Debieron pasar cuatro semanas luego del terrible sismo del 15 de agosto, para que la titular de Transportes, Verónica Zavala, la ex funcionaria de Fonafe que depositó US$ 5 millones en un banco que luego quebró, años atrás, se diera cuenta que las empresas telefónicas estaban en falta y habían incumplido su responsabilidad durante aquella noche trágica. Pero, no obstante esta verdad de Perogrullo, el cinismo de la titular del portafolio es monumental. No fue eso lo que dijeron, ella y su equipo, señaladamente la viceministra Cayetana Aljovín que protagonizó el inverosímil papelón de haber repetido servilmente los argumentos propagandísticos de Telefónica. ¿Preparando el terreno para no ser echada del gobierno?

Este es uno de los más tremendos y aberrantes problemas que ostenta la administración del presidente García. Ministros irresponsables, mentirosos, cínicos, sabedores que más pueden los dólares para comprar plumas aviesas, micrófonos cómplices y canales pro domo sua, que la comisión de sus yerros que son pasados por alto porque muchos negocios dependen de esta neumática silenciosa de oprobios múltiples. La ministra Zavala, la regalona de aeropuertos, pistas que no se construyen, concesiones que no resisten muchos análisis, como aquella referida a los doce aeropuertos de provincias, entregada a Swissport que gana en carrera de un solo caballo, pero que a la hora de la firma del contrato con el Estado aparece como adjudicataria y otra firma, Aeropuertos del Perú, rubrica el documento como concesionaria, pretende quedarse a toda costa en la cosa pública, escenario que soporta a toda su dinastía, mamando de las ubres del Estado, desde hace largos años.

Resulta ahora que las indagaciones del MTC encuentran que ¡antes! del terremoto del 15 de agosto, las empresas telefónicas ya hacían gala de incumplimientos, deficiencias, carencias y todo en un marco de absoluta impunidad. Entonces, ahora es importante, como siempre, encontrar un chivo expiatorio, Osiptel, y cargarle la cuenta y factura de todo el mayestático estropicio comunicacional. De ese modo, la ministra, responsable de todo el sector, pretende salir indemne, colocando el muerto en otra cantera tradicionalmente un mamarracho como Osiptel.

Se enuncia que podrían haber penas o puniciones. ¡Muy bien! Pero antes que eso hay responsabilidad política. El MTC a través de sus voceros dijo al país que Telefónica se había portado bien, que había hecho lo correcto y que todo se debía a la sobrecarga de llamadas. Es decir, emitieron un juicio apresurado (¿fue gratis?) exculpando a quienes, la auditoría del mismo ministerio, encuentra hoy responsabilidad de graves yerros en perjuicio de los usuarios. Esta misma empresa, el monopolio Telefónica, cobra lo que le da la gana a millones de clientes que no pueden encontrar justicia porque hasta ayer el MTC parecía una sucursal de esa firma hispana. Hoy cambian los papeles.

Entonces, hay que concluir que el mensaje subliminal es doble: Osiptel no cumplió su papel fiscalizador (¡oh sorpresa!) y Telefónica y otras firmas menores, son pasibles de multa porque ¡incumplieron! El cinismo no necesita mayor demostración porque es fácilmente comprobable. ¿Se rompió algún pacto o, más precisamente, se ha fabricado otro en virtud del cual, unos hacen de réprobos y otros de inocentes, para preservar la estabilidad de favores y caminos futuros por venir?

Nótese que el nulo poder del Congreso se verificó, en el caso de la ministra Zavala Lombardi, días atrás cuando no le incluyeron en la interpelación. Un pajarito me advirtió que no escribiera sobre el asunto, como si aquello fuera referente o causa de cualquier decisión, hasta la más mínima. ¡Precisamente, la libertad estriba en poder decir cuanto a uno se le ocurre con total prescindencia de compromisos o esclavitudes a que están sujetos los empleados que confunden fuente de trabajo con ideoneidad periodística! Soy amigo de mis amigos, pero más amigo de la verdad. Y sobre eso no hay concesión posible.

Los partidos políticos, cascarones electorales colocadores de hombres y mujeres angurrientos de puestos, dan cuenta de su entelequia al no poder emitir siquiera un pronunciamiento sobre nada de lo que acontece en el país. ¿Así pretenden ganar el juego a quienes sí tienen financiamiento copioso y en dólares, la odiosa moneda del imperialismo, y que hacen y deshacen merced a estos recursos?

El cinismo fino, educado en largas jornadas en la cosa pública, con artilugios bien elaborados que desvían subliminalmente las culpas monreras de estafa al país y al espíritu nacional, de la ministra Verónica Zavala Lombardi, la chica de los 5 millones de dólares, empuja su estancia en el gabinete. Y con ella, las taifas económicas y financieras que la tienen como cabecera de playa para sus propósitos exaccionadores. Y entre esas hay también una ex ministra que quiere la Sunat porque tiene negocios de bebidas gaseosas que han traído insumos eludiendo impuestos por sumas millonarias. Zavala: el cinismo es su divisa.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

Lea www.redvoltaire.net
hcmujica.blogspot.com
Skype: hmujica