¡Qué pena que El País precisamente nos recuerde que, de su mano, la globalización prosigue su implacable marcha! ¡Qué barbaridad que la colonización militar de América, emprendida en el siglo XVI tras otro siglo más o menos de conquistas, se haya transmutado en colonización comercial que lo arrasa todo! Azaña recordaba que la Iglesia Católica, apoderándose de las conciencias se apoderaba también de sus fortunas. Esos países latinoamericanos, y concretamente Chile, es ahora mental y radiofónicamente propiedad del Grupo PRISA.

PRISA, que a su vez es propiedad de los grupos ¡vaya usted a saber cuáles pero es indiferente! yanquis, promotores del pensamiento neocons que lo anega todo, en Estados Unidos y en el planeta.

Que la muerte de la diversidad, de la biodiversidad a manos de la concentración del poder económico, político, militar o comercial en el mundo en unas pocas manos es la causa del desastre planetario que vive esta generación, lo sabíamos.

Que la sima entre la riqueza y la pobreza que padece la humanidad y el retroceso de la sensibilidad, de la cultura y hasta de la inteligencia no puesta al servicio de la fabricación y distribución del cachivache es consecuencia de lo mismo, nos produce espanto. Y más espanto nos produce que nos hurguen en el espanto que nos produce, restregándonos obscenamente esa desgracia con noticias como ésta.

Siento esta operación como una prostitución nacional en toda regla, como la enajenación que una persona hace de un bien suyo espiritual. Como si alguien, en fin, me obligase a venderle a la fuerza mi casa conmigo y mi familia dentro.

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