El plan era crear el descontento y la angustia internos para que el propio pueblo cubano derrocara a la naciente Revolución. Vale significar que aún faltaban muchos meses para que la Mayor Antilla proclamase, horas antes de la agresión mercenaria por Bahía de Cochinos, su adhesión al socialismo como proyecto socio económico y político.

Desde aquellas fechas hasta el presente, la guerra económica desatada por la Casa Blanca no ha hecho otra cosa que recrudecerse hasta límites insospechados. Son 47 años de intentos de asfixia nacional que han repercutido y repercuten sensiblemente en el desarrollo del país y en la vida cotidiana de varias generaciones de ciudadanos. Al mismo tiempo, se trata del bloqueo más largo en la historia humana.

En la Ilíada, atribuida al poeta ciego Homero, los griegos cercaron por una década la ciudad de Troya, que solo cedió ante la trampa urdida por Odiseo de colocar en la playa desierta un gigantesco caballo de madera con su panza cargada de tropas invasoras como forma de salvar la inexpugnables murallas de la urbe. Era, sin dudas, uno de los asedios de mayor prolongación.

Luego, durante la Segunda Guerra Mundial, los leningradenses soportaron a costa de enormes sacrificios 900 días de bloqueo nazi, hasta que una potente ofensiva del Ejército Rojo aplastó a los sitiadores.

Cuba ha resistido y resiste los embates de Washington desde hace ya casi cinco décadas, y los ha ido neutralizando con inteligencia, creatividad, esfuerzo, estoicismo y una enorme fuerza de voluntad y amor a la independencia. Es una epopeya que no ha pasado por alto para el resto del mundo, que 15 años consecutivos, en el seno de la Asamblea General de la ONU, ha demandado de forma casi unánime el fin de semejante engendro imperial.

Agencia Cubana de Noticias