Pombo era un campesino de la zona de Yara, en la Sierra Maestra, cuando conoció al Che: “Yo comencé con Guevara -rememora- siendo prácticamente un niño, a los 14 años en la Sierra Maestra (1956-1959), y estuve toda la campaña con él: en la fase de construcción del socialismo, le acompañé al África (1964-1965) y le acompañé a Bolivia (1966-1967). He tenido parte de mi vida al lado del Che y fue para mi de una extraordinaria importancia el haber tenido el privilegio de luchar al lado de un hombre tan excepcional como es el Che, aunque no hay nadie excepcional”.

Los recuerdos y anécdotas sobre la Revolución Cubana se sucedían unos a otros. El general de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Harry Villegas Tamayo, conocido mundialmente como Pombo, dejó un sendero de remembranzas: “El recuerdo del Che en mi corazón es el del hombre en una confianza absoluta en el porvenir, en el ser humano y en darlo todo por ese ser humano; por eso, en esta oportunidad, en que me encuentro en la Argentina y veo que el Che renace en la tierra en que nació y que sean los argentinos los que se sienten completamente orgullosos de haber tenido el privilegio de que un hombre tan grande como él naciera en esta tierra, aunque se ha proyectado como conductor de guerra, como conductor de hombres, como conductor de socialismo en Cuba, me satisface mucho”.

Inició su camino de la mano del Che como un campesino adolescente dispuesto a luchar contra la dictadura batistiana y terminó esa guerra con el grado militar de primer teniente y jefe de pelotón de la columna 8 “Ciro Redondo”: “Yo, como era campesino, de las inmediaciones de la Sierra Maestra, ya tenía conocimiento de los éxitos del Ejercito Rebelde, conocía que había un argentino que la gente veía como un ídolo, como un comandante firme, muy activo, y que le decían el Che. Yo estaba en su zona - la Sierra la habían divido en dos sectores, el del Che y el de Fidel- y veo a un señor que viene en un mulo grande, acompañado por un escolta, era él, llega hasta nosotros y nos increpa preguntándonos ¿a qué habíamos venido hasta aquí? Le contestamos que éramos cubanos, campesinos de la zona y queríamos participar de la lucha contra la tiranía de (Fulgencio) Batista. En este contexto, nos dice, ¿con qué?’ Yo tenia un fusilito de un tiro; se echa a reir y me dice:vos pensás que con eso vas a derrotar a Batista’, y propone que vaya al pueblo, me esconda, agarre un madero y con eso agarre a golpe a los soldados y los desarme. Yo, en la cosa de joven, pensé que era lo mas lógico y baje al pueblo, y eso no era tan fácil. En el pueblo había lo que llamamos chivatos (delatores), confidentes del ejercito que nos denunciaron y me empezaron a perseguir, eso me obligó a subir para la Sierra, hice gestiones con los vecinos, cambié ese fusilito por una escopeta 22 y entonces me le presenté al Che, y me dijo: `Lo más importante que has conseguido no es el fusil que traes, sino la voluntad y la decisión de luchar contra la tiranía’. Me quede con él e hice toda la campaña a la Sierra, al Congo, Bolivia”, narra Pombo.

Los recuerdos se apilan pero no se amontonan. Como la admiración por el Che cuando este lo incorporó directamente a la reconstrucción económica de Cuba como administrador de Sanitarios Nacionales y de la Empresa Convertidora de Papel y Cartón. “La enseñanza de la revolución cubana -expone- es muy importante porque pone al ser humano, al bienestar del pueblo como objetivo principal, no es fácil lograrlo y son las grandes dificultades que tenemos, porque mientras exista un imperialismo no va a ser facial poder erradicar la pobreza, la miseria y hoy es mas complejo. Es un poco difícil pedirle al imperialismo que tenga un pensamiento racional, y que piense que lo más importante que tiene el mundo, la tierra es el ser humano, el hombre y la mujer que viven es lo más importante y eso no lo piensa el neoliberalismo”.

En las campañas en el Congo y Angola continuó la senda internacionalista de Cuba, en donde ocupó cargos de relevancia militar. Sus décadas de combatiente osado le valieron numerosas condecoraciones estatales y el título de Héroe de la República de Cuba. Por eso, sobre qué es ser un general subraya: “El concepto del ejercito cubano es similar al de José de San Martín, aunque un poquito más radical, porque nosotros decimos que el ejercito es el pueblo uniformado, que somos una sola cosa, que ejercito y pueblo somos una misma fuerza. Por eso la única diferencia que hay entre combatientes de un mismo ejército -que es el pueblo- está dado en el papel que cumple cada uno, si soy general tengo el papel de dirigir a un conjunto de hombres y mujeres al combate. Nosotros tenemos el principio de la guerra de todo el pueblo, todo el mundo tiene un lugar, un medio y una forma de luchar, nosotros le entregamos las armas al pueblo, con ese criterio es que se es un general muy distinto al que se puede ser en otros lados donde no son generales del pueblo”.

Cuando pregunto sobre “exportar la revolución”, me reta. Y en ese llamado de atención comienza a delinear una explicación profundamente enraizada en una sociedad revolucionaria, como la cubana: “Hay que erradicar el concepto de exportar revoluciones, las revoluciones no se exportan, las hace el pueblo”. Añade que “en la historia de Cuba, el Che no fue el único internacionalista, una cantidad inmensa de extranjeros han participado en nuestras luchas por la independencia; no se puede mirar en los hombres que luchan por un ideal y en los hombres que luchan por el bienestar de la humanidad el concepto de exportación, ese es un concepto comercial y no político”.

Y en referencia al ejemplo de Guevara recuerda que “cuando el Che fue al África fue a entrenar a la gente, ayudar, se subordinó a los líderes nativos que había, con niveles culturales y de concepción de lucha mucho más bajos que los de él, sin embargo lo hizo totalmente desinteresado, con una humildad, que quizá exageró. Esto te define que no fuimos a exportar revoluciones. Todos los que fuimos lo hicimos como voluntarios. Esa es la primera condición para cumplir una misión.

El 8 de octubre de 1967 el Che es capturado y asesinado en La Higuera , un pequeño poblado del oriente de Bolivia. de la avanzada revolucionaria en ese país sólo seis hombres sobreviven, entre ellos Pombo. “Después de muerto el Che -relata- los seis que quedamos, nos dividimos en grupos, y reiteramos el compromiso que contrajimos de continuar la lucha y volver a la montaña, partiendo de que las ideas del Che no habían muerto, que las ideas por las que fuimos a Bolivia no habían muerto, que la causa estaba latente”.

# Nota publicada en la Agencia de Noticias de la CTA (http://www.agenciacta.org.ar/article5348.html)