En unos casos se trata de tergiversaciones deliberadas de los enemigos de la Revolución, interesados en negarles el carácter democrático a dichos comicios, en otros, la confusión se produce por falta de información.

Invariablemente unos y otros comparan el procedimiento cubano con la práctica generalizada en la que participan varios partidos con largas listas de candidatos, sometidos a una feroz competencia para obtener la votación popular.

El aspecto que marca la diferencia en el sistema de la Isla es sencillo, cuando se conoce que el Partido Comunista de Cuba (PCC), único en el país, no es una agrupación con fines electorales, no está diseñado para esa función y no designa candidatos.

La función constitucional del PCC, como órgano rector de la sociedad, consiste en garantizar que las instituciones oficiales y las organizaciones populares implicadas en el proceso electoral cumplan estrictamente con lo establecido en la Constitución de 1976, la Ley electoral y su reglamento.

En la ínsula, los candidatos a los órganos municipales de gobierno, militantes o no del PCC, son nominados por el pueblo de manera directa en reuniones de vecinos especialmente convocadas para ello.

Los candidatos a delegados a las asambleas provinciales y a diputados resultan asimismo postulados por Comisiones integradas en todos los casos por representantes de las organizaciones de masas, que encabezadas por la Central de Trabajadores, reciben decenas de miles de propuestas mediante consultas directas con grandes colectivos laborales.

Alrededor del 50 por ciento de los candidatos son escogidos entre los delegados municipales ya elegidos y el resto devienen ciudadanos de reconocido prestigio, ganado por el destacado desempeño de sus actividades políticas, estatales y profesionales. La propuesta de estas Comisiones son finalmente aprobadas por las Asambleas Municipales.

Este procedimiento permite seleccionar de forma colegiada a ciudadanos capaces, honestos y representativos de las más amplias y variadas esferas sociales. Ello posibilita que en las Asambleas Provinciales y en el Parlamento ocupen escaños especialistas altamente calificados en las más diversas esferas del conocimiento, también artistas, escritores, periodistas, estudiantes, deportistas, científicos, militares, dirigentes del Partido y altos funcionarios de la administración pública.

La cantera de donde proceden quienes serán sometidos a consulta popular es tan amplia y diversa que posibilita a las Comisiones conformar candidaturas balanceadas y muy representativas de los diferentes grupos etareos, en correspondencia con la presencia de estos en el seno de la sociedad cubana.

Está prohibida la propaganda a favor de ningún candidato. Todo se limita a colocar en lugares públicos, en igualdad de condiciones y con varios días de antelación a los comicios, las fotos y una síntesis biográfica de cada candidato. Lo decisivo es el mérito personal y la capacidad y no el dinero o las influencias en el seno de partido alguno.

La profesión de político no existe y ningún cargo electivo recibe remuneración por sus funciones.

Los colegios electorales son integrados por vecinos de cada circunscripción, quienes tampoco reciben remuneración por ello. Los escrutinios son públicos y las urnas las custodian niños pertenecientes a la Organización de Pioneros.

Es apreciable que las elecciones en la mayor de las Antillas no son ni pluripartidistas ni unipartidistas, sencillamente forman parte de la democracia participativa, pues es el pueblo quien está presente, como protagonista, en cada eslabón o momento de elección de sus dirigentes.

Agencia Cubana de Noticias