Al igual que la mayoría de la prensa anglosajona, The Times dedicó amplio espacio al deceso del ex presidente ruso Boris Yeltsin, ocurrido el lunes 23 de abril de 2007.

En la primera plana de su edición correspondiente al 24 de abril, este diario británico, controlado por el neoconservador Rupert Murdoch, rinde homenaje al «Mejor reformador ruso», como indica el titular; a «Yeltsin, el hombre que enterró el comunismo», acompañado por una fotografía en la que un Yeltsin sonriente nos saluda por última vez.

Pero el contenido del artículo es en realidad muy diferente. De manera muy objetiva, exceptuando algunos aspectos, el artículo pasa revista a los dos mandatos de Yeltsin, casi año por año, y hace un balance sin concesiones, salpicado de duras desilusiones, en el que se mencionan las decenas de miles de muertos de la guerra de Chechenia y los millones de rusos víctimas del desastroso manejo de la economía nacional. El periodista no vacila además en afirmar que debido a «sus problemas de salud y con el alcohol, [Boris Yeltsin] se convirtió en un estorbo para el país y en el hazmerreír de la comunidad internacional».

Fue precisamente durante la estancia de Yeltsin en el Kremlin que el poder adquisitivo de los rusos decayó en más del 40% y se produjo la privatización masiva de los sectores energéticos en beneficio de unos pocos oligarcas –que, como explica el periodista, garantizaron además su reelección. «El hombre que puso fin a la era soviética» fue también el mismo que envió sus tanques a cañonear la sede del Parlamenta donde estaba reunido el Partido Comunista.