Cese del fuego y de hostilidades “temporal, experimental y prorrogable”. Ésa es la conclusión que se espera de la sexta ronda de conversaciones exploratorias entre el gobierno de Álvaro Uribe y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que se desarrolla actualmente en La Habana, Cuba. ¿Qué tan probable es esa decisión? ¿Qué muestras han dado las dos partes para lograr el acuerdo base? ¿Qué lugar ocupan las víctimas en el actual proceso con el ELN, especialmente si se da el cese? ¿Cómo podría ser una eventual participación política del ELN?

Actualidad Colombiana quiso buscar respuestas a estos interrogantes y, para ello, recurrió a Alejo Vargas Velásquez y al Padre Gabriel Izquierdo, miembros de la Comisión de Facilitación Civil de las negociaciones con el grupo guerrillero.

El cese de hostilidades: la clave es la credibilidad

El proceso de diálogo con el ELN, que se desarrolla con el actual gobierno desde 2005, podría dar un paso importante si se acuerda el cese del fuego y de hostilidades en la sexta ronda de negociaciones.

Sobre este tema, el Padre Gabriel Izquierdo Maldonado, quien también es el director del Instituto de Estudios Sociales y Culturales Pensar de la Universidad Javeriana, destacó la relevancia de este paso que se puede dar en La Habana (Cuba) especialmente por tratarse de una propuesta bilateral.

“Ha habido un avance de acercamiento –indicó Izquierdo-. A mí me parece razonable que se logre un acuerdo en que las dos partes tengan que entrar y que se traten algunos problemas que sean distintos de los intereses del Gobierno”.

Por su parte, Alejo Vargas, que también hace parte de la Comisión de Garantes, se refirió a la necesidad de que haya credibilidad política mutua y a que exista un sistema fiable de verificación para que se pueda llegar al acuerdo sobre el cese del fuego y de hostilidades.

Según Vargas, el cese “es factible si las partes lo asumen con realismo político. El ELN ha insistido en que no se va a localizar en un sitio determinado. En ese sentido, no va a modificar su posición, por lo que ha estado hablando de suplir el tema de localización física con credibilidad mutua en el cese y con un sistema de verificación lo más completo posible”.

La credibilidad mutua, en la opinión de Vargas, se relaciona con la voluntad de paz que han mostrado las dos partes.

“Hay un hecho que es objetivo y real –indicó- y es la persistencia de ambas partes en mantener esos acercamientos y en avanzar a pesar de las muchas dificultades que se han dado. Al gobierno de Álvaro Uribe hay que reconocerle que con el caso del ELN ha tenido mucha persistencia en buscar el proceso de negociación desde el principio del mandato. Son hechos que hablan de una voluntad y de querer que el proceso avance”.

Además, reconoció que el momento para el cese de hostilidades entre el Gobierno y el ELN puede ser propicio para que se avance en el proceso de diálogo. “Nuestra propia experiencia indica que es muy poco probable que se pueda adelantar un proceso de conversaciones si no hay un cese del fuego y de hostilidades. Es muy difícil mantener un apoyo político en la opinión si se sigue desarrollando el conflicto. En ese sentido, obviamente el Gobierno tiene que actuar y tratar que el cese se dé lo más pronto posible”.

Las víctimas: ¿qué lugar ocupan?

La reparación de las víctimas en el marco de la negociación y el proceso de DDR (desmovilización, desarme y reinserción) con los paramilitares ha sido uno de los temas que más rechazo ha generado entre algunos sectores de la sociedad civil. Por lo tanto, vale la pena, así sea en esta etapa preliminar, preguntarse por qué este aspecto no ha estado tan presente en las conversaciones entre el Gobierno y el grupo insurgente.

Esto se debe, según el padre Gabriel Izquierdo, a que en estos momentos, los temas principales de la agenda se refieren a la constitución de un acuerdo base en el que se encuentra el posible cese del fuego y de hostilidades. “Los problemas que se tocan en este momento son la creación de un ambiente de paz, la participación de la sociedad y el rol de la comunidad internacional. El problema para el Gobierno es del cese del fuego, le interesa mucho desactivar a la guerrilla e insiste en la devolución de los secuestrados”, señaló el sacerdote jesuita.

Sin embargo, también reconoció que se han dado avances en el tema de las víctimas. “Lo más avanzado que yo conozco es, por un lado, la propuesta del ELN de trabajar en lo que ellos llaman la reforma política en la parte de un tratamiento integral al desplazamiento forzado y el ambiente de paz”.

“Por parte del Gobierno –continuó- la preocupación principal es el cese de hostilidades, que implicaría una cesación de secuestros” y, por ende, una disminución de futuras víctimas en ese aspecto.

