Contundente derrota de la derecha y aplastante victoria de la corriente democrática, progresista y de izquierda es la frase que resume lo ocurrido en las elecciones del 30 de septiembre, en las que los pueblos del Ecuador han ratificado su anhelo de cambio y la esperanza de conquistar la patria nueva. El proceso deja un cambio en la correlación de fuerzas políticas.

La derecha va de tumbo en tumbo desde las elecciones de octubre del año pasado, llegando en este momento a los índices de votación más bajos en su historia, y no nos referimos individualmente a uno u otro partido, sino a todos ellos en conjunto. Viejos y "nuevos" partidos y exponentes de la derecha han sido rechazados en estas elecciones, alimentando la crítica situación que les acompaña de tiempo atrás.

Álvaro Noboa con el PRIAN, que ha trabajado por desplazar y cubrir el espacio del PSC y del PRE se estrelló contra las piedras que mostraba en su spot de televisión. Aseguró que llegaría con treinta y cinco representantes a la Asamblea y no lo hará con más de siete. La desolación y frustración del magnate se evidenció la noche del 30 en las instalaciones de la Industrial Molinera (su centro de campaña), donde sus puertas no se abrieron ni si quiera para vender avena. Su reacción del día siguiente se redujo a gritar –casi con histeria- ¡nos metimos en la Constituyente!, ¡nos metimos en la Constituyente!, como si su mayor propósito habría sido que él y su esposa lleguen a la misma.

La situación del PSC no es diferente. Quienes se creen dueños del país y de Guayas (León y Nebot) mantienen silencio; su otrora bastión electoral, que les daba ocho, diez o más diputados, ahora apenas les dio dos representantes. La campaña paralela llevada adelante a nombre del Comité Empresarial, no les funcionó. Y en general la campaña anticomunista de la derecha y el imperialismo, que habló del avance de la "bota comunista por América Latina" que robaría a los niños y quitaría las casas a los propietarios no caló.

Los hermanos Gutiérrez también jugaron a mostrarse en abierta oposición al gobierno a lo que acompañaron la oferta demagógica, superando en votación a sus compañeros de la tendencia. También dijeron que llegarían con más de treinta asambleístas y lo harán con dieciséis o diecisiete, dependiendo de los resultados oficiales finales; no obstante, debe tomarse en cuenta que en las elecciones anteriores obtuvieron veinte y cuatro de cien puestos en el Congreso. Sociedad Patriótica baja en número de representantes y en porcentaje electoral en un cincuenta por ciento.

Cosa parecida a la que vive el PSC en Guayas experimenta la ID en Pichincha, en donde antes obtenía cinco o siete de catorce puestos en juego; ahora no alcanzó ni uno solo, de acuerdo a los datos extraoficiales del conteo rápido. Su bancada en la asamblea, en el mejor de los casos, será de dos.

La Democracia Cristiana no estará presente en la Asamblea; el PRE lo hará con uno o dos, mientras la RED de León Roldós tendrá tres. Así se configura el desastroso cuadro de la derecha, incluyendo a algunos que prefieren denominarse como parte del "centro".

En resumen, los partidos y las figuras de la derecha, los banqueros, el imperialismo, los grandes medios de comunicación que se alinearon con la oposición son los derrotados de esta jornada.

Las fuerzas del cambio
La corriente democrática, progresista y de izquierda es la triunfadora del proceso. Ideológica y políticamente forman parte de la tendencia PAIS, el MPD, Pachakutik, el Partido Socialista, Polo Democrático, de los partidos y movimientos con participación electoral legal. Sin embargo, el comportamiento político y los resultados electorales de estas fuerzas tienen diferencias.

El triunfo de PAIS fue arrollador y en él Rafael Correa y su gestión gubernamental jugaron un papel fundamental. Correa ha encarnado al líder político que el pueblo ecuatoriano ha buscado para hacer frente a la oligarquía y encabezar el proyecto de cambio; el pueblo tiene confianza en él y por ello votó por PAIS. Motivo de otro análisis es el riesgo que implica supeditar un proyecto político a la figura y gestión individual, como ahora se configura en el imaginario popular.

