En América Latina nos encontramos en una nueva y creciente oleada de la lucha de los pueblos y una presencia cada vez más destacada de la corriente de izquierda, en la que los pueblos expresan y luchan en diversas formas y escenarios por sus más sentidos anhelos de cambio.

Esta nueva situación es resultado del accionar de las organizaciones políticas de izquierda, revolucionarias, de los que asumieron que la revolución y el socialismo estaban más vigentes que nunca cuando el imperialismo y la burguesia quisieron a toda hacer creer la tesis del fin de las ideologías.

Es también resultado del enfrentamiento de las organizaciones sociales y populares al modelo neoliberal, a las políticas de privatización y eliminación de las obligaciones estatales, a la eliminación e irrespeto de los derechos humanos convirtiéndolos en una mercancía, al dominio de potencias imperialistas como los EE.UU.

Esta realidad es una muestra de que no se puede eliminar, la diferencias de clase por decreto, ni dar un rostro humano al capitalismo oprobioso, no es posible sostener por siempre este sistema, aunque parezca invencible debido precisamente a que se encuentra en su más alta etapa de desarrollo. Con ello se reafirma la tesis de Lenin de que el Imperialismo es la fase superior del capitalismo y a su vez la ultima.

El Imperialismo, agobia y exprime a los pueblos y naciones, ha contado para ello con la concurrencia de los grupos de poder y oligarquía criolla, de gobiernos títeres, pero no le ha sido posible evitar la respuesta organizada y la lucha de las masas empobrecidas, de los trabajadores.

Un factor determinante para que esto ocurra, ha sido el nivel de conciencia y de lucha. No basta encontrarse en la más precaria situación económica, para ser conciente de sus causas y de las alternativas que se deben tomar para salir de ella. He ahí el importante papel de las organizaciones políticas de izquierda, de los partidos comunistas y socialistas consecuentes, de los marxistas leninistas, de la organización armada e insurgente.

El haber logrado importantes triunfos en la lucha contra el neoliberalismo, el ALCA, el TLC, contra gobiernos corruptos y sumisos a los intereses de las potencias extranjeras y de los organismos internacionales, por la soberanía y autodeterminación de los pueblos, por los derechos sociales y laborales, y la expulsión de la transnacional petrolera yanqui Occidental, OXY, particularmente en nuestro país, ha logrado acrecentar el sentimiento anti yanqui, la idea de que la lucha es camino de victorias, de que la unidad es fundamental para derrotar al enemigo común de los pueblos.

En el Ecuador para llegar a la etapa actual, ha significado pasar por una serie de acontecimientos donde los principales protagonistas han sido las organizaciones populares, los trabajadores, el movimiento indígena y campesino, el magisterio, los estudiantes y otros sectores sociales.

Las masas populares han ido aprendiendo de su potencialidad, en los levantamientos, movilizaciones, lucha callejera, huelgas, tomas, cierres de vías; esta ha sido de manera periódica la tónica que adquiere la acción popular, de grandes colectividades humanas, tanto así que la derecha llegó a plantear que en el Ecuador se sufre de una crisis de gobernabilidad y graves resquebrajamiento del principio de autoridad.

Estas experiencias e importantes momentos de elevada conflictividad social y política, han ido configurando una actitud de rebeldía, de persistencia en la lucha por el cambio, por encima de las traiciones y la capacidad de la derecha de resolver la crisis a su favor; de las traiciones a las aspiraciones populares, como fue el caso del gobierno de Lucio Gutiérrez; de la falta de unidad de la izquierda que vaya más allá de la coyuntura política, al plano programático y se afirme en la perspectiva de avanzar.

La Unidad y el papel de las organizaciones amplias de masas.

Las organizaciones políticas de izquierda, sociales y populares, hemos experimentado importantes triunfos cuando la lucha ha tenido una expresión de unidad, en algunos casos con planteamientos programáticos, y en otros, básicamente por determinadas banderas, esta unidad aún con sus debilidades, que en momentos no se expresaba en acciones coordinadas y conjuntas, sino hasta el nivel de golpear al mismo enemigo, de sostener la misma tesis, como el NO al TLC, es una muestra de lo que se puede lograr con la unidad, pero también ha puesto en evidencia la falta visión estratégica de algunos de sus componentes, de la necesidad de avanzar en la unidad para el planteamiento de la lucha por el poder.

Algunas fuerzas de la corriente se han negado ha llevar estas experiencias a este nivel, que nos permita por ejemplo, alcanzar el gobierno con lideres populares afirmados y de trayectoria en la corriente; muestra de ello fue el ultimo proceso electoral en el que la corriente de izquierda dispersa en varias opciones, alcanzó unas pocas representaciones en el Congreso y algunos gobiernos locales; pero, al unirse en la segunda vuelta electoral involucrándose con toda la tendencia democrática, progresista fue capaz de ganar junto a ella las elecciones para Presidente de la República, e instaurar un gobierno patrótico y democrático, que no puede ser calificado de izquierda, pero avanzado en muchas de sus principales propuestas y, derrotando así a la extrema derecha representada por el empresario Álvaro Noboa.

Es un reto para la izquierda en nuestro país, desarrollar nuevos y más altos niveles de UNIDAD, que pueda hacer posible calificar a la corriente y llevarla a la construcción de un país diferente, que sea el que siente las bases para el triunfo de la lucha popular y avance por vía revolucionaria hacia la construcción de la nueva sociedad socialista.

