Para realizar la entrevista, necesaria en el trabajo de acercarse al presente que vive este país, ingresamos en una oficina donde resalta un gran cuadro de Alfaro. Apresurado pero cordial, llega el asambleísta más votado, actual presidente de la ANC, Alberto Acosta. Con él sostenemos un diálogo sobre los grandes retos y las perspectivas de la Asamblea.

«desde abajo».- Se afirma que toda nueva Constitución refleja una específica correlación de fuerzas. ¿Según usted, cuál es esa correlación que permitió la convocatoria, elección e instalación de la ANC en Ecuador?

Alberto Acosta.- Toda Constitución refleja una correlación de fuerzas en un momento dado. En Ecuador, ésta se ha plasmado en lo que conocemos como el proceso de revolución ciudadana que vive el país desde hace un par de años y que ahora está liderado por el presidente Rafael Correa. El Primer Mandatario gana las elecciones en 2007, y de inmediato lidera el proceso de convocatoria de la ANC, logrando más del 80 por ciento de aprobación por parte de la población; el movimiento Acuerdo País obtiene 80 de los 130 asambleístas, y varios grupos afines otro 10 por ciento. Esto demuestra que Ecuador vive una gran tendencia al cambio.

Este sentir popular no puede asumirse como algo reciente. Él se nutre de las luchas vividas en Ecuador desde mucho tiempo atrás, como se ve en la historia del movimiento indígena, luchas que tienen que ver con las propuestas de las mujeres, el ecologismo, los jóvenes, estudiantes, trabajadores, incluso empresarios modernos y patriotas. Luchas que en una coyuntura determinada logran confluir, concentrarse, dando cuerpo a lo que hoy vivismos.

d.a.-¿Cree usted que el estado de ánimo que reinaba en Ecuador en el momento de ser elegido Rafael Correa como Presidente aún se conserva?

A.A.- En gran medida sí. Creo incluso que ha crecido. Recuerdo cuando Correa obtiene el 57 por ciento de la votación, y en la actualidad, luego de un año, bordea el 70 por ciento de opinión. Un año en que los grupos de poder no han dado nada fácil, no han dado tregua, están permanentemente boicoteando las acciones del gobierno e incluso tienen en su mira el fracaso de la ANC. En ese contexto, considero que el presidente Correa sigue ganando adeptos, ampliando su base popular, que no era tan sólida ni tan amplia en el momento de su elección.

d.a.- Se dice con cierta frecuencia, y en diversos lugares del mundo, que toda nueva Constitución se propone la refundación del país. En el caso de Ecuador, ¿en qué consiste y cómo se verá reflejado ese proceso?

A.A.- Refundación es un término que me incomoda mucho porque me recuerda a los conquistadores, que vienen a fundar algo sobre estructuras que ya existían, como si cuando ellos llegan apenas empezaran las cosas. Se pudiera decir que éste es una suerte de momento histórico, importante, es casi, para ponerlo no en términos de refundación sino de la significación, este es un cero pero con mucha historia, no es que borramos lo del pasado sino que a partir de ese pasado nos proyectamos en un proceso de transformaciones profundas en varios ámbitos.

Lo que nosotros queremos es consolidar el poder ciudadano para controlar los grupos económicos más poderosos, un poder ciudadano que pueda enfrentar los oligopolios, los monopolios, y sobre todo las transnacionales; un poder ciudadano que logre controlar al Estados en función y servicio de la ciudadanía, un poder ciudadano que sea la base de una nueva democracia, que cuando termine esta ANC la gente pueda decir “sí hay las condiciones para politizar a la democracia y para repolitizar la sociedad”.

d.a.- Por ejemplo, en el caso de la economía nacional, ¿cuáles son las medidas que se propone tomar la ANC?

A.A.- Hay muchas medidas en este ámbito. Primero, tratar de recuperar espacios de soberanía para la política económica. Recuérdese que Ecuador es uno de los países que más han sufrido por el embate de la larga noche neoliberal, para usar una expresión del presidente Correa. Nosotros hemos perdido incluso nuestra soberanía monetaria y cambiaria, así como la posibilidad de una política fiscal mucho más dinámica. Esta es una pérdida ocasionada por una serie de disposiciones jurídicas que crearon toda una estructura de fondos de reserva condicionados desde el principio para atender las demandas de la deuda externa.