Alejo Vargas, por su parte, considera que el tema de las víctimas no se ha tocado en la mesa de negociaciones de manera “deliberada”. En su opinión, “a ese tema, por ahora, no hemos querido darle esa relevancia, porque creemos que es un tema de punto de llegada y no de punto de partida. Es ponerle un elemento adicional al proceso si hoy en día metemos la discusión de cuál va a ser el tratamiento jurídico de miembros del ELN o el tema de víctimas y de reparación cuando todavía el proceso está ‘en pañales’”.

Sin embargo, -añadió- en Casa de Paz ha habido una o dos reuniones con víctimas del oriente antioqueño. Pero obviamente el tema no se va a manejar igual que con los grupos paramilitares”.

Reinserción de los combatientes y futura participación política

Otros dos temas que tendrán que ser abarcados eventualmente en las negociaciones con el ELN son la forma en que los combatientes se reintegrarán a la sociedad civil, si prospera el proceso de paz, y la manera en que participarán en política una vez se desmovilicen.

Alejo Vargas, como en el caso de las víctimas, cree que el tema se debe manejar por etapas. “Nosotros pensamos que es un proceso que tiene una serie de etapas. Habrá que abordarlo quizá cuando haya un periodo de cese del fuego y de hostilidades que sea exitoso y que avizore una prolongación. Ahí empiezan a abordarse esa serie de temas, como lo que va a pasar con las armas y con los miembros del ELN. Hay que mirarlo en su tiempo”.

Por el contrario, para el Padre Gabriel Izquierdo, uno de los aspectos que no han sido tocados con profundidad es la forma en que los combatientes del ELN podrían retornar a la vida civil y cómo, ya en un proceso de posconflicto, podrían poner en práctica sus propuestas desde la esfera política.

“A mí me preocupa que acá [en las negociaciones] falta un punto y es toda la parte de reinserción de los miembros del ELN y qué va a pasar con ellos. Lo que uno ve de manera dramática con los paramilitares es cómo en ese campo hay un vacío enorme. Yo creo que estamos a la espera de eso. Acá estamos en un territorio resbaloso”.

Agregó que para los miembros del ELN es importante, en caso de regresar a la vida civil, poder tomar parte en la política. “El ELN se ha preocupado durante su historia no sólo de ser un partido político en armas, sino que se ha preocupado mucho más por las relaciones que puedan tener con las comunidades. Yo creo que un ejemplo interesante de lo que se ha logrado y de cómo se ha enfocado en estas etapas, más allá de la discusión de la mesa, es la posibilidad y la realidad de la Casa de Paz”.

Argumentó, además, que “la concreción de en qué consiste toda la dinámica de participación política que ellos quieren despertar es importante. Yo ahí veo una serie de características, según lo que he escuchado y leído. Ellos dicen [los del ELN], ‘nosotros no queremos ser estrellas de este proceso de participación. Más que una participación en nuestro movimiento, nosotros queremos una participación política amplia en la que gente participe y decida’”.

Precisamente el tema de la participación de la sociedad civil es central en el acuerdo base que se está planteando. El ELN ha buscado históricamente que se diseñen procesos participativos en el país [1]

Sobre este asunto, Alejo Vargas relacionó la participación de la sociedad civil con el posible cese del fuego y de hostilidades. “Es obvio que no se pueden abrir perspectivas de participación si no hay del lado del ELN un gesto como el cese del fuego y de las hostilidades. No es posible pensar que se pueda estar haciendo participación en actividades políticas, mientras al mismo tiempo hay otros que están haciendo emboscadas, secuestros y atentados. Eso no lo toleraría la sociedad colombiana de hoy”.

Tal vez por ello, el Padre Gabriel Izquierdo argumentó que le preocupa la posible participación porque no ve “claramente cómo se articula con unos tipos de política más amplios”, aunque se mostró tranquilo, en términos generales, con el desarrollo del proceso de diálogo con el ELN. “Más que lo pronto o lo no pronto, lo importante es que se puedan dar unos pasos sólidos en los que haya un bien para el país”. Y para que se den esos pasos sólidos, el posible cese del fuego y de hostilidades resulta importante, ya que podría abrir el camino para un proceso de paz en el que se analice detenidamente la situación de las víctimas y la forma como, en un futuro, los guerrilleros podrían reincorporarse a la vida civil y cambiar las armas por la política.

[1Guía temática del proceso de paz. Ambiente para la paz. Tomado de http://www.altocomisionadoparalapaz.gov.co/eln/documentos/2007/GUÍA%20TEMÁTICA.pdf. Disponible el 3 de junio de 2007.