El inicio del año es un momento de balances e informes, de reflexiones y planes que concitan el interés de toda la población; entre ellos destaca el informe de labores presentado por Rafael Correa, presidente de la República, a la Asamblea Nacional Constituyente.

En este informe se evidencia el inicio de un proceso diferente en el manejo de la economía del país, que busca romper con los caducos paradigmas del neoliberalismo y orientarla hacia un desarrollo más equitativo y justo. Es, como lo ha mencionado el mismo presidente, un proceso que ha empezado, que tiene determinados logros, pero que aún faltan por desarrollarse.

El plan esbozado por el presidente tiene una fuerte oposición por parte de los sectores oligárquicos, que están utilizando una gran campaña mediática para distorsionar los resultados y las propuestas gubernamentales, presentándolos como negativos, llamando a la desobediencia civil y preparando nuevos niveles de confrontación, como la marcha anunciada por la derecha guayaquileña, encabezada por el líder de la oposición (uno de los últimos representantes de la oligarquía más recalcitrante del país), Jaime Nebot.

De seguro, el 2008 será un año de continuación y agudización de las contradicciones entre la derecha y el proyecto patriótico y democrático que lidera el presidente Rafael Correa, y que cuenta con un significativo respaldo popular (como lo evidencia la abrumadora votación por el SÍ en la Consulta Popular, más del 82%, y la inmensa mayoría de asambleístas electos, representantes de la tendencia del cambio a favor de los intereses populares).

Sin embargo, en este año, de confrontación de clases e intereses, el Gobierno y las organizaciones sociales que están liderando este proyecto, no deben descuidar la participación del movimiento popular en el debate y la movilización, como garantía para que los cambios propuestos no sean subvertidos: la democracia no debe ser retórica, sino un ejercicio cada vez más protagónico del pueblo.

Este mes de enero, imbuidos en la histórica coyuntura política del país, celebramos nuestro séptimo aniversario: es satisfactorio, después de 139 ediciones publicadas, seguir trabajando con los mismos principios ideológicos y profesionales, con los que empezamos a entintar la comunicación alternativa en el país: desde nuestro nacimiento nos propusimos ser un medio de comunicación que apoye e, incluso, promueva todas las propuestas que apunten a la transformación política, económica, social y cultural del Ecuador, defendiendo el irrenunciable derecho a contar con un Estado libre, democrático, soberano, con plena partición popular.