La gran tarea de Ecuador, por tanto, es recuperar espacios de soberanía nacional para la política económica, pero una soberanía pensada simultáneamente como un proceso de integración, abriendo la puerta para –desde Ecuador, con todos nuestros países vecinos– construir una soberanía regional. Vamos a ser más soberanos en la medida en que nos liberemos de nuestro estrecho margen nacional y nos proyectemos conjuntamente con los países vecinos en el contexto internacional: es necesario construir soberanía regional.

d.a.- Eso, en términos macro. ¿Y en lo micro?

A.A.- Sin duda, el objetivo fundamental es atender las necesidades del ser humano. El ser humano viviendo y conviviendo con la naturaleza, no controlándola, no dominándola, menos aún destruyéndola. Por eso, no somos partidarios de dar pasos simplemente hacia una forma de neodesarrollismo, que podría ser la característica de muchos de los gobiernos de la nueva izquierda. Este proceso tiene que ser mucho más ecológico,… más fundamentado en todo lo humano. Pero, además, si somos consecuentes con que el ser humano es el objetivo fundamental, haremos todo lo necesario por eliminar las formas de precarización laboral, la tercerización y esas modalidades de explotación en extremo de la población.

d.a.- ¿Cómo garantizar la redistribución de la riqueza?

A.A.- Tenemos que dar pasos hacia la creación de estructuras que nos permitan una adecuada redistribución de los ingresos y la riqueza. Por ahora hemos dado un primer paso, aunque no completo, con la reforma de equidad tributaria. Tenemos que fortalecer el trabajo como eje de la economía, y generar trabajo en cantidad y calidad, siempre respetando la naturaleza.

En ente campo hay muchas opciones, pero sobre todo Ecuador tiene un gran reto: dejar de ser un país petrolero; tenemos que comenzar a caminar hacia una economía pospetróleo. Por muchas razones: la historia nos demuestra que los países que le apuestan preferentemente a la extracción de recursos naturales no se desarrollan y tienen problemas muy graves. Tenemos también la experiencia de Ecuador en el plano internacional como productor de cacao, banano, café, camarón, petróleo. No nos hemos desarrollado como otros países de la región porque todo se acaba. No tenemos reservas como Venezuela, que tiene petróleo para muchos años, más de 100 años de reservas petroleras.

El petróleo en Ecuador se acaba, el impacto ambiental es muy grande, no podemos seguir con este sistema inmisericorde de explotación de la Amazonia y cuyo consumo está afectando la diversidad, en Ecuador y en el planeta. Hablamos de la necesidad de defender una zona de la Amazonia con mucho petróleo, pero por eso mismo debemos defender el campo ITT, Parque Yasuní. Ese es el gran reto.

El reto es precisar cómo pasamos de una economía que sustenta su financiamiento en la explotación de recursos primarios, economía extractiva, a una economía donde el eje sea el ser humano. Tenemos que superar la maldición de la abundancia. Somos pobres porque somos ricos.

d.a.- ¿Qué medidas se proponen en el campo político?

A.A.- Más democracia con mucha más democracia. En el campo económico también mucha más democracia. Creemos que se deben fortalecer las instituciones ecuatorianas, el Congreso Nacional, el Ejecutivo, las Cortes de Justicia; garantizar, por ejemplo, su independencia del Congreso Nacional. No puede ser que éste nombre las Cortes. Eso tiene que desaparecer. Esa independencia tiene que garantizar, entre otras cosas, el manejo de los tribunales electorales, que no deben ser sujetos de presión, de chantaje por parte de los partidos políticos, que no pueden controlar a los tribunales electorales.

d.a.- ¿Un poder electoral?

A.A.- Necesitamos un Tribunal Electoral que tenga dos funciones claramente identificadas: una sala electoral en la Corte Suprema de Justicia y un manejo administrativo electoral que no sea nominado por los partidos políticos. Creemos que debemos construir una estructura diferente, que bien pudiera ser una Corte Constitucional. Consideramos que el Tribunal Constitucional es insuficiente para cumplir con los derechos de la ciudadanía. Estamos hablando de que no hay que intervenir sólo cuando se produce un acto por acción que afecte el derecho de un ciudadano, de una persona, sino que cuando haya omisión en el cumplimiento de un derecho debemos avanzar hacia allá.

