Contra Gerardo Hernández, Ramón Labañino, René González, Antonio Guerrero y Fernando González, lo han ensayado todo en el obsesivo afán del gobierno norteamericano por hacerles pagar bien caro su lealtad a la Revolución y de doblegarlos para humillar a Cuba.

La burda manipulación política del proceso judicial obligó a Washington a escamotear este episodio a la opinión pública estadounidense e internacional persuadido de que era la única forma de impedir reclamos de rectificación a favor de la justicia.

Pero una vez más se confirma aquella máxima de Abraham Lincoln de que se puede engañar a una parte del pueblo una parte del tiempo, pero resulta imposible engañar a todo el pueblo todo el tiempo.

Ha sido paciente y larga la batalla, pero todo indica que la verdad parece comenzar a abrirse paso a favor de la justicia y la razón.

Algunos episodios de las últimas semanas muestran las primeras grietas en el colosal muro de silencio mediático tendido en torno a esta farsa judicial.

La BBC londinense publicó una extensa entrevista, con amplia repercusión internacional, a Gerardo, condenado a dos cadenas perpetuas más 15 años; Igualmente trascendente fue el artículo publicado en The New York Times, caracterizado por un enfoque objetivo del caso.

Y otro momento particularmente importante ha sido lo ocurrido durante la vista oral realizada el pasado 20 de agosto como parte del proceso de apelación ante un tribunal de tres jueces del Onceno Circuito de Atlanta, y que fuera justamente calificado por el presidente Fidel Castro como derrota moral sin precedentes del imperio.

Hasta Atlanta fueron a escuchar las alegaciones de ambas partes 73 personalidades, entre los que destacan reconocidos juristas norteamericanos y de otros países, quienes finalizada la vista no vacilaron en calificar como justos los sólidos argumentos de la defensa y de endebles e inconsistentes los de la fiscalía.

Allí quedaron claras las razones que tuvo el Grupo de expertos de la ONU que en mayo del 2005 declaró arbitrario el arresto e injustas las sanciones, así como la argumentada decisión de este mismo panel de jueces que ahora dirigió la vista oral, que en septiembre de ese año, y después de estudiar durante un año el expediente, anuló el juicio y las condenas, dictamen revocado posteriormente por el pleno del Onceno Circuito.

Ramsey Clark, ex fiscal general de Estados Unidos; Wayne Smith, jurista y ex jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana durante el gobierno del presidente James Carter; Juan Guzmán, juez chileno que procesó al dictador Augusto Pinochet; Cynthia McKinney, ex congresista norteamericana, así como el defensor de los derechos humanos y parlamentario alemán Norman Paech, son solo cinco de los prestigiosos personajes, convertidos en testigos de la mala conducta del Fiscal y de la falsedad y falta de base para sostener los cargos de conspiración para cometer espionaje, contra los Cinco, y para cometer asesinato endilgado a Gerardo.

Parece que después de nueve años de cruel encierro, y de toda suerte de manipulaciones políticas, al proceso se ha incorporado de facto, un calificado y prestigioso ojo internacional atento, comprometido solo con la verdad, encargado de monitorear cuánto ocurra en lo adelante, como indispensable factor de equilibrio.

Mientras tanto, los compatriotas de los Cinco Héroes no cejarán en esta lucha, continuarán infatigables el reclamo de solidaridad de los amantes de la justicia en todas partes del mundo, y mostrarán su orgullo por saberse componentes de un pueblo capaz de dar hombres como estos.

Agencia Cubana de Noticias