La violencia devastadora que reina en las regionales central y meridional de Irak obliga cada mes a decenas de miles de personas a abandonar sus hogares dando así lugar a una crisis humanitaria más grave aún de lo que habían previsto las agencias humanitarias cuando la guerra estalló en 2003.

Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR), más de 4,2 millones de iraquíes han tenido que abandonar sus hogares. De esa cifra, unos 2,2 millones son actualmente desplazados en el interior de su propio país y más de 2 millones han huido a Estados vecinos, principalmente a Siria y Jordania. Muchos se habían visto desplazados ya, antes de 2003, pero el número de los que se ven obligados a huir sigue aumentado. En 2006, los iraquíes tenían el primer lugar en número de solicitudes de asilo en Europa.

Durante los tres primeros años siguientes a la caída del antiguo régimen iraquí, en 2003, el UNHCR basaba su trabajo en la hipótesis de que la situación interna en Irak iba a estabilizarse, lo cual permitiría que cientos de miles de iraquíes ya desplazados en aquel entonces pudiesen regresar a sus lugares de origen. Pero en 2006 la intensificación de la violencia provocó un aumento del número de desplazados. Se hizo así necesaria una reevaluación del trabajo del UNHCR y de sus prioridades en la región, entre ellas la ayuda a los repatriados y a unos 50 000 refugiados no iraquíes en Irak, así como la necesidad de reforzar la ayuda a los miles de personas que huyen mensualmente.

Entre el año 2003 y el 2005, unos 300 000 iraquíes regresaron a su país desde Irán, Arabia Saudita, el Líbano, Jordania y otras naciones. Pero ahora los regresos han cesado y se ha incrementado la fuga de personas, entre las que se encuentran gran número de profesionales calificados, lo cual es de crucial importancia para la reconstrucción del país.

Además de los que han salido del país, desde principios de 2006 más de un millón de iraquíes han huido de sus hogares hacia otras regiones de Irak, la mayoría de ellos debido a la violencia sectaria desatada después del atentado dinamitero contra una importante mezquita chiíta de la ciudad de Samarra, en el centro de Irak, atentado cometido en febrero de 2006.

Esta enorme cantidad de desplazados en Irak representa un grave desafío humanitario y una enorme dificultad (en el año 2003, antes que estalle la invasión de EEUU en Irak el gobierno suizo había previsto un tal escenario, ver artículo de la época), tanto para los propios desplazados como para las familias iraquíes que tratan de ayudarlos en las comunidades a las que llegan. La envergadura de sus necesidades, la violencia y las dificultades que se plantean para hacer llegar la ayuda a los desplazados hacen de estos un problema que en realidad sobrepasa las posibilidades de las agencias humanitarias, incluyendo al UNHCR. Y mientras más tiempo dure esta situación, más se agravará en la medida en que tanto los desplazados internos como las comunidades que los acogen en Irak vayan agotando sus recursos.

Muchos de los iraquíes desplazados que huyen hacia los países vecinos no recurren inmediatamente a la ayuda del UNHCR. Estos se apoyan más bien en una red social de amigos y familiares que, según teme el UNHCR, se está agotando rápidamente, lo cual empeora más aún los problemas sociales entre los exiliados y las tensiones esporádicas con las comunidades a las que llegan.

Desde principios del año 2007, el UNHCR extendió sus operaciones en la región y ahora cuenta con 300 empleados dedicados a trabajar en la crisis iraquí desde sus oficinas en la región y en Ginebra. La agencia de las Naciones Unidas para los refugiados ha registrado más de 180 000 iraquíes en los países vecinos de Irak. Alrededor del 15% de ellos necesitan una ayuda específica, como en el caso de las personas que han sido torturadas. En abril de 2007, la agencia organizó una importante conferencia internacional en Ginebra con vistas a responder a las necesidades humanitarias de las personas desplazadas por el conflicto en Irak y para movilizar más ayuda internacional a favor de esas personas.

El UNHCR apoya a los países receptores mediante la rehabilitación y la construcción de escuelas, clínicas y centros comunitarios y garantizando una ayuda sicológica y cuidados específicos a los iraquíes más vulnerables. A mediados de agosto de 2007, el UNHCR presentó unos 12 000 casos seleccionados entre los iraquíes más vulnerables con vistas a su reinstalación en terceros países.

La agencia de las Naciones Unidas para los refugiados, que ha lanzado llamados a reunir un monto de 223 millones de dólares para sus operaciones ligadas a Irak en 2007, expresa también su inquietud ante la situación de unos 15 000 refugiados palestinos que han quedado en Irak y de los cuales unos 1 500 se encuentran atrapados en dos campamentos provisionales situados en la frontera entre Irak y Siria. Los palestinos que se encuentran en Bagdad son objeto de amenazas cotidianas pero se ven impedidos de salir de Irak. Los cristianos iraquíes y miembros de otras comunidades minoritarias también se ven amenazados.