan que lo nuestro todo se reduce en una simple apetencia caprichosa de los indios por hacer gala del Status Constitucional alcanzado, no obstante, el universo del pensamiento cultural de la Sierra Nevada teme, y no puede pasar de agache a las funestas consecuencias que en el corto y largo plazo ocasionaría el efecto de una nueva “cultura” que en Colombia se mueve con el cuento de “yo no sabía”, “yo no estuve en ese momento”, “yo no conozco, yo no sé nada de eso”, “yo estaba atrás y no supe qué pasó” y no sé qué más etc., en razón que nuestros principios no son parte ni pueden ser cómplice que esa “nueva ola ideológica” sea sembrada en la Sierra Nevada como argumento facilista para evadir responsabilidades y justificar con elegancia oficial que los acuerdos formales alcanzados, que los actos administrativos establecidos y todo espacio construido bajo un prolongado y extenuante proceso con las Organizaciones Indígenas de la SNSM son tristes cadáveres espaciales del pasado. En esa estamos señores.

¿Adónde queda entonces el peso jurídico de las Sentencias que han fallado las Cortes? ¿Adónde queda entonces el peso jurídico de los Conceptos Técnicos que Instituciones del estado han argumentado?

Para conducir la idea observemos unas que otras evidencias de secuencia histórica. Se tiene claro que en el fondo del problema chocan dos formas de concebir el mundo y el Universo; que cada forma de concepción obliga un modelo explícito de desarrollo particular, por ende, sólo el desarrollo empírico del portento humano no es el modelo infalible, si no que impone a nuestra parte, mantener y conservar la otra dimensión de la dignidad humana con la naturaleza y el hombre consigo mismo; es una categórica manifestación a que el sistema de desarrollo propio de nuestros pueblos es de naturaleza “sui generis”; no está en la misma orilla de la doctrina desarrollista.

En la filosofía y estrategias de la doctrina desarrollista se esgrime la soberbia y la prepotencia arrogante del hombre a través del dinero y el capital, espectro con el cual la humanidad actual olvidó que nuestro planeta es una nave de todos, que es nuestra gran casa, donde todos somos tripulantes de esa navegación natural, no somos pasajeros, somos tripulantes obligados a conducir y orientar el horizonte de esta nave universal. Empero, la prepotencia del pensamiento desarrollista solamente mira hacia arriba, sólo mira hacia la majestad económica de lo infinito; la sabiduría científica olvidó que la moneda que tira al espacio siempre cae a tierra, y para colmo, convierte el infinito de sus océanos en la cloaca indolente de sus desechos.

En consecuencia, para nadie es ya un secreto que la depredadora consecuencia del afán económico reproduce complejos conflictos de teoría y acciones, confronta los errores particulares como medio de señalar culpables, y hábilmente manosear el concepto en transición y afirmar que los indígenas ya no les interesa tanto conservar su cultura sino, que todo indígena se mueve es alrededor de la plata. Pues, tampoco se puede esconder que el dinero es la invención humana que igual que el sol, con los mismos rayos solares que calienta y abriga la vida, con esos mismos rayos también seca y quema la existencia vital, y cuando en esto pensamos, nos miran en un perfecto estado de subdesarrollo social en nuestros pueblos.

En tal sentido pensamos, que hasta la más terca miopía humana ya sabe que los parámetros culturales no son conceptos ni evidencias negociables, no tienen valor económico, no están sujetos a ello, no poseen la eventualidad del signo peso ($), entonces por qué confundir con torpeza los defectos, las debilidades, las terquedades individuales, o los desaciertos organizativos o institucionales con aspectos efímeros de otra orilla, en abierto desconocimiento a los fundamentos que sustentan nuestra razón de ser pueblos originales de esta tierra milenaria.

En 1997 los pueblos indígenas de la Sierra Nevada, a través de su Organización Gonawindúa Tayrona, luego de un largo proceso de álgidas discusiones llegamos a un no propositivo a las pretensiones de PRODECO, que se constituye así desde ese entonces en la otra orilla definitiva del ayer reciente, y cómo es que a la vuelta de un par de años hacia acá, nos metan otra vez a otro circo de discusiones sin precedente, en una descarada ignorancia a la lógica de un acuerdo tangible establecido en ese año, entonces cabe la pregunta, ¿quién es el que rompe, embolata y enreda el respeto a los acuerdos que se definen?

