Ese mismo Negroponte estuvo en el Ecuador entre 1973 y 1975 y su mayor mérito fue el mostrarse furibundo, dogmático y fundamentalista anticomunista, ante la Dictadura de ese tiempo. ¿Coincidencias?

En cualquier lugar del mundo en el que se hayan perpetrado genocidios y crímenes de lesa humanidad ha estado el enviado del imperio Negroponte, que se ha convertido en un tétrico personaje.

Estuvo en Vietnam donde Estados Unidos fue el responsable de la matanza de más de cinco millones de personas.

Desde allí, Kissinger le trajo al Ecuador y en los años 80 le mandaron a Honduras que pronto se convirtió en el mayor portaviones del mundo y en la más grande base militar del imperio desde donde lanzaba a sus mercenarios a matar y destruir a Nicaragua y su Revolución Sandinista.

En Honduras creó el Batallón de Inteligencia Militar 3-16 que se convirtió en el primer escuadrón de la muerte. Mientras Negroponte se paseaba por Honduras en calidad de agente de la CIA y de Embajador, su creación asesina mató y desapareció a más de 140 personas que hasta hoy no se las encuentra.

Este personaje fue calificado como criminal de guerra por las masacres ocurridas en Faluja y Bagdad en el Irak que ayudó a invadir y en donde fue nombrado Embajador de los guerreristas Bush y Cheney.

La Administración Bush le nombró Embajador en la ONU , como un premio a sus actividades clandestinas, y matanzas colectivas y, también, porque durante los años 70 y 80 ayudó a montar y desarrollar la internacional del crimen, llamada Operación Cóndor.

Vino al Ecuador que atraviesa por un momento histórico de especial importancia y habló de los intereses y negocios imperiales; pero regresó con las manos vacías porque no hubo quien se ponga de rodillas para ofrecerle un País entero que, por hoy, comienza a hablar claro y fuerte, con DIGNIDAD y SOBERANÍA.