El 11 de noviembre de 1993 Mario desapareció luego de participar en la sede de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) del seminario “El rol de la radio a las puertas del Tercer Milenio”, y cuando se dirigía a realizar un recorrido por diferentes medios de comunicación para entregar un comunicado en el que la UTPBA denunciaba nuevos atropellos contra periodistas del interior del país, recuerda un comunicado emitido por la Comisión General Administrativa de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA).

El hallazgo de su cadáver en aguas del Riachuelo estuvo precedido por otro atentado: en la madrugada del domingo 14, tres personas irrumpieron en la sede de la Obra Social de la UTPBA y agredieron con golpes de hierro en la cabeza al sereno del edificio, Miguel Gavilán, quien fue internado de urgencia con conmoción cerebral. Esa misma mañana, en la sede de la UTPBA se recibió un llamado telefónico anónimo, donde una voz femenina amenazó diciendo que “lo que les pasó anoche les puede volver a pasar”.

La entidad de los periodistas venía desarrollando una fuerte campaña contra las amenazas y agresiones a la prensa promovidas desde el gobierno, del ex presidente Carlos Menem., que en ese momento alcanzaba a más de 700.

En septiembre de ése año la UTPBA produjo, bajo la consigna “Paren la mano”, una de las mayores movilizaciones en pleno período menemista, convocando a más de 10 mil personas a la Plaza de Mayo, donde el periodista y dirigente de la organización Juan Carlos Camaño señaló que “hay que parar las agresiones a los trabajadores de prensa y no queremos esperar tener que llevar las condolencias a familiares de algún compañero nuestro”. A los pocos días desaparece y asesinan a Mario Bonino.

Al momento de su desaparición, Mario trabajaba en el Área de Comunicación de la UTPBA y había ejercido su tarea profesional en las secciones de deportes de los diario Popular, Sur, La Razón, agencias de noticias y medios zonales.

Para el esclarecimiento del asesinato de Mario, la UTPBA y los trabajadores de prensa crearon una Comisión, de la que formaron parte, entre otros, los periodistas Enrique Tortosa, Santo Biasatti y Enrique Sdrech.

Luego de una ardua tarea de investigación, la Comisión llegó a la conclusión de que Mario Bonino había sido secuestrado y asesinado bajo el método conocido como “muerte blanca”, ejecutado por una acción mafiosa donde se intenta no dejar rastros en un crímen. Sin embargo, en el caso de Mario, las distintas autopsias realizadas demostraron que fue arrojado sin vida a las aguas del Riachuelo.

A fines de abril de 2001, la UTPBA solicitó y obtuvo la reapertura de la causa que investiga el homicidio, producto de las declaraciones formuladas por un suboficial de la Policía Bonaerense al programa de TV Puntodoc/2, en las que señalaba a los autores del crimen como “gente del Comisario Mayor Mario Rodríguez”, a quienes identificó con los nombres de “el Lagarto Vargas y el Suboficial Mayor Carmona”.

En agosto de 2002, la UTPBA realizó una presentación ante el juez Raúl Irigoyen, a cargo del Juzgado de Instrucción Número 10, motivada por la publicación de un artículo en la edición del diario porteño Clarín del viernes 28 de junio, en el que se reproducen declaraciones del cabo de la Policía Bonaerense Adrián Montenegro, en relación con el asesinato de Bonino.

A lo largo de todos estos años, los reclamos de justicia, esclarecimiento, reapertura de la causa fueron llevados adelante por la UTPBA y acompañados por organizaciones de derechos humanos del país y el mundo, organizaciones y sindicatos de prensa del país y la región, la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), la Asociación de Reporteros Graficos de la Argentina (ARGRA) y la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP).

Han pasado ya 14 años de lucha por conseguir que los autores materiales e intelectuales del crimen de Mario vayan a la cárcel.

Han pasado 14 años de silencios cómplices, de censura y de autocensura de muchos medios y periodistas.

Han pasado 14 años con más de 1.000 amenazas y agresiones a trabajadores de prensa.

Han pasado 14 años, y en 1996 asesinaron a otro trabajador de prensa, el reportero gráfico José Luis Cabezas.

Han pasado 14 años y la UTPBA, NO OLVIDA, NO PERDONA Y DICE : LA IMPUNIDAD NO SERÁ ETERNA.