Igualmente resulta difícil entender, cómo en pleno ejercicio de la democracia colombiana que consagra la doctrina constitucional de 1991, aún se desconozca que en la Zona Norte de la SNSM, en Jurisdicción de los Departamentos del Magdalena y La Guajira, funciona la Organización Gonawindúa Tayrona, que por decisión de sus Mamo fue constituida material y formalmente en enero de 1987, que opera en propiedad como institución indígena, se ignore que el Cabildo Gobernador es la figura representativa, que es el conducto regular en la interlocución y concertación con las instancias del orden externo.

¿A dónde quedó la ponencia de Ramón Gil Barros ante el mundo realizada en Milán-Italia en 1989? ¿A dónde quedó el mensaje que Alan Ereira en 1987 emitió al mundo a través de la película “DESDE EL CORAZÓN DEL MUNDO”?

Es insólito aceptar que aún se ignore el carácter real de Gonawindúa como tal, y que a sus instancias legítimas se confundan con otros niveles de funciones específicamente internas.

Cómo se puede entender que el espacio conformado por las cuatro Organizaciones Indígenas de la Sierra conocido como CTC que, inspirado bajo el Concepto Original de Unidad, en 1999 fue materialmente divulgado, y pensado como espacio legítimo en la pertinencia de concertación en los asuntos políticos generales que afectan la integridad ancestral de la SNSM, pero que todavía parezca inexistente para propios y extraños. ¿En qué mundo andamos?

En razón que la angustia de la complejidad social y cultural no tiene color, es profundamente ilustrativo pensar con todo respeto, que si un Proyecto de Puertos prevé tantas hazañas sociales, entonces por qué, por ejemplo, el puerto de Buenaventura, principal puerto del Valle del Cauca y del País, considerada como la puerta grande del progreso y del desarrollo en el gran concierto del litoral pacífico, que durante décadas opera por el mejoramiento de la calidad de vida de la población, de campesinos, indígenas y afrodescendientes; y si la multibondad del proyecto es así, por qué ahora la situación del Carmen del Darién chocoano conmueve a propios y extraños; por qué espanta ahora ese panorama tan triste, tan desolador de hambre y miseria en un escenario de alta vulnerabilidad en Colombia, que tan sólo hoy pellizca hasta la más terca entrañas de la opinión pública.

Desde nuestra ignorancia humana es muy poco lo que entendemos en la materia, sin embargo, pensamos y proponemos que el Congreso de la República a través de una Comisión Especial, debería abrir una exhaustiva investigación de análisis y estudio técnico, ambiental y científico a los Puertos y Represas existentes en el país, y de manera especial los de la Costa Atlántica, para comprobar de primera mano, si es que el boom publicitario de nuevos multipropósitos son consecuentes o no a la realidad de la economía social del País.

Con profunda satisfacción la experiencia humana nutrida de relacionamiento intercultural conoce personas, instituciones, ONG´s de orden nacional o internacional, amigas y amigos conscientes y solidarios en la conservación de la base natural ancestral, admiran el universo primigenio de nuestras culturas indígenas de la sierra y del pueblo Kággaba en particular, más no de compasión ni de lástima, si no que valoran y tratan de ayudar a empujar ese gran potencial humano que encarna cultura en el tiempo, qué indeclinable actitud que ahora se transforma en nobleza de afecto y respeto a nuestras culturas todavía fuertes ante la agresividad del modernismo y sus multipropósitos. Llega entonces, este “¼” de hora para que la multiamistad y la opinión pública sin apasionamientos en argumentos de interés mezquino y egoísta de otros, hagan de nuestra posición una verdadera confluencia de orillas y caudales constructivos, que logre el cauce de un verdadero río de entendimiento a lo largo y ancho de lo que pensamos y expuesto, seguro que sólo así se verá materializado el respeto y el reconocimiento a nuestros cuatro pueblos de la SNSM, y a Jukulwa, que es la entraña intransferible de nuestro origen.

Para descargar el comunicado de los cuatro pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta en relación al tema haga clic aquí

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