Premisa fundamental, inequívoca, indiscutible es que todos los peruanos, sin excepción, tienen el deber obligatorio de participar en la forja de la patria, sus destinos presentes y construir el futuro para los próximos años. Dejar que los así llamados “políticos”, “intelectuales”, “estadistas”, “estrategas”, “internacionalistas”, disfruten de un monopolio, constituye más de lo mismo y los resultados mediocres están a la vista. Las castas, de toda índole, han perpetuado un país pleno en asimetrías e injusticias, en que un porcentaje ínfimo disfruta de los goces reales y una mayoría de millones está ajena a cualquier progreso o ruta de desarrollo con equidad y justicia social.

No basta, de ninguna manera, que los símbolos episódicos y gubernamentales digan que “trabajan” por el país. Mucho menos que los miedos de comunicación, cuya cantera ideológica baila al son que los dólares tocan, diga lo propio. Tampoco que, coincidencialmente, algunos dirigentes políticos estén avisando que apoyan lo que hace el gobierno, sin saber de qué se trata ni de qué demanda –que aún no se ha hecho en La Haya- es la que se va a formular. Llama la atención la rotundidad del señor Ollanta Humala sobre este acápite, cuando ha permanecido en silencio durante meses de meses sobre este delicadísimo particular que involucra traiciones a la patria sobre las que ¡jamás ha dicho absolutamente nada!

¡Construir el 2008 involucra a todos los peruanos de buena voluntad! Construir una patria con identidad y querencias por encima de banderías y con características muy superiores a cualquier efímero régimen de gobierno. Los gobiernos pasan, el Estado, la nación, el país, el Perú, queda. Y lo que hacen mal estas administraciones resiente sobre el colectivo y daña su proyecto institucional. Por tanto, no hay que permitir, con las armas de la ley de los pueblos, que malos regímenes terminen de regalar el patrimonio nacional en nombre de globalizaciones, recetas foráneas o fórmulas mágicas que siempre impulsan minorías adineradas, insolentes y doctrinariamente partidarias de considerar al Perú como mera estación, fonda o chingana desde dónde fabricar fortunas y conseguir recursos naturales con los que enriquecerse abusivamente.

¡Construir el 2008, representa entender o saber o descubrir, si será posible aminorar los daños del TLC con Gringolandia e incorporar, en acciones productivas, a vastos sectores nacionales! La patria se construye con los más, no con los menos. Y Perú debe aspirar a ser un país libre, justo y culto pero por acción directa y potente de sus propios hijos. ¡Nadie va a regalarnos un proceso de liberación, antes bien, las cadenas financieras, económicas, energéticas e ideológicas, están a la orden del día para justificar sujeciones y esclavitudes con nuevos nombres pero iguales resultados nefastos para las mayorías!

¡Construir el 2008 significa enterar al país de qué y cómo será la demanda en La Haya sobre delimitación marítima con Chile! Además, constituye la posibilidad fundamental de unir al país, no en torno a proditores miserables cuyo ejercicio ha sido una constante traición a los intereses nacionales, sino vía la imagen clarísima que vamos, como un todo, al contencioso jurídico que debe estar representado por genuinos patriotas con respaldo integral del Perú! Hasta hoy, este capítulo ha constituido una colección de aberraciones que comenzó con nombrar al embajador Allan Wagner Tizón, chilenófilo hasta la médula, como “agente”.

¡Construir el 2008 obliga al ejercicio crítico de la ciudadanía con sus miedos de comunicación, sus políticos y gobernantes, sin excepción! Y en esta práctica, nadie está exceptuado. Los peruanos tienen que aprender a hacer una nación y que ésta sea madre y no madrastra de sus hijos. En esta tarea indoblegable, invicta, integérrima, el aporte de cada uno deviene en cuota importantísima. La hora del ciudadano, ha llegado. Y en esta comisión, quien quita el cuerpo a la responsabilidad es un pusilánime. Quien entra a la refriega, es un hijo digno del Perú de los Incas.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

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