Entró el Ecuador en el discurso del socialismo que recorre como brisa fresca en América Latina? Al parecer, así ocurre. Aunque esporádicamente, altos funcionarios del gobierno han incorporado a su léxico la palabrea socialismo, lo que se presenta como novedoso o raro, pues estaba prácticamente proscrita, o al menos sus partidarios eran vistos como ilusos soñadores trasnochados o como entes peligrosos para el sistema, a quienes –en este último caso- había que cerrar las puertas, y la posibilidad de expresión y exposición de sus puntos de vista, como efectivamente ha sucedido. Muchos, incluso algunos que ahora fungen altos cargos gubernamentales, creían imposible que se vuelva a pensar en el socialismo como alternativa para el desarrollo de los pueblos, pero el desenvolvimiento histórico les arrolló y, en los hechos, está abierto un debate al respecto. Cómo han cambiado las cosas.

Entre los partidarios del socialismo está Rafael Correa, quien le añade el calificativo “del siglo XXI”, remarcando que éste se diferencia del “socialismo tradicional, caracterizado por ser estatista”. En la concentración efectuada en Quito con motivo de la conmemoración del 1 de Mayo Correa insistió en ello y, de manera particular, habló de la supremacía del trabajo sobre el capital. Los temores de parte de los propietarios del capital saltaron de inmediato, y con editoriales y otro tipo de pronunciamientos llaman a “armonizar los dos más importantes factores de la producción”.

¿Qué significa reconocer la supremacía del trabajo sobre el capital?

Es determinar la preponderancia que el primero tiene en el proceso productivo; el capital no es más que trabajo acumulado, trabajo sin retribución a la clase obrera. La burguesía, con violencia y “por acuerdo social”, somete al obrero y extorsiona su fuerza de trabajo.

Si hablamos de supremacía del trabajo sobre el capital hay que poner en evidencia dos aspectos fundamentales: ¿Qué le otorga esa superioridad? y ¿Quiénes encierran esa capacidad? Marx descubrió que el trabajo es una mercancía de naturaleza especial, cuyo valor de uso consiste en crear valor de cambio, es decir, el trabajo social del obrero es el elemento determinante del valor de las mercancías. Como toda mercancía el trabajo está a disposición en el mercado, pero es la burguesía la que se apropia de él, aprovechando al máximo de sus beneficios. La segunda pregunta tiene una respuesta lógica: la clase obrera.

Siendo los obreros poseedores de la fuerza de trabajo constituyen la esencia, la fuerza motriz de la sociedad. De su actividad depende el progreso social, en sus manos está no solo el desarrollo de esta sociedad, sino del desarrollo histórico de la humanidad en etapas superiores, como el Socialismo. De ello se infiere el papel histórico y el carácter revolucionario del proletariado, para derrotar el poder de la burguesía y estar al frente en la construcción del Socialismo. El obrero no ha perdido el papel histórico como algunos hablan, es una clase revolucionaria y la que tiene las mejores condiciones para llevar adelante la construcción del Socialismo.

No se puede hablar de Socialismo sin liberar al trabajo de la explotación capitalista, para lo cual los mismos trabajadores deben dominar la esfera económica de la sociedad, controlando el poder político conquistado con la revolución social. Por eso es imposible hablar de un Socialismo que respete la gran propiedad privada, como pregonan los partidarios del denominado socialismo del siglo XXI.

El Socialismo no es un fenómeno de índole moral, es una condición histórica material de una sociedad caracterizada por la sustitución de la propiedad privada de los medios de producción por la propiedad social de carácter socialista. Parecería que esto es una perogrullada, pero resulta indispensable decirlo, porque ahora se habla de un Socialismo que respete el poder de la burguesía. No debe olvidarse que “la liberación –social- es un acto histórico y no mental”.

Miles de personas festejaron el día del Trabajo

Comerciantes, amas de casa, obreros, intelectuales y artistas, marcharon por las principales avenidas del país el pasado 1ro de mayo. Rafael Correa y varios Ministros de Estado estuvieron en el desfile.

La cita estaba pactada a las 09h00 a las afueras de la matriz de la Caja del Seguro Social, ubicada en las avenidas 10 de Agosto y Bogota. Varios dirigentes laborales como Nelson Erazo, presidente de la Unión General de Trabajadores del Ecuador (UGTE); José Chusin, presidente de la Federación Unitaria de Organizaciones Sindicales (FUOS); Jaime Arciniegas, presidente del Frente Unitario de Trabajadores (FUT), entre otros, fueron los primeros en llegar. A las 09h45 el sitio era intransitable debido a la concentración de miles de personas que llegaron por las principales avenidas de la capital. Con todos los puntos en orden la marcha mas importante del país inició.
El rechazo a las tercerizadoras, a los diputados destituidos y a los partidos políticos de la derecha ecuatoriana, como el Partido Social Cristiano (PSC), Partido Renovador Institucional Acción Nacional (PRIAN), Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE), Partido Sociedad Patriótica (PSP) e Izquierda Democrática (ID), fue la tónica de la movilización. La marcha se dirigió por la avenida 10 de Agosto hasta la Plaza de San Francisco, donde Alianza País, el Partido de Gobierno, había preparado una gran tarima con artistas populares.
Luego de más de 25 cuadras de desfiles, en el centro histórico, el Presidente de la República, Rafael Correa, con micrófono en mano y frente a miles de personas, rechazó que la política del trabajador sea manejada desde el imperialismo. Además, confirmó que desaparecerá las tercerizadoras y que se conformará una comisión de los trabajadores petroleros para combatir a estas empresas que han violado el Código laboral.
“El triunfo obtenido en la Consulta Popular es una lucha constante que han venido manteniendo los trabajadores para combatir al monopolio empresarial. Se han conseguido triunfos como la terminación del contrato con la OXI, la no firma de TLC, y ahora el combate a las tercerizadoras que tanto daño han hecho a nuestros trabajadores”, aseveró el primer mandatario.
De su lado, Nelson Erazo, presidente de la UGTE, rescató la presencia masiva de varias personas, que no necesariamente son trabajadores, sino que respaldan las acciones que este sector realiza contra los empleadores que explotan al trabajador. “La presencia de miles de personas en el desfile del 1 de Mayo demuestra el rechazo que los pueblos del Ecuador tienen contra el imperialismo, especialmente, de los Estados Unidos. País donde se han generado todas las políticas contrasindicales para impedir que los obreros tengan derechos”, indicó Erazo.
La marcha terminó con algarabía de artistas y teatreros, y con las fuerzas de continuar en la lucha contra las violaciones laborales de la oligarquía y el imperialismo