La oligarquía, personificada en estos momentos por el alcalde de Guayaquil Jaime Nebot y el multimillonario Álvaro Noboa, pretende iniciar un proceso de desestabilización al Gobierno patriótico de Rafael Correa.

El aumento de los precios en los productos de primera necesidad, la rebeldía empresarial para abstenerse a no bajar los costos de los alimentos primordiales, son algunas de las sintomatologías existentes de los retrocesos que pretende asestar la clase dominante en el Ecuador.

La marcha de la juventud universitaria fue convocada, precisamente, para manifestar y denunciar ante el pueblo las acciones que se están dando en contra del progreso y el cambio, pues como los propios estudiantes señalan, las perturbaciones a la transformación que propone el Presidente de la República surgen cuando se toman medidas que realmente afectan a los privilegios de los que siempre han estado acostumbrados a vivir a costa de las grandes mayorías. Estas clases privilegiadas nunca han pagado impuestos acorde a su realidad económica

La movilización que partió desde la plaza Indoamerica, culminó en el Hotel Saboying, ubicado al norte de la ciudad de Quito. En el lugar se encontraban los ex diputados del congreso cesado. La consigna de los universitarios fue reiterar que los legisladores no poseen lugar en el Congreso Nacional, pues no tienen capacidad legal ni moral de reintegrarse. Por otra parte manifestaron la necesidad de que la juventud y los estudiantes se encuentren en constante lucha junto al pueblo para difundir e iniciar el desarrollo democrático del país, defendiendo e impidiendo que el proceso obtenido caiga en alteraciones y retrocesos.
La juventud, consciente de las pretensiones desestabilizadoras, está mostrando una lectura crítica frente al escenario coyuntural. La correlación de fuerzas está cambiando a favor de las grandes mayorías. Los jóvenes estudiantes, ávidos de generar grandes y profundos cambios, muestran sus fortalezas: la movilización, la participación, el ímpetu y su lucha por buscar una nueva sociedad. El porvenir de un futuro se encuentra en manos de todas las clases disgregadas, la construcción de una nueva sociedad ecuatoriana es el desafío de la juventud y los pueblos.