El Psicólogo no es un simple aplicador de pruebas o un simple mediador de conflictos, esta fue la conclusión a la que llegaron los estudiantes de Psicología Clínica e Industrial de la Facultad de Psicología de la Universidad Central durante una jornada de reflexión y análisis sobre el rol actual del Psicólogo ecuatoriano, en el marco de la cátedra de Psicología del Arte, la cual dicto en la mencionada Facultad.

La mayoría coincidió en que los procesos de enseñanza en esta ciencia deben tratar de elevar el nivel académico para obtener mayor eficacia y calidad en la formación de los futuros profesionales, pues la teoría debe estar fomentada en la praxis.

Tomando en cuenta que la sociedad ecuatoriana atraviesa por una crisis política, económica, psicológica y social, los futuros psicólogos propusieron que en la Asamblea Nacional Constituyente se declare a la salud mental como un derecho humano fundamental.

La población ecuatoriana en general no tiene una cultura que le incline a acudir al Psicólogo pues se piensa que solo los enfermos mentales, los locos, deben ir a verlo. Lo deseable sería, por higiene mental, que así como se acude al médico, al odontólogo para hacerse un chequeo, así mismo al menos una vez al año se acuda al Psicólogo.

En el ámbito educativo se planteó que en todos los establecimientos secundarios, a más del departamento de Orietación Vocacional dirigido por el Psicólogo Educativo, exista también un Psicólogo Clínico a fin de que intervenga en el diagnóstico y tratamiento de psicopatías de los educandos que el Psicólogo Educativo no está llamado a tratar.

Los Psicólogos Industriales proponen que las Instituciones de educación superior como la Universidad Central del Ecuador, deberían propender a la formación de cuadros profesionales en el área de Psicología Organizacional, que además de una educación formal cuenten con una serie de competencias que les permitan desarrollarse como agentes de cambio, que incidan de manera propositiva en el logro de las metas y expectativas de desarrollo de la empresa y al mismo tiempo contribuyan al crecimiento del país. Las empresas públicas y privadas tendrían que replantear sus sistemas productivos y tecnológicos a fin de dar paso a una cultura de calidad de servicio, a lo que en el área de recursos humanos se refiere.

Actualmente existe un débil nexo entre empresas públicas y privadas con la Psicología Industrial, y en contraposición existe una fuerte ligazón entre instituciones de educación superior privadas y el sector empresarial. La vinculación entre las Instituciones de educación superior y el sector productivo podría ofrecer un espacio de aplicación y desarrollo de la Psicología Organizacional en áreas tradicionales como reclutamiento y selección, análisis y evaluación de puestos, capacitación y adiestramiento, higiene y seguridad, entre otras, que se verán reforzadas en la medida en que el Psicólogo Industrial se desarrolle más ampliamente en áreas como evaluación, diagnóstico, intervención y seguimiento del comportamiento organizacional, administración de la calidad en los servicios, desarrollo organizacional, cultura de la calidad total, reingeniería psicológica.

La Asamblea Nacional Constituyente debería dictar una normativa en la que se contemple que el área de Recursos Humanos esté dirigida por un profesional de la Psicología Industrial y no por un Administrador, un Economista o un Tecnólogo como sucede ahora, desterrando aquella idea de que el Psicólogo es solo un simple aplicador de pruebas, pues en el caso del Psicólogo Industrial es sobre todo un analista del ambiente organizacional que enlaza los sistemas de producción con el factor más importante de la empresa, el factor humano; esto es así por él cuanto conoce el comportamiento humano de los trabajadores y del ambiente laboral in situ, lo cual ayuda a mejorar las condiciones de trabajo e incrementar la motivación del personal.

Un problema de magnitudes considerables está constituido por los accidentes de trabajo, en este campo el Psicólogo Industrial toma particular interés en el análisis de los mecanismos de producción de los accidentes utilizando un modelo multicausal para estudiar de manera integral y sistémica los factores condicionantes que determinan la ocurrencia y desde luego identificar, en cada caso, los rasgoz psicológicos y las características de la conducta del trabajador como un factor preponderante en la génesis del accidente.

Es una práctica frecuente atribuir como factor a los accidentes de trabajo supuestas alteraciones de personalidad del trabajador, o también la inestabilidad emocional, conflictos familiares, irresponsabilidad, actitudes temerarias, falta de habilidades, poca capacidad intelectual o una tendencia franca y patológica con predisposición a los accidentes.

Por otro lado es considerable la incidencia de psicopatologías en los trabajadores: estrés, neurosis, depresión, psicosis, etc. por lo cual es menester incursionar en esa dimensión poco explorada del trabajo que consiste en estudiar los mecanismos del pensamiento del trabajador y sus implicaciones de conducta e interrelación con sus semejantes, para entender los fenómenos sociales dentro de las comunidades y el grado y la forma como estos procesos psicológicos participan cómo determinantes de la salud individual y colectiva.