De inmediato, cual si estuviera ansioso por decir algo sobre Cuba y quejoso a la vez con el Buen Dios, añadió: “Sólo hay un país antidemocrático en nuestra vecindad y ese es Cuba. Creo firmemente que los cubanos deben vivir en una sociedad libre. Nos interesa que Cuba sea libre y les interesa a ellos que no tengan que vivir bajo una forma de gobierno anticuada que es represivo”.

Antes había prometido: “Seguiremos presionando a favor de la libertad en Cuba”.

Ni corto ni perezoso, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca Gordon Johndroe, al preguntársele si Bush deseaba la muerte de Castro, respondió: “El Presidente estaba hablando de un acontecimiento inevitable”.

Pareciera que el genial funcionario y su jefe van a vivir miles de años.

Ahora comprendo por qué sobreviví a los planes de Bush y de los presidentes que ordenaron asesinarme: el Buen Dios me protegió.