El 20 de julio de 2007, la Casa Blanca publicó –aunque sólo parcialmente– el decreto presidencial 13440 (Executive Order) sobre la interpretación de la Convención de Ginebra en el marco de las detenciones e interrogatorios que realiza la CIA. Luego de confirmar que, a su entender, los miembros de Al Qaeda y de los talibanes y fuerzas asociadas no son combatientes regulares y no se encuentran bajo la protección de la Convención de Ginebra, el presidente Bush ordena sin embargo que la CIA les aplique el artículo 3 de dicha convención, o sea que renuncia a torturarlos. Luego prosigue aprobando un nuevo manual de interrogatorios que prohíbe los actos reprimidos por el Código Penal y el Código militar estadounidense. Pero prohíbe la publicación de dicho manual.

El resultado de todo esto es que los agentes de la CIA podrán continuar sus interrogatorios en el mayor secreto y serán los únicos jueces de los métodos que ellos mismos pueden y deben emplear. Por otro lado, tampoco podrán ser objeto de acciones penales o militares por actos cometidos durante el ejercicio de sus funciones, ya que, al ser secretos, dichos actos no podrán ser registrados ni juzgados. Una mecánica idéntica a la de los nazis, que decían respetar las convenciones internacionales mientras que se deshacían de sus prisioneros mediante el decreto «noche y niebla» (Nacht und Nebel).

Ante este documento digno de la imaginación de Orwell, Le Figaro tropieza desde el subtítulo: “Los servicios secretos americanos tendrán que respetar la convención de Ginebra”. Por definición, si esos servicios son secretos es precisamente para no tener que respetar las convenciones internacionales.

Por su parte, Le Monde anuncia en su titular que “El Sr. Bush prolonga el programa de detenciones secretas de la CIA”, lo cual implica que la CIA no está obligada a respetar la Convención de Ginebra, la cual exige que se publique la identidad de los prisioneros y que estos puedan recibir visitas de los delegados de la Cruz Roja.

En ambos casos, los dos diarios franceses no sólo tratan de restar importancia a la cuestión de la tortura sino que la ignoran por completo. Tratan de hacernos creer que, aunque Estados Unidos se esfuerce muchísimo por detener e interrogar prisioneros en el más estricto secreto, simplemente no tiene nada que esconder ni razón alguna para recurrir al secreto.

# Nota publicada por Red Voltaire (http://www.voltairenet.org/article150686.html)