La derecha pensó que afectaría el prestigio del Presidente y así debilitaría a la tendencia personalizando la oposición en Correa, sin embargo el resultado fue distinto porque para muchos el proceso se redujo a votar por Correa o en contra de él, afirmando de esta manera al punto más fuerte del movimiento PAIS.

La segunda fuerza dentro de la tendencia es el MPD. Extraoficialmente se le otorga cuatro asambleístas, con posibilidades de incrementar a cinco o seis cuando termine oficialmente el escrutinio, pues en tres provincias mantiene una disputa cerrada con otras fuerzas en torno a escaños que aún no han podido ser asignados. En general, salvo escasas provincias, el MPD se ubica entre las cuatro o cinco primeras fuerzas más votadas y su representación en la Asamblea será mayor a la que ahora tiene en el Congreso. El MPD es la expresión de la izquierda revolucionaria dentro de la tendencia, levantó un programa político radical y condensó en el respaldo a Correa y la disolución del Congreso su planteamiento frente a dos temas medulares puestos en el tapete de discusión.

Los resultados para Pachakutik, Partido Socialista y Polo Democrático son adversos. El primero sacaría un asambleísta (al Congreso llegó con seis diputados) y los dos restantes no lograron ninguna representación. Esto refleja la crítica situación de la CONAIE y de los sectores que en algún momento constituían la Coordinadora de Movimientos Sociales. Estas fuerzas han tenido una sinuosa actividad política, principalmente caracterizada por la crítica al gobierno y la sobrevaloración de sus fuerzas que les ha llevado a posiciones exclusivistas o sectarias.

Los resultados electorales expresan el crecimiento de la tendencia democrática, progresista y de izquierda, siendo fundamentalmente PAIS quien ha podido capitalizar este desarrollo numérico, captando electores de todas las fuerzas políticas. Por esta causa la tendencia se vuelve más heterogénea, pues, se han incorporado sectores provenientes de disímiles fuerzas, unos con la expectativa de que sus problemas materiales sean resueltos inmediatamente, otros que mejor entienden la combinación del proceso social con el proyecto político, pero sobre todo, en este último aspecto (el proyecto político), las apreciaciones son diversas y van desde posiciones mediatizadas, reformistas hasta revolucionarias.

Las fuerzas progresistas y de izquierda cuentan con una cómoda mayoría en la Asamblea y en teoría no tendrían problema para aprobar la Constitución a la medida de sus propuestas políticas, pero no hay que desechar ni subestimar las maniobras que la burguesía y el imperialismo harán para torpedear el trabajo de la Asamblea. Se aplica aquí una frase bastante utilizada: la lucha continúa.

No hay que aislar a la Asamblea

Alberto Acosta

ASAMBLEÍSTA NACIONAL

La legislación debe establecer las directrices para construir una patria más justa, no puede ser posible que un grupo reducido de la población tenga todos los privilegios, sacrificando las condiciones de vida de la mayoría, no puede ser posible que un grupo de la población asuma el papel de gerente propietario de la vida política, económica y social del país.

El pueblo espera una Constitución que proteja la diversidad que tiene el Ecuador. Los parques de conservación natural no pueden ser en ningún momento objeto de actividades extractivistas como mineras, petroleras o madereras, que luego afecten la vida misma de la naturaleza. Este es un asunto crucial, porque hemos visto que los límites de los parques nacionales se han ido adaptando a las necesidades de las empresas petroleras, y eso no puede ser más.

La Asamblea Nacional Constituyente debe delinear el mapa del Ecuador del futuro y establecer los primeros cimientos de este país, si nosotros tenemos un mapa claro de dónde queremos vivir, un mapa que sea incluyente, que incorpore a todos y a todas con equidad, sin privilegios para unos y marginalidad para la mayoría, nosotros podemos ir luego desarrollando el resto del edificio, haremos las paredes, las ventanas y las puertas, pero lo fundamental son los cimientos, y para eso vamos a la Asamblea Nacional Constituyente, a escribir, a definir cómo es el país que queremos

Entonces, la gran tarea es no solo dejar en manos de los 130 asambleístas el cambio, sino que la sociedad debe participar, la Asamblea Nacional Constituyente es demasiado importante para dejarla solo en manos de los asambleístas, esta es una tarea que debe abrirse al resto de la sociedad, a diferencia de lo que pasó en la Constituyente de 1998, a la que literalmente se la acuarteló, recordemos que se la llevó a la Academia de Guerra del Ejército, se la aisló. Por el contrario, a ésta hay que tratar de ciudadanizarla, hay que procurar que la ciudadanía en general participe en este proceso.