Las organizaciones populares, cuando han contado con una dirección política revolucionaria consecuente con los intereses de los trabajadores y pueblos, han podido contribuir a elevar el nivel de conciencia y organización de las masas, a combatir el pacifismo y apoliticismo, a llevar la lucha reivindicativa al plano político, de desenmascaramiento de las clases y los partidos de derecha, del papel del imperialismo, responsables de la crisis del país.

El fortalecimiento de la corriente pasa entonces por la incorporación en mejores condiciones del movimiento social y popular con visión de clase, combatiendo el criterio de los supuestos “nuevos actores”, de los “ciudadanos”, que tiene como trasfondo la negación del papel decisivo de la clase obrera y de los trabajadores para lograr la derrota definitiva del capitalismo, la negación de la existencia de las clases sociales, creando la ilusión de que todos somos iguales, de que es posible el socialismo sin tocar los intereses clases dominantes, exclusivisando la vía de las elecciones, sin tener en cuenta la necesidad de la lucha insurreccional.

Las organizaciones amplias de masas entonces vienen a ser muy importantes en el proceso de reafirmación y calificación de la corriente, y deben contribuir decisivamente a conseguir la unidad del movimiento popular en general, la acumulación de poderosas fuerzas sociales, y a elevar el nivel de conciencia política de sus respectivos afiliados e integrantes. Si bien no se trata de que la organización amplia de masa pretenda remplazar el papel dirigente de la organización política revolucionaria, debe esforzarse para hacer de cada una de ellas, de cada sindicato, asociación, frente, gremio, federación o confederación, una herramienta valiosa para el desarrollo de las posiciones y de la política consecuente de la izquierda; trabajar para que la organización popular se encuentre en sus acciones prácticas y su funcionamiento, firmemente adherida a la corriente; no permitir que quede a merced de la reacción y que sea utilizada para beneficiar la política o las posiciones de las clases dominantes o de las corrientes del populismo, la socialdemocracia, los reformistas y oportunistas.

La conducción y triunfo de la corriente.

Llevar a esta corriente de la izquierda a niveles más altos, de combate no solo al modelo neoliberal sino al sistema, implica también ser conscientes de que el imperialismo y la burguesia se proponen socavar el desarrollo de la misma, de que no van a prescindir de utilizar todas sus armas para lograrlo; por tanto, significa que el camino no esta allanado, que nuevas batallas en el plano ideológico, político, organizativo, se avecinan.

Una forma de desviar la corriente es confundir a la masa sobre lo que en realidad significa el socialismo y la verdadera vía para lograrlo, presentándole la visión revisionista y socialdemócrata como alternativa. Otra forma es, mostrando como izquierda a la socialdemocracia, a los oportunistas y endosando a la corriente consecuente y revolucionaria sus errores, sus desviaciones y su práctica inconsecuente.

La doble moral del imperialismo utiliza a sus medios de comunicación para desprestigiar a la izquierda, para decir que en ella están los terroristas, los violentos, los atrasados, para desquitar su responsabilidad sobre los grandes males que hoy enfrenta la humanidad, como la inseguridad, el aumento de la criminalidad y la delincuencia, la crisis educativa y de valores, la catástrofe ambiental, la corrupción, el calentamiento global, y cínicamente echar sobre los hombros de los pueblos la responsabilidad de esa debacle en la cual tiene directa responsabilidad el sistema capitalista de explotación, los monopolios imperialistas y las oligarquías criollas.

El boicot y la estigmatización a las políticas democráticas, patrióticas y defensa de la soberanía adoptadas por gobiernos de esta naturaleza, están a la orden del día. En este ámbito también la derecha ha acumulado varias experiencias, basta recordar los acontecimientos que antecedieron al golpe de Estado contra Salvador Allende en Chile. Este mismo ejemplo sirve para anotar que otra forma de socavar procesos de desarrollo de la izquierda, es también usando la represión, la utilización de la violencia reaccionaria, de los aparatos de inteligencia e intervención, para lo cual los integrantes de la izquierda, de las fuerzas democráticas y progresistas, los revolucionarios, debemos estar preparados y con la suficiente iniciativa para contrarrestar, neutralizar y preservar nuestras fuerzas de ese tipo de ofensiva reaccionaria, combatirla y avanzar en nuestros propósitos liberadores.

Las organizaciones revolucionarias, consecuentes y verdaderamente de izquierda, debemos aprovechar el momento actual para avanzar a pasos agigantados, aprender de los errores, poner en juego el acumulado histórico, valorar objetivamente la realidad, mirándola en su desarrollo y movimiento.

En definitiva la crisis del sistema capitalista suma a nuestro haber cada día más razones para luchar por su eliminación, nos coloca en la histórica tarea de cambiarlo todo, de revolucionar el actual estado de cosas; nos obliga a ponernos a la cabeza de la gran tendencia democrática y patriótica, que lucha por los cambios para esforzarnos y conducirla por el camino de la emancipación. Todos los esfuerzos que hacen nuestros hermanos de América Latina y el mundo, los realizados desde este país, en la Mitad del Mundo, son valiosos aportes a esta grandiosa tarea, que tiene un camino todavía difícil de recorrer pero definitivamente posible de lograr.

Quito, julio del 2007.

Fuente : Directiva Nacional del Frente Popular de Ecuador