Benedicto XVI rechazó un pedido de audiencia de Condoleezza Rice por estar de «vacaciones». La secretaria de Estado estadounidense esperaba reunirse con el Papa el 18 de septiembre, durante una escala en Roma, antes de viajar al Medio Oriente.

Dos temas estaban previstos para esta audiencia:
 la elección del próximo presidente de la República del Líbano que, según la Constitución libanesa, debe ser obligatoriamente un cristiano maronita (el Papa puede incluso bloquear a cualquier candidato mediante la excomunión)
 la preparación de la conferencia sobre la paz en el Medio Oriente que el presidente Bush desea realizar (conferencia que debería tomar una decisión sobre el estatuto de Jerusalén, cosa imposible sin la aprobación del jefe de la principal Iglesia cristiana).

Sin embargo, en lo tocante a esos dos temas –como sucede además en todo lo concerniente a cuestiones internacionales– las cosas no están nada bien entre la Santa Sede y Estados Unidos. Roma tiende a separarse de la política de Washington y ha condenado la ideología de los neoconservadores desde el punto de vista teológico. La cortés negativa expresada a Condoleezza Rice resulta particularmente ofensiva en la medida en que los principales actores de la vida libanesa y de Palestina desfilan actualmente ante la Curía.