La nueva Constitución debe garantizar la salud y la educación como servicios de primerísima calidad y gratuitos.

Además debe ser nuestra Constitución, tiene que ser un proyecto de vida en común, elaborado por todas y todos, pensando en el mañana del cual podamos apropiarnos, reconociendo nuestros derechos y también nuestras obligaciones, de tal manera que cada ciudadano y cada ciudadana, literalmente, pueda llevarla en su bolsillo.

Es indispensable que el Congreso se vaya a su casa. Ojalá los diputados estuvieran a la altura de la demanda histórica y ellos mismos encontraran una fórmula y se vayan a su casa, de lo contrario será una de las primeras decisiones que la Asamblea Nacional Constituyente tome, no podemos volver a tener una situación similar a la que vivimos en el año 1998, cuando el Congreso, con el encargado del poder de ese entonces, se pusieron de acuerdo y le dejaron literalmente en la calle a la Asamblea Nacional Constituyente, eso no puede repetirse, aprendamos del pasado.

“Vamos a aplastar a la oligarquía”

Jorge Escala

Asambleísta Nacional MPD

El triunfo electoral que obtuvo mi partido es un reconocimiento de la adhesión que tiene nuestro pueblo a los luchadores, a los más firmes y consecuentes con este proyecto político de cambio, a quienes formamos parte de esta tendencia que lidera el presidente Rabel Correa. La gente piensa en una gran Asamblea para el cambio, que cierre el espacio a los Lucio Gutiérrez y Álvaro Noboa, que han sido causantes de la corrupción en el país. Por eso nosotros, en Montecristi, disolveremos el Congreso Nacional, que es el centro de la conspiración de la derecha, a excepción de los tres diputados del Movimiento Popular Democrático.

Al mismo tiempo que disolveremos al Congreso ratificaremos en sus funciones a Rafael Correa, para acorralar más a la oligarquía, porque hasta ahora han resultado vanos los esfuerzos de Noboa de conspirar contra el gobierno al incrementar el precio del pan, aceite y todos los productos de consumo masivo. Jaime Nebot dice que se refugiará en Guayaquil para no cumplir los que disponga la nueva Constitución.

Estaremos en la Asamblea para defender la soberanía de nuestro país: el petróleo, las minas, el agua, es decir, las áreas estratégicas, para que ya no estén jamás en manos de las trasnacionales, sino que sean patrimonio de los trece millones de ecuatorianos. Los trabajadores quieren alcanzar su libertad, por eso entraremos a acabar, con valentía, la mayor explotación humana que les ha dado la oligarquía. Por esta razón, eliminaremos la tercerización laboral y el trabajo por horas, para garantizar a los obreros la estabilidad y la relación de dependencia directa, que reciban las utilidades.

Vamos hacer que la educación y la salud sean un derecho humano, con inversión permanente, para defender la vida de nuestra gente humilde. Además, pediremos la confiscación de los bienes de los grandes empresarios, como Álvaro Noboa, que han evadido impuestos por más de 2 800 millones de dólares en este país. Plantearemos que esta economía social de mercado, aquella de la libre oferta y demanda, que ha permitido generar ganancias a los empresarios a través de la especulación, sea reemplazada por una economía solidaria y productiva, donde el Estado pueda reestablecer y recuperar la capacidad de ser organizador y planificador de la economía. Vamos, con el ejemplo de Jaime Hurtado, a construir la Patria Nueva y el Socialismo en el Ecuador.

A acabar con los privilegios de la oligarquía ecuatoriana. Los banqueros han dicho que tienen 3 millones de dólares para comprar asambleístas, para sabotear e impedir los cambios en la Constituyente. Ahí se chocarán con los insobornables de la izquierda revolucionaria. Hago un llamando a los jóvenes y trabajadores, al pueblo ecuatoriano, para que una vez posesionados, inicien la movilización social y popular, porque la oligarquía no renunciará fácilmente a sus privilegios. Los asambleístas estaremos juntos en la movilización, para alcanzar la patria nueva y el socialismo.