Aquí publicamos parte de la entrevista a Eleazar Díaz Rangel que José Vicente Rangel le hizo en su programa que se emite por el canal de cable Televen, en Caracas, y que reprodujo la revista chilena Punto Final, dirigida por el reconocido periodista Manuel Cabieses.

 José Vicente: Ochenta por ciento de los medios en Venezuela están vinculados a sectores de oposición, o por lo menos son críticos al gobierno. Pero la consigna que se agita en estos días en las calles es la limitación de las libertades públicas y de la libertad de información…

 Eleazar: Hay una evidente contradicción entre ese reclamo de los medios, de muchos profesionales y estudiantes de Caracas y otras ciudades, y la realidad. Pienso que no hay ningún país en América Latina donde sea posible ejercer el periodismo –tanto de información como de opinión- con más libertad y menos limitaciones que en Venezuela. El gobierno no ha ejercido desde que asumió el presidente Chávez, ningún mecanismo de presión para impedir que determinada noticia sea difundida o que determinados artículos se publiquen.

 José Vicente: ¿Tu crees que no prorrogar una concesión es un atentado a la libertad de expresión?

 Eleazar: No, yo creo que no prorrogar una concesión en radio y TV afecta a la libertad de expresión que tenían los dueños de ese medio. En el caso de RCTV, durante más de medio siglo dijeron e informaron lo que creían que debía informarse. Pero también dejaron de informar lo que debía informarse, por razones empresariales o políticas. Eso se manifestó de manera clara para el golpe de abril (2002) y en 2003, con motivo del sabotaje petrolero. Allí hubo una demostración de cómo, en el caso de RCTV, la libertad de informar y de opinar se puso al servicio de intereses que iban contra el Estado y la democracia, contra la estabilidad del gobierno y a favor de sus intereses políticos. De manera que yo no veo que se pueda calificar de un atentado contra la libertad de expresión, independientemente de que afectó o que afecta esa libertad a quienes han sido sus dueños.

 José Vicente: Ahora, la respuesta ha sido muy violenta de parte de algunos sectores… Ha sido una protesta fundamentalmente de gente joven, que viene de colegios privados, colegios religiosos, de algunas universidades elitistas, eso por un lado. Pero por otro, está un aspecto que llama la atención, y es que estos protestatarios han rechazado el liderazgo de la oposición...

 Eleazar: Las manifestaciones se han realizado en el este de Caracas y fueron nutridas por estudiantes de colegios y universidades muy exclusivas, independientemente de que hayan participado estudiantes de la Universidad Central… Yo creo que la violencia fue introducida e insertada en los grupos... Fueron manifestaciones de carácter atípico. No sólo por su origen de clase: hay otro factor que es su deslinde con el liderazgo político: fueron penetradas por los grupos que cometieron los hechos de violencia.

 José Vicente: ¿Qué papel han jugado los medios?

 Eleazar: No ha habido interés por reflexionar, ha sido el error de los medios en los últimos años. Pero no sé si podríamos asociar esta línea de la mayoría de los medios a la ética. Porque esas son decisiones de los propietarios, de los dueños de los medios, no de los periodistas.

 José Vicente: Pero es significativo cómo una cantidad de periodistas se adhieren totalmente a la política de los medios de comunicación.

 Eleazar: Así es y están identificados con esas líneas. El problema ético se plantea en todos estos años, porque un principio fundamental de la ética es la verdad, la veracidad de la información, la búsqueda de la verdad y difundirla por encima de los riesgos que corre el periodismo. Esto ha sido un factor desestimado. Lo que mueve las líneas editoriales, las políticas informativas en prensa, radio y televisión en Venezuela, no es la verdad, como debe ser el periodismo ejercido profesionalmente. Lo que los mueve son las líneas políticas empresariales, el rol que han venido jugando, sustitutivo de los partidos políticos. Esto hace que lo fundamental no sea informar a los ciudadanos, sino estar al servicio de una política empresarial. Esto arrastra a numerosos periodistas a colocarse fuera del ámbito profesional.

# Nota publicada en la revista Movimiento Continuo número 2, agosto de 2007