El director general de Le Monde diplomatique, coincidió con MC (Movimiento Continuo) en el Foro Ciudades, de Fuenlabrada, Madrid, y recreó parte de la historia de uno de los periódicos más prestigiosos del mundo, editado en treinta idiomas, con casi dos millones de lectores. Además, habló de la actualidad del periodismo y la comunicación.

 ¿Cómo se editaba el periódico hace unos años y cómo ahora?

 El trabajo siempre ha sido escribir y reescribir los artículos para que tengan la calidad requerida. A veces hay que trabajar diez horas, o más, en un artículo, hay que verificar bibliografía, datos varios, todo. Puede haber un buen especialista que envía su artículo, pero se deben precisar fechas, cifras, todo. No sé si uno puede reescribir a García Márquez, pero hay que hacer una labor muy cuidadosa antes de publicar, hay que hacer un trabajo de artesano. Así se hace Le Monde diplomatique.

Cassen dice que Le Monde diplomatique “se afirmó rápidamente, con su identidad propia, su línea política propia, diferenciándose muy bien del diario “Le Monde”, con sus propios colaboradores, con muy pocos al principio. Yo estaba ahí, entre los tres o cuatro colaboradores, y durante más o menos diez años fui responsable de América Latina. En ese tiempo era director del Departamento de inglés de la Universidad de París VIII. Bueno, en el periódico éramos unos cuantos universitarios y el periódico se mostró claramente tercermundista, antiimperialista, proponiendo –publicando- tres, cuatro, páginas de un tema al que en otras publicaciones ignoraban o daban poca importancia”.

 ¿Universitario, vinculado con la carrera de Comunicación?

 No, no soy periodista, nunca estudié periodismo. Soy, podríamos decir, un periodista de facto.

 Y no le fue nada mal, ni a usted ni al periódico.

 Claro, el periódico fue creciendo, la tirada creció, creció, creció y eso estuvo muy vinculado a hechos trascendentes, grandes crisis internacionales, como la caída de la Unión Soviética, la guerra de Kosovo, la guerra de Irak, cosas de gran impacto, porque normalmente las visiones y definiciones de Le Monde diplomatique eran totalmente contrarias a las de la prensa dominante, eran, y siguen siendo, a contracorriente. Como estuvimos a contracorriente del sistema neoliberal, haciéndole una crítica en los años ochenta. Fuimos la única publicación en Francia que describía y atacaba el neoliberalismo, hace más de veinte años. Esa fue una de las razones de nuestro éxito, estábamos solos y tuvimos mucha influencia y también muchos enemigos.

 ¿Los afecta la aparición de los diarios y periódicos gratuitos?

 Un poco afecta a todos. Nos afecta, aunque de manera marginal. Ahora estamos tratando de aumentar el número de suscriptores, debe tenerse en cuenta que nuestros lectores son mayormente profesores y profesionales que han visto mermar su poder adquisitivo y las ventas han bajado, aunque no sólo en nuestro caso.

 Sin duda las reglas del mercado hacen estragos y la concentración monopólica en la información y la comunicación demarca el campo de juego, incluso para determinar un tipo de periodismo cada día más limitado y no únicamente por la llegada de Internet.

 Los grandes grupos encargados de las obras públicas, los que manejan el negocio de las armas, el negocio inmobiliario, controlan vastos sectores de la prensa escrita; el diario Liberatión, por ejemplo, cuando se fundó era maoísta y ahora está en manos de un banquero. Sí, hay una gran precarización de la profesión, gente sin contrato laboral y una baja de calidad muy fuerte, todo de manera muy acelerada, no sé ciertamente dónde estaremos todos de aquí a cinco años. La verdad es que la edad de oro se acabó.

 ¿Y ustedes, como periódico, sobrevivirán al vendaval?

 Bueno, yo creo que sí. Hay que cuidar mucho la parte económica, cuidarla muy bien, porque si perdemos dinero perderemos la independencia y no queremos perder la independencia. Lo que nos une en Le Monde diplomatique es que somos militantes políticos, con capacidad profesional y con ética profesional y lo que nos interesa es que avancen nuestras ideas.

 Ideas sobre la profesión y, es de suponer, sobre el mundo, la realidad, el futuro…

 Sí, ideas de quienes hacemos el trabajo, con contradicciones, con matices, claro, no siempre estamos de acuerdo en todo, son relaciones…

 Y no son el partido.

 Eso, el periódico no es el partido, pero tenemos una visión bastante similar entre nosotros acerca de que es necesaria una ruptura con el orden actual, que debemos colaborar para construir conciencia crítica. Hay, como sabemos, una crisis multifacética en Medio Oriente, entre China y Estados Unidos por el liderazgo del planeta, la propia Unión Europea está en crisis, hay una situación mundial muy difícil. Son problemas que no se resuelven con un mandato de dirigentes políticos, presidentes, diputados, se requieren estadistas para actuar con perspectiva de mediano y largo plazo.

Existe una contradicción entre los plazos de los mandatos y la profundidad de los problemas a resolver. Se necesita gente con envergadura intelectual y ánimo para salvar el planeta, gente que impida seguir avanzando hacia el abismo.

# Nota publicada en la revista “Movimiento continúo” número 1, junio de 2007