Max Lesnik (izquierda) acompañado de su hija Vivien durante la entrevista con la agencia de prensa estadounidense Associated Press (AP) en el hotel Nacional de La Habana, martes 11 de diciembre 2007. Dec. 11, 2007. (Foto cortesía: AP Photo/Javier Galeano).
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Estando en Cuba con motivo de la presentación del documental «El Hombre de las dos Habanas» en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, a principios de este mes de diciembre, realizado por mi hija Vivien Lesnik Weisman, me entrevistó el joven periodista norteamericano Will Wall Weissert para la agencia de noticias Associated Press.

La entrevista ha sido reproducida en todos los diarios más importantes del mundo por lo que consideramos que debía ser también llevada al aire en nuestro programa noticioso Radio-Miami.
Y sin más preámbulos, aquí va el reportaje publicado por la AP con el título de:
«Documental sobre un cubano que vive a medias entre Cuba y Miami».

Dice así:

Huyó de Cuba en 1961, pero sigue considerando a Fidel Castro como un amigo. No tolera el comunismo, pero se opone enérgicamente al embargo estadounidense. Vive en Miami pero viaja regularmente a La Habana, donde incluso se presenta por la televisión estatal (...)

Max Lesnik siempre fue de opiniones firmes que suelen enojar a otros, independientemente de cuál de los bandos del estrecho de la Florida se encuentre.

A mí siempre me ha tocado ser un comentarista crítico. Siempre he estado en la oposición; nunca he estado ni en un gobierno ni en otro, dice Lesnik, un revolucionario cubano convertido en comentarista radial en el sur de la Florida, en una entrevista con la AP.

Y no hablo un doble lenguaje. Lo que yo digo aquí, lo digo en Miami, y lo que digo en Miami lo digo aquí.

«Aquí» es específicamente el salón ejecutivo en el sexto piso del Hotel Nacional de La Habana. Lesnik se acomoda en un sillón junto a una ventana que deja ver las aguas del Caribe cuando suena su teléfono celular. Contesta, se ríe y cuelga.

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«Me dice el subdirector del programa de radio mío que se ha corrido una bola en Miami, que yo tuve un accidente y que estoy muerto», explica. «Yo acabo de decirles que no desmientan nada. Diles que no se sabe, que no se sabe si está en el hospital, que no se sabe, a ver qué pasa».

A menudo ha habido interrogantes sobre el bienestar de Lesnik, de 76 años. Al llegar a Miami hace casi 47 años, pasó casi dos décadas publicando Réplica, una revista cuyas oficinas en La Pequeña Habana fueron atacadas con explosivos once veces, supuestamente por intransigentes anticastristas en la comunidad cubana en el exilio que se oponían a sus llamamientos a levantar el embargo estadounidense.

La vida y política de Lesnik se presentan en el documental «The Man of Two Havanas», dirigido por su hija menor Vivien Lesnik Weisman, de 45 años, que se exhibió en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano que concluyó el viernes 14.

Filmada a lo largo de dos años y medio en La Habana y La Pequeña Habana, la película narra el activismo político de Lesnik, su amistad con Castro, y los primeros esfuerzos por producir propaganda revolucionaria cuando los rebeldes tomaron las montañas en el oriente cubano.

Lesnik condujo un programa radial cubano después que las fuerzas de Castro derrocaron al dictador Fulgencio Batista en 1959, pero se desilusionó cuando Cuba estrechó sus vínculos con la Unión Soviética.
Finalmente declaró en el éter que no era comunista, y se dirigió a Estados Unidos en enero de 1961 a bordo de un bote con otros 13 ex colaboradores rebeldes. Su esposa y dos hijas se le unieron dos meses después.

Lesnik fundó Réplica en su garaje de Miami en 1968, con la que ganó lectores y adversarios cuando proclamó que seguía admirando a Castro.

Fue un luchador que terminó vendiéndose al castrismo. No sé a qué precio, pero ya es un colaborador de los hermanos Castro, dijo Huber Matos, ex funcionario del ejército rebelde de Castro que desertó, fue acusado de traición y pasó 22 años en la cárcel antes de buscar exiliarse en Estados Unidos.

En una entrevista telefónica desde Miami, Matos dijo que él y muchos otros exiliados cubanos tienen «tolerancia cero» hacia Lesnik.

«The Man of Two Havanas» incluye pasajes de una entrevista televisiva estadounidense en la que Lesnik muestra la pistola que solía usar como protección. Su hija recuerda en la entrevista cómo siempre se sentaba en los restaurantes de cara a las ventanas para evitar un posible ataque.

Lesnik regresó por primera vez a Cuba en 1978 y se convirtió en visitante frecuente después del desplome de la Unión Soviética.

Formalmente recompuso su relación con Castro y se reunió muchas veces con él, aunque no lo ha visto desde que el líder cubano fue operado de emergencia y cedió el poder a su hermano menor Raúl en julio del 2006.

Vivien Lesnik Weisman debía cenar con su padre y con Castro en 1996, pero tuvo que regresar a Estados Unidos cuando su entonces esposo fue internado en un hospital con una úlcera sangrante. Castro luego usó el celular de Lesnik para llamarla.

Recuerdo que hizo una broma diciendo que la inteligencia estadounidense estaba tratando de imaginar qué significaba la palabra en código ’úlcera’, dijo la cineasta, quien regresó a La Habana con su padre para el debut del documental.

Lesnik padre ha estrechado más su amistad con los funcionarios cubanos en los últimos años. En este verano ganó un premio cubano de periodismo, y se ha presentado en programas de entrevistas por televisión.

Lesnik se disculpa y señala que defendió a la comunidad del exilio cubano en una de esas presentaciones.

En una mesa redonda donde me entrevistaban yo hice una defensa de Miami, afirmó. Dije que Miami no es lo que parece. Lo que luce en Miami es que es una esclava total de la derecha extremista, de los defensores de los terroristas, de las presiones contra Cuba.

Pero en el fondo, agregó, está corriendo una corriente de tolerancia y de respaldo a posiciones distintas porque, si fuera tan unánime, yo no podría vivir en Miami.

Su hija dice que la película no es política, aunque simpatiza claramente con el gobierno cubano en su oposición al embargo, y acusa a los líderes estadounidenses de proteger a exiliados cubanos a quienes La Habana acusa a su vez de orquestar ataques terroristas.

Al comienzo de la película, Lesnik Weisman admite haber estado «totalmente enferma de Cuba a los 12 años», pero luego parece comprender las obsesiones de su padre. Hacia el final se la ve durante una protesta callejera en Miami, condenando enérgicamente el embargo estadounidense ante el camarógrafo. Muy cerca se ve a su padre asintiendo orgulloso.

Lesnik Weisman, que sigue buscando distribuidores en Estados Unidos, espera que el documental se exhiba en el Festival Internacional de Cine de Miami en febrero. Eso podría indignar a algunos exiliados, pero, agrega, creo que es un diálogo que Miami está listo para entablar.

Les habló para Réplica de Radio-Miami, Max Lesnik