Derechos, democracia en debate, reelección…

A.A.- Ecuador, en su Constitución vigente, tiene un marco de Derecho muy interesante pero una práctica inexistente. Ese es un tema que tenemos que caminar. Hablamos de la necesidad también de democratizar los partidos políticos, para lo cual se necesita voluntad, para impulsar la remoción de las directivas de los partidos políticos e impedir la reelección indefinida de nadie. En la actualidad se prohíbe para el Presidente y Vicepresidente pero no para alcaldes, prefectos, concejales, consejeros, directores de escuelas, rectores de colegios públicos. Toda entidad financiada con recursos del Estado no puede tener reelección indefinida. Ahí tenemos una discusión interna dentro de Acuerdo País. Hay quienes creen que debe existir reelección inmediata por una sola vez, y hay quienes consideran que debe haber reelección después de un período. Así se democratiza la alternancia. Esa debe ser una característica de la Constitución.

d.a.- ¿Qué harán con el Congreso, que pese a su ilegitimidad no ha aceptado disolverse?

A.A.- El Congreso no está disuelto. Los diputados están en receso. Hablando en términos jurídicos, las funciones del Congreso las realiza la Asamblea. Los diputados están en receso. ¿Cuándo pudiera terminar ese receso? Cuando se lleve a cabo la consulta popular, cuando el pueblo apruebe tener o no tener una nueva Constitución. En ese momento, automática-mente, se les devuelven los cargos.

d.a.- La movilización social es una forma de control político de las acciones de gobierno y también, en algunos casos, una forma de fortalecimiento del gobierno frente a presiones externas. ¿Cuál será la posición de la Asamblea frente a estas acciones?

A.A.- Nosotros respetamos la movilización social. Creemos que no sólo se precisa movilización social sino asimismo participación efectiva de la sociedad. Hemos dicho una y otra vez, hasta el cansancio, en la ANC, como decía Churchill, que “la guerra es demasiado importante para dejarla en manos de los militares”. En nuestro caso, la ANC es demasiado importante para dejarla en manos de los asambleístas.

Creemos que la ciudadanía tiene que participar en este proceso. Las movilizaciones sociales son necesarias, bienvenidas, y ojalá todos logren sintonizar lo que es la Asamblea, porque no puede ser un espacio para imponer el criterio de un solo grupo sino para buscar la mayor cantidad posible de consensos, siempre sintonizados con el cambio, porque si hay un consenso que frene las propuestas para ese cambio, el consenso no existe. Eso sería una traición.

d.a.- Ecuador hace parte de una región en la cual desde hace décadas domina Estados Unidos. Sus medidas políticas, económicas y militares han afectado a cada uno de los países que la conforman. ¿Ha pensado la ANC algunas medidas para garantizar a plenitud la soberanía nacional?

A.A.- Hemos hablado de la necesidad de recomponer la soberanía nacional, no sólo de la soberanía en singular sino también de soberanías en plural, en varios ámbitos. Para nosotros es muy importante no concebir únicamente la soberanía en la producción de productos agrícolas o agropecuarios, sino también desde la satisfacción de la demanda nacional; no desde la lógica de la seguridad alimenticia sino desde la lógica de la soberanía alimentaria, para proteger la soberanía.

Otro tema es la soberanía energética. Un país como Ecuador tiene capacidad para exportar recursos energéticos como el petróleo pero importa el derivado del petróleo, además de electricidad, por lo cual deberíamos hablar de soberanía energética. Tenemos que hablar además de soberanía cultural. Es básico para nuestros países recuperar esta soberanía. Igualmente, tenemos que hablar de soberanía ambiental. El país que pierde el control de su naturaleza pierde el control de su economía, de su política. Esa es una tarea clave.

d.a.- ¿Cómo se relaciona este esfuerzo con la soberanía de la región?

