Uno de esos ejemplos está presente en el nuevo informe emitido por la Oficina de Fiscalización General (GAO), del Departamento del Tesoro, el cual admite que la vigilancia y persecución de los viajeros procedentes de Cuba, recibe mayor prioridad que la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico.

El servicio de Aduanas y Protección de Fronteras, dice el informe, realiza inspecciones al 20 por ciento de los pasajeros de los aviones fletados que llegaron al Aeropuerto Internacional de Miami, procedentes de la Isla.

Esta cifra supera en más de seis veces el número de controles sobre los vuelos internacionales provenientes de otros países, incluso de aquellos considerados vinculados al narcotráfico.

El documento considera que la elevada cuantía de inspecciones y decomisos de contrabando menor y el control ejercido para descubrir evidencias de violaciones de las medidas del bloqueo, ha hecho disminuir la capacidad del servicio de aduanas para fiscalizar la entrada de terroristas, criminales y extranjeros inadmisibles.

Este informe pone sobre el tapete la creación del Grupo de Trabajo para Reforzar las Sanciones a Cuba, creado en octubre del 2006 y cuya función es coordinar las acciones de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC), del Departamento del Tesoro; el FBI; el Servicio de Rentas Internas (IRS); Inmigración y Control de Aduanas (ICE); y el Servicio de Guardacostas y de las unidades aéreas y terrestres de Aduanas y Protección de Fronteras.

Tan colosal despliegue de fuerzas y recursos llevó al Departamento del Tesoro a admitir que tiene solo cuatro empleados para investigar las cuentas de Osama bin Laden, mientras cerca de dos docenas de funcionarios están dedicados a perseguir a los violadores de las restricciones impuestas a quienes visitan la ínsula.

El fenómeno no es nuevo y vuelve a la actualidad debido a su irracional incremento. Recuérdese que a finales de abril del 2004, el representante demócrata por Massachussets, William Delahunt, denunció está aberración y lo hizo en forma gráfica, como un modo sencillo de mostrar el contenido ridículo de tal situación.

Dijo entonces: " Estamos persiguiendo ancianas que van a montar bicicleta a Cuba cuando debemos concentrarnos en utilizar esa importante herramienta contra las organizaciones terroristas que permanecen en las sombras".

Varias agencias oficiales relacionadas con el tema coinciden en que estos controles han provocado, además de la división de la opinión pública dentro del país, particularmente en la Florida, " pequeñas violaciones generalizadas del embargo", léase bloqueo económico.

"Algunos gobiernos extranjeros se han opuesto activamente al embargo de EE.UU., al negarse a identificar a aquellos pasajeros estadounidenses que realizan visitas no autorizadas a través de terceros países, o a limitar sus relaciones comerciales o financieras o de viajes con la Isla", señala con evidente amargura el informe citado.

No es preciso especular mucho para encontrar una explicación a este asunto. Cualquier observador no contaminado con la virulenta posición de Bush hacia Cuba y la campaña mediática instrumentada desde Miami, comprenderá que son manifestaciones lógicas del empecinamiento en mantener, y aun recrudecer, una política anacrónica, cuya ineficacia ha sido demostrada por la vida.

La explicación resulta bien sencilla y está a la vista. Se trata de una obsesión mantenida con la terquedad propia de quienes, como el inquilino de la Casa Blanca, se consideran seres elegidos.

Agencia Cubana de Noticias