1. El alejamiento de Felipe Calderón de cualquier ceremonia del primero de mayo significa que el gobierno neoliberal pinta definitivamente su raya con respecto a los trabajadores mexicanos. Fiel al credo foxista, Calderón también piensa que su gobierno es “de empresarios y para los empresarios”. Por lo tanto, no encuentra razón alguna para celebrar con los representantes sindicales, aunque sólo sean los del Congreso del Trabajo, como se venía haciendo en los años recientes, y menos cuando pueden colarse por ahí algunos silbidos o manifestaciones de inconformidad.

Este hecho permite concluir que entre el gobierno calderonista y la clase trabajadora, no sólo hay diferencias, sino intereses opuestos. El avance del proyecto neoliberal implica el retroceso del movimiento obrero.

2. Un recuento del último año muestra duros golpes a los trabajadores: la impunidad en el caso de la tragedia de Pasta de Conchos; el atentado a la autonomía sindical en el sindicato minero, con su secuela de muertos, divisionismo y cierre de minas, sin que hasta la fecha exista una solución definitiva al conflicto; el avance de la privatización en áreas de Pemex y CFE, que sustrae materia de trabajo a los sindicalizados, al tiempo que enajena el patrimonio nacional; la escalada de precios de finales de 2006, que elevó las expectativas inflacionarias de la canasta básica para el año en curso en 10 o 12 puntos, según los cálculos más conservadores; la embestida contra los sistemas de pensiones y jubilaciones, ejemplificada con la aprobación de la nueva ley del ISSSTE y las negociaciones que en tal sentido se están llevando a cabo en Telmex y CFE, y la voracidad sin límite de las empresas que exigen cada vez más concesiones a los sindicatos, como puede verse en la industria aeronáutica, donde después de 10 o más años de retrocesos contractuales, las empresas parecen barril sin fondo y quieren más y más, planteando incluso un conflicto de orden económico contra los compañeros sobrecargos.

3.- En este contexto, al participar en la gran marcha del sindicalismo independiente del 1 de mayo, los integrantes el Sindicato Mexicano de Electricistas levantamos la bandera de una nueva política económica para el país pues, como señalamos en un desplegado publicado en La Jornada el 30 de abril: “La (actual) política económica se ha ido conformando para satisfacer los intereses del gran capital… cumpliendo con uno de los más elementales designios del modelo neoliberal: la concentración de la riqueza. El actual gobierno…gobierna para beneficio de las grandes empresas, hace más ricos a los ricos, se somete y somete al país a intereses y estrategias extranjeros y permite que enormes capitales sean sustraídos del territorio nacional”.

La manifestación del 1 de mayo fue la más numerosa de los últimos años. Contingentes de todas las corrientes que conforman el sindicalismo independiente nos dimos cita en el Zócalo capitalino. Calles y avenidas del centro de la ciudad se vieron colmadas de trabajadores inconformes, agraviados, combativos. Quedó de manifiesto el repudio general a la nueva Ley del ISSSTE, la oposición a la reforma laboral regresiva que promueve el panismo y, en general, el rechazo de quienes vivimos de nuestro propio trabajo a las políticas instrumentadas por el gobierno federal, así como la exigencia de cambios en la conducción del país.

En el ánimo general, y en los discursos de los dirigentes, estuvo patente la necesidad de dar una respuesta contundente a la política calderonista, por ser contraria a los trabajadores y protectora del gran capital: de ahí que la consigna que más apoyos acarreó fue la de preparar una gran huelga general para el mes de agosto, o antes si fuera preciso, para lo cual ya se ha conformado el núcleo de lo que será el Consejo General de Huelga.

De hecho, esta movilización ya comenzó. El 30 de abril participamos en las acciones de los organismos campesinos que exigen mayor atención al sector agrario y la renegociación del capítulo relativo del TLC, antes de que entre en operación, lo que está previsto para el primer día de 2008. El 2 de mayo volvimos a las calles en apoyo a los miles de burócratas, maestros y universitarios que a lo largo y ancho de la ciudad (y del país entero) salieron a defender su derecho a una pensión digna y a servicios médicos y de previsión social de calidad, como corresponde a quienes han dedicado su vida a servir y educar a varias generaciones de mexicanos.

Esta lucha ha entrado en un nuevo nivel, más combativo, más unitario, más numeroso, con todas nuestras fuerzas centradas en la organización de la próxima huelga general. Por este objetivo tendrán que trabajar todas las organizaciones que realmente representen los intereses de los trabajadores.

* Secretario general del Sindicato Mexicano de Electricistas

Fecha de publicación: Junio 2a quincena de 2007