Hay que reconstruir la soberanía regional, y este es un llamado no sólo para los ecuatorianos sino por extensión para todos los países latinoamericanos, que debe conducir a que salgamos de las visiones estrechas. Muchos gobernantes, afortunadamente ya no tantos, tienen una predisposición a ceder la soberanía ante las presiones del capital internacional, pero defienden sus estrechos espacios de soberanía cuando el reto debe ser unirse con sus hermanos. Creo que hay que ir cediendo espacios de la soberanía nacional para construir una soberanía regional, mucho más fuerte, más efectiva. Este es un reto decisivo. La Constitución tiene previsto un capítulo que incluye soberanías, integración regional y política internacional. Puede que suene mucho a música del futuro pero, si no señalamos el camino, nunca llegaremos adonde queremos ir.

d.a.- El conflicto armado que padece Colombia afecta a Ecuador con desplazados, refugiados, militarización, fumigación. ¿Ha pensado la ANC medidas como, por ejemplo, constituir el Grupo de Amigos de Galápagos (una especie de Contadora I que en su tiempo se constituyó para Nicaragua) que acelere la solución política de ese conflicto?

A.A.- No sé si un Grupo Galápagos sea el mejor mecanismo. Desconozco una iniciativa de ese tipo. Ecuador tiene que convertirse en un campamento para apoyar la paz en Colombia. Tenemos que agotar todos los procesos pacíficos de resolución de los problemas.

Estamos viviendo con creciente intensidad el proceso del desplazamiento en Colombia. ¡Cuántos compatriotas colombianos han llegado al Ecuador! Quizá más de medio millón. Se habla de 600.000 personas, muchas por razones económicas y otras por razones políticas. El día en que se inauguró la ANC recibimos la visita del presidente Uribe, y en mi discurso hablé de ese tema. No recuerdo textualmente pero invité al Presidente a que cuente con nuestro respaldo para encontrar una solución pacífica. En Ecuador no podremos caminar hacia el desarrollo si en Colombia hay guerra. No podemos estar tranquilos mientras nuestros hermanos sufren una violencia tan brutal.

d.a.- Al final del proceso de diseño de la nueva Constitución que tendrá Ecuador, vendrá el proceso de su refrendación por la sociedad. ¿Qué tiempo, mecanismos y procedimientos se implementarán para llevar a cabo el referendo?

A.A.- Para llevar a cabo esta Constitución, por mandato del pueblo ecuatoriano tenemos un plazo de seis a ocho meses para aprobarla. Es un plazo que puede resultar muy corto si no asumimos la tarea con suficiente responsabilidad, pero estamos trabajando para tenerla elaborada el 24 de mayo, día de nuestra fiesta nacional.

Hasta ahí estamos hablando de seis meses, pero puede ser que nos alarguemos un poco más. Terminada la ANC y aprobada la Constitución por el pleno de la Asamblea, 45 días después se realiza el referendo. Si la entregamos el 24 de mayo, el Tribunal tiene que convocar a consulta popular, momento en el cual sabremos si el pueblo ecuatoriano está o no de acuerdo con lo actuado por la Asamblea. Si se cumplen los plazos, estaremos hablando del mes de octubre.


En la ciudad del ‘Viejo Luchador’

Ciudad Alfaro está ubicada en lo alto de Montecristi, lugar de nacimiento del “Viejo Luchador” Eloy Alfaro, líder de la revolución liberal y de los cambios más significativos vividos en Ecuador durante el siglo XIX. Este pequeño poblado pertenece a la provincia de Manabí, donde también funciona, hasta 2009, la base norteamericana de Manta.

Montecristi es una pequeña ciudad de tradición artesanal, reconocida por la elaboración de los sombreros de paja toquilla, llamados “sombreros de Panamá”. Hoy es el escenario de grandes decisiones que muy seguramente cambiarán el destino de Ecuador. En el momento de realizar la presente nota (enero 7), la Asamblea Nacional Constituyente lleva 38 días de instalada. En las afueras de sus instalaciones, diversos grupos de jubilados, familias de migrantes con carteles y otros grupos sociales esperan que los asambleístas los escuchen.

El Asamblea Nacional Constituyente (ANC), como primer acto soberano de su ejercicio, aprobó la plenitud de sus poderes. De esta manera, tiene capacidad para gobernar, fiscalizar, legislar y administrar justicia.

La ANC está constituida por 130 asambleístas de diversas regiones y tendencias, 80 de los cuales son miembros de Alianza País, movimiento que lidera el actual presidente, Rafael Correa. Internamente está organizada en 10 mesas de trabajo, las cuales tratan los temas constitucionales que serán modificados para darle cuerpo a la nueva Constitución Nacional que regirá la vida de quienes viven en Ecuador, la misma que será llevada a referendo en un plazo no mayor de ocho meses.