En la primera, la cancillería denuncia que en los nueve meses transcurridos entre el primero de octubre del 2006 y el pasado 30 de junio, la Oficina de Intereses de EE.UU en La Habana ha otorgado visas para emigrar legalmente a ese país a 10 mil 724 ciudadanos, lo que representa solo el 53,6 por ciento de la cuota mínima anual de 20 mil a que están comprometidos al concluir el mes de septiembre, según los citados convenios bilaterales.

Ahora, en la segunda declaración, la denuncia del Ministerio trata de nuevo el tema y reseña otro tipo de violación: la no devolución a Cuba de 44 cubanos que, capturados en el mar cuando trataban de llegar a territorio norteamericano, fueron conducidos detenidos a su ilegal Base Naval en Guantánamo.

Llama la atención que en este caso las autoridades estadounidenses no actuaran de acuerdo con las obligaciones de retornarlos a Cuba contraídas mediante la Declaración Conjunta del dos de mayo de 1995, y decidieran enfrentar la compleja tarea de buscar un destino para los ilegales emigrantes.

Se confirma esto último cuando es conocido que 17 de los 44 ciudadanos mantuvieron una huelga de hambre durante tres semanas, como protesta por las condiciones de su detención y para demandar el ingreso en Estados Unidos.

La situación descrita obligó a Washington a acudir a la complicidad del gobierno húngaro, que pretextando la falsa condición de perseguidos de los frustrados emigrantes, ofreció asilo político a 29 de ellos, a quienes los contribuyentes norteamericanos deberán, además, sufragar los gastos en que incurran por alojamiento, ropa de invierno y curso de idioma, durante todo un año.

A cinco les darán visas estadounidenses y los restantes esperan el permiso de un tercer país.

Tal como recuerda la cancillería de La Habana, el 16 por ciento de los interceptados en el mar no son devueltos a La Mayor Antilla, mientras, construyen en la Base de Guantánamo un centro para refugiados, mantienen la Ley de Ajuste Cubano y la llamada política de pies secos-pies mojados, como desembozados estímulos a la emigración ilegal que, dicho sea de paso, tantas vidas ha sacrificado.

Criminal es el adjetivo preciso para esta conducta del imperio y sus lacayos, mantenida a tan alto precio humano, solo por el interés de denigrar a Cuba y su sistema socialista.

"El gobierno húngaro, señala el Ministerio de Relaciones Exteriores, sabe bien, como su patrón, que estas personas no son perseguidos. Mucho menos ’personajes de la oposición cubana’. Son, simplemente, emigrantes por razones económicas que probablemente no califican por sus antecedentes o nivel para recibir visas del gobierno de Estados Unidos."

Estas maniobras, oportunamente denunciadas por Cuba, alimentan las sospechas de que la administración norteamericana está tratando de crear las condiciones para provocar un éxodo masivo de cubanos hacia sus costas, tensar aún más las relaciones e intentar la adopción de medidas punitivas contra la Isla.

Se trata, evidentemente, de una patraña en curso que debe ser conocida y observada con atención por la comunidad internacional.

Agencia Cubana de Noticias