Siempre dispuesta a acusar de antisemitismo al gobierno iraní, la prensa francesa ha evitado cuidadosamente toda referencia a la información aparecida en el diario israelí Ma’ariv que reporta que los judíos iraníes rechazan categóricamente las sumas de dinero que se les ofrecen para que emigren a Israel.
Además de los programas de ayuda puestos a la disposición de todo nuevo inmigrante, el Estado israelí propone 7 mil euros por persona y 30 mil euros por familia a los judíos iraníes que emigren a Israel. Este duplicó hace poco las sumas antes mencionadas ante la falta de candidatos. Pero esta iniciativa de varios ricos mecenas de la diáspora no ha logrado otra cosa que ofender aún más a los representantes del culto judaico en Irán, que la califican de «incitación politiquera de baja ralea que no les permitirá alcanzar su objetivo de hacer desaparecer la identidad de los judíos iraníes».
El diputado iraní y judío Morris Motamed estima, por su parte, que tales ofrecimientos son «insultantes».
Con unos 25 mil creyentes, la comunidad judía de Irán es la más importante del todo el Medio Oriente, después de la de Israel, y existe desde el año 700 antes de nuestra era. Esta comunidad contaba 80 mil personas antes de la revolución de 1979, que puso fin a las cálidas relaciones que existían entre el Irán del Shah Reza Pahlavi e Israel. La mayoría de los emigrantes decidieron entonces ir a instalarse en Estados Unidos.

(Ilustración iranjewish.com: durante una visita a una sinagoga en 2003, el entonces presidente de la República Islámica de Irán, Mohammed Khatami, se reúne con el jefe de los rabinos iraníes Yusef Hamadani Cohen.)