Hoy, los realizadores de estas alternativas comunicacionales desarrollan su actividad en una realidad desfavorable según las instancias que se imponen y que nunca se desean. Expresó en un artículo reciente el Responsable del área de Comunicación de la UTPBA, el periodista Héctor Sosa refiriéndose a los pequeños y medianos medios de comunicación: “Al mismo tiempo, profundizaron su capacitación propia, a sabiendas de que contenido y estética son conceptos que se deben juntar para brindar saltos de calidad. Imaginación, actualización tecnológica y la búsqueda de variantes comunicacionales son las bases de las que se van nutriendo los nuevos periodistas-comunicadores sociales”. De esta forma desde la edición, hasta el proceso de activación de la publicidad, pasando por su propia formación y capacitación, competen a sus funciones, única forma de aportar a un proyecto que demanda integralidad sin dejar de reconocer la particularidad de cada actividad.

La (in) competencia, entonces, con los grandes grupos mediáticos resulta feroz y en esto la publicidad juega un rol no menor. Los medios pertenecientes a las grandes corporaciones multinacionales se reparten la mayor parte de la torta publicitaria tanto estatal como privada. A los otros, les queda el pequeño porcentaje de publicidad estatal que fije, en los casos en que se encuentre legislado, la gobernación local y el aporte de los comerciantes vecinales.

Resulta evidente entonces que los medios barriales se encuentran a una distancia de años luz con los masivos. Distintos proyectos y propuestas que pretenden modificar de forma y fondo el otorgamiento de la cuota publicitaria están girando por ámbitos legislativos en estos días. Esta situación obliga a los medios barriales a un alerta permanente, pues cualquier intento que profundice esta desigualdad sumaría un grano más al terreno de injusticias y por consiguiente, el rol que deberán jugar será fundamental.

Hace tres siglos atrás el filósofo alemán Carlos Marx sentenció, “Si el capital queda libre va a liquidar el planeta”. Muestras a la vista. El capital quedó libre y en su vuelo los depredadores de siempre lo encerraron en sus nidos hechos de algo más que de paja y barro. La díada concentración-monopolización se expandió por el mundo y la distribución igualitaria quedó relegada a un oscuro rincón, declamada por muchos y ejercida por pocos. Como consecuencia, millones de seres humanos en el mundo quedaron a expensas de su buena suerte y fortuna privados de una condición básica: su propia dignidad.

Mantener y mejorar la calidad y prestigio cultural y respetar la propia dignidad, deberá continuar siendo el gran desafío de los medios barriales y esto los condena necesariamente a pelear por enderezar el molde.

(*) Periodista