Durante el mes de julio del año 2004, los jubilados
del Ecuador llevaron a cabo una serie de protestas
para exigir un modesto incremento en sus golpeadas
pensiones jubilares. Recuérdese que los ahorros de los
jubilados fueron golpeados recurrentemente desde la
crisis de 1999, la fuerte inflación que se produjo en
los primeros años de la dolarización, así como por el
paquetazo de Lucio Gutiérrez (lo que él denominó un
“PINCHAZO”), donde subió el costo de los servicios
básicos, alimentos, combustibles, transporte, etc.

Ante la indolencia del gobierno, esta protesta recibía
un creciente apoyo solidario de la población, pero
Lucio Gutiérrez enfrentaba a los jubilados con la
indiferencia. Mientras las protestas se radicalizaban,
el gobierno entretenía y enredaba a los jubilados,
pasando el tema al Congreso Nacional y éste a
una comisión especializada. Esta falta de respuesta
seria, por parte del gobierno del coronel, motivó a los
jubilados a realizar una huelga de hambre, con el
único fin de que se escuchen sus demandas.

Pero Gutiérrez no cedía, pues para él, pagar la deuda
externa siempre fue lo más importante. No podemos
olvidar que el 29 de mayo del 2003, mediante el
decreto ejecutivo 433, el gobierno de Gutiérrez
obligó al IESS a comprar –con el dinero de los
afiliados- 440 millones de dólares en bonos del
Estado, de los cuales 354 millones fueron para pagar
deuda pública interna y externa.

Hacia fines de julio del 2004, muchos de los
jubilados, debilitados por la prolongada huelga de
hambre, vieron deteriorada su salud: 21 de ellos
murieron en esta lucha, ante la indolencia de un Lucio
Gutiérrez que hoy se atreve a volver a la política.

Lucio Gutiérrez habla ante las cámaras de lo
“maravilloso”
que fue su gobierno, pero no menciona
los muertos que su gobierno dejó en la «GUERRA DE LOS JUBILADOS».