La irrupción de los “multimedios”, tal como algunos anticipamos, sirvió, en gran medida, para provocar la concentración de la noticia, y no como otros esgrimieron para generar mayor convocatoria de trabajadores del medio.

La fusión de diarios, televisoras, cables, gráficas y radios, hizo que poderosos grupos consoliden un poder tal que les permita llegar a condicionar medidas tomadas desde lo más alto del ejecutivo nacional.

Grupos que hasta ese momento no habían tomado en consideración la importancia del manejo de la información comenzaron a darse cuenta de lo atractivo e interesante que resultaba contar con esa posibilidad.

Esto hizo más importante la necesidad de conformar como estrategia de contrapoder una unión de prensa convencida de la necesidad de tener como prioridad la defensa de la libertad de expresión.

En esto es más que dable destacar el enorme papel que desempeñó la Unión de Trabajadores de Prensa, UTPBA.

A esto se debe sumar la llegada de Internet como poderosa fuente para todos los medios, y con el manejo particular del mensaje de acuerdo con la ideología de quien lo emite.

Ello motiva dos reflexiones.

Por un lado, el aluvión de información hizo que la pasada censura ejercida en el control estricto de lo que se daba a conocer, se modificó con la masiva aparición de noticias que jamás pueden ser abarcadas en su totalidad por los medios. Esto hace que esa censura ahora se practica, aunque de una manera mucho más sutil y difícil de probar.

Otro aspecto a tener en cuenta, en este intento de definición de cambios a lo largo de 20 años, es la necesidad de reforzar la importancia de la capacitación de los trabajadores de los medios de comunicación, algo en que la UTPBA, ha tenido y sigue teniendo un papel más que destacado.

Si a lo largo de los años hay algo que quedó demostrado es la obligatoriedad de permanente actualización y educación que debe tener el profesional de la comunicación.

Eso le permite brindar un mensaje, siempre y cuando pueda contar con el beneplácito del medio, con independencia de criterio y esclarecedor para la sociedad en que se desempeña.

La concentración de los medios llevó a una unificación del mensaje, que hace imprescindible la existencia de periodistas capacitados que puedan decodificar la información de manera tal que al ciudadano común no le llegue una sola campana de lo sucedido, que no suene una sola versión, que aparezca la verdad.

Me detengo en este punto, porque lo considero de vital importancia.

La infame década de los noventa, nos ha dejado una herencia de desinterés por el valor educativo, con fomento de una vida plena sólo con dinero y carente de sentido social.

Esto nos obliga a remarcar una y otra vez la necesidad de insistir ante nuestros jóvenes el camino del perfeccionamiento, que llega a través del estudio y del esfuerzo, y no de otra manera como algunos nos quisieron hacer creer.

El ritmo enloquecedor de la vida de hoy, hace que una gran porción de la población no tenga el tiempo suficiente para interesarse por todos los temas que le permitirían tener un fiel reflejo de la realidad.

La cultura del video clip, tan metida en la juventud, ha hecho que la gente en general sabe un poco de los temas, pero sin compromiso, no profundiza esa misma realidad.

Por tal motivo, como venimos señalando, debemos sumar a la necesidad de combatir la censura reflejada por la masividad de la información, y a la necesidad prioritaria de la capacitación, otra pata, la del compromiso social.

El trabajo diario del comunicador debe tener el condimento de lograr, aunque sea con pequeños aportes, en un futuro próximo una sociedad que recupere valores perdidos y apunte a conformar un ciudadano realmente comprometido con las necesidades de la sociedad que habita.

Debe transformarse en prioridad de todos, en compromiso de empresarios, dueños de medios, trabajadores, representantes sindicales, políticos, educadores y estudiantes de comunicación, la idea de alcanzar entre todos una meta.

Una sociedad mejor informada, que pueda confiar en medios que con el paso del tiempo han logrado superar a otros poderes en lo que hace a influencia en la ciudadanía.

Y que de alguna manera, el más que súper invencible poder económico pueda ser contrarrestado por el periodismo independiente, de la mano de una sociedad que confíe en quienes la informan.

Tarea que debemos comenzar a cumplir entre todos, en la cultura del esfuerzo, del trabajo digno, que nos permitirá alcanzar, a nosotros y a quienes nos sucedan un país, con una sociedad distinta, solidaria, inteligente y justa.