Está el autoritario desgobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán, priísta, demagogo, payaso y millonario. Le “admiran” que se sepa de memoria el nombre o apodo de todos, cuando anda de paseante por la entidad. Es una especie de caricatura del que se escondía en la hacienda Manga de Clavo: un Santa Anna enano, pero capaz de vender a Veracruz.

Entre sus ocurrencias autocráticas está que, a partir de su nombre, Fidel, puso en circulación que hay que ser “fiel” a los caprichos que él decide imponer. Y con ese cínico lema arrasó en las recientes elecciones municipales y legislativas.

Pero no es fiel don Fidel al cumplimiento de sus obligaciones, al sometimiento al imperio de la ley y a respetar el límite al ejercicio de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, que concentra para su abuso. Manda y ordena en los casi 203 municipios priístas, perredistas y panistas. Y le tiene una rabiosa infidelidad a las libertades de prensa, que informan y critican con veracidad sus arbitrariedades. Sin cumplir con la sanción impuesta, por ejemplo, ordenó la liberación de los autores del allanamiento al periódico Tribuna, editado en la capital veracruzana, cuando fue desgobernador Miguelito Alemán (ahora “periodista” para matar su tiempo de jubilado multimillonario).

Y en el reinado de “Fidel-Fiel”, el diario y su director Martín Serrano siguen siendo objeto de amenazas, por informar y criticar a su despótica administración. Han llegado a tal grado las bravatas del desgobernador y su mafia que ya fue presentada una denuncia en la PGR contra los funcionarios del desgobernador.

El periodista Martín Serrano encontró en la puerta de su domicilio, en un paquete, cinco balas para rifle manchados con pintura roja para simular sangre, envuelto en un ejemplar de Tribuna. “El mensaje es claro: somos cinco miembros de familia: mi esposa, mis hijos y yo”, asentó en su declaración el periodista.

No es el primer atentado, en el periodo de la “fidelidad” contra los periodistas y los derechos para ejercer las libertades de prensa. Herrera Beltrán, viejísimo politiquillo del ala más despreciable del antiguo priísmo, teme ser exhibido por la información y odia ser objeto de la crítica. Y sabe que para las embestidas, amagos y hasta los homicidios, nada como utilizar a terceros. Por eso es que el editor-director de Tribuna no dudó en señalar como autores de las intimidaciones a funcionarios “fieles” al troglodita veracruzano.

Es cierto que con las denuncias ante la PGR, donde despacha Juan de Dios Castro y Orellana Wiarco, como encargados de atender las denuncias contra las provocaciones para tratar de silenciar a los periodistas, nada hacen con su cantaleta de “más pruebas”. Pero, cuando menos son constancias de hechos. Y estos permiten mantenerse alertas para continuar mostrando, de cara a la opinión pública, a los Fideles Herrera Beltrán, capaces hasta de cumplir sus amenazas de muerte.

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Revista Contralínea / México
Fecha de publicación: Noviembre 1a quincena de 2007