Mordaz en sus observaciones, risa corta y extendida al infinito, preguntón, comunicador nato, pícaro, tecleador de viejas Olivetti, buen padre, excelente compañero y militante de las ideas de la UTPBA.

Mario murió dos veces: la primera ejecutado por sus verdugos, de los que después de 14 años nada se sabe (como tantas otras muertes en el país, en la región, el mundo); y la otra, por el silencio, la censura y la autocensura de numerosos medios y “profesionales de la libertad de expresión”.

Silenciar: callar, guardar secreto durante años.
Silencio: abstención de hablar.

Dos definiciones de diccionario, dos definiciones políticas. Dos definiciones que tuvieron de aliadas a la censura y la autocensura.

Contadas y honrosas excepciones pelearon contra esta verdad: Mario Bonino primer periodista asesinado en “democracia” y en pleno gobierno menemista, que a fines de octubre de 1993 ya había sumado más de 700 agresiones contra los trabajadores de prensa.

“Quiero saber manejar una computadora, me prendo en el curso que se hará internamente en la UTPBA, no quiero vivir de recuerdos. Como decimos en nuestros materiales entender la tecnología y manejarla al servicio de los trabajadores”, meses antes de su desaparición y posterior asesinato, repiqueteaba las cabezas de los compañeros con esa determinación. Y así lo hizo, inició el curso y en poco tiempo ya andaba sacando comunicados y editando como si nada en las nuevas PC.

Estaba en el área de comunicación de la UTPBA, luego de pasar por Diario Popular, La Razón, Sur, periódicos zonales y agencias de noticias.

Futbolero, fana medido de River y gustoso de los que se inclinan por la sencillez de la pelota al pie, la cabeza levantada y el simple intento de pasar la pelota a otro del mismo equipo.

Bonino silenciado, asesinado, censurado y autocensurado.

Cada uno sabe sus por qué, cada periodista que calló en estos 14 años lleva la marca de la mentira organizada.

Otros hablaron, escribieron, hicieron informes especiales, fueron por canales alternativos (como va éste y otros escritos).

No callaron, ayudaron a romper mentiras y a construir una verdad que con el tiempo se hace más contundente: asesinaron a Mario Bonino cuando la UTPBA estaba en pleno enfrentamiento con el Gobierno del ex presidente, Carlos Menem, por las políticas económicas que aplicaba, por las agresiones sistemáticas a los periodistas, las mismas que Mario llevaba como denuncia a las redacciones.

Luego el tiempo selló otra verdad: no censuraban el asesinato de Mario Bonino, censuraban a la UTPBA, su Organización (ANC-UTPBA).

(*) Periodista. Responsable del Área de Comunicación de la UTPBA