El ex presidente de la República Italiana, Francesco Cossiga, tiene la reputación de hablar claro. En una lacónica declaración, Cossiga proclamó que «el rey está desnudo». Según Cossiga, como saben todos los dirigentes occidentales –aunque ninguno lo dice–, fueron los servicios de inteligencia estadounidenses e israelíes quienes perpetraron los atentados del 11 de septiembre de 2001.
El prestigioso diario italiano Corriere Della Sera publica en su edición electrónica del 30 de noviembre la posición asumida por el ex jefe de Estado italiano Francesco Cossiga, quien afirma que todos los servicios secretos del mundo saben que los «ataques» del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas del World Trade Center, en Nueva York, fueron orquestados por los servicios secretos estadounidenses y del Medio Oriente.
Presidente del Senado italiano desde 1983 hasta su elección como presidente de la República, Cossiga fue considerado un hombre honesto e incorruptible durante todo el período de sus mandatos, hasta 1992, lo cual le valió respeto general, incluso de parte de sus adversarios políticos. Pero se vio obligado a retirarse después de haberse ganado la hostilidad del establishment político y de la OTAN al hacer pública la existencia de la «Operación Gladio» y el papel de la alianza atlántica en la organización de dicha operación.
Las revelaciones de Cossiga dieron lugar a una investigación parlamentaria, durante el año 2000, sobre las actividades de Gladio en Italia. Así se supo que los servicios secretos estadounidenses y los de los países de la OTAN habían perpetrado acciones terroristas «bajo banderas falsas» que causaron numerosas víctimas entre la población civil. Su objetivo era atribuir aquellos actos terroristas a diversas organizaciones de izquierda para atizar así la cólera contra los comunistas y poder exigir más medios por parte del Estado.
Cossiga comenta ahora el engaño más grande de la historia que se haya montado contra la población mundial. Según el artículo del Corriere Della Sera: «Nos hicieron creer que Ben Laden había confesado [ser el autor] del ataque del 11 de septiembre de 2001 contra las dos torres de Nueva York –cuando en realidad los servicios secretos estadounidenses y europeos saben perfectamente que aquel desastroso ataque fue planificado y ejecutado por la CIA y el Mossad, para acusar de terrorismo a los países árabes y así poder atacar Irak y Afganistán».
Ya en 2001, el ex presidente Cossiga había puesto en duda la teoría oficial sobre el complot, propagada por la administración Bush. Cossiga puso de relieve que el ataque no hubiera podido realizarse sin infiltrarse entre el personal de los sistemas de radar y de la seguridad aérea estadounidenses. Los especialistas de la construcción señalan que la simetría y la cronología del derrumbe de las torres sólo pudo ser resultado del uso de explosivos, ya que el incendio no pudo haber dado lugar al drama.
Es notable que este prestigioso diario cite ahora las declaraciones de tan respetado jefe de Estado. Esto despoja de toda credibilidad las afirmaciones de que la llamada «teoría del complot» es una exageración.
Existen al parecer esfuerzos tendientes a atraer más firmemente la atención de los políticos europeos de alto nivel sobre el hecho de que nada justifica su sumisión a Estados Unidos en lo tocante a las masacres contra la población y las guerras de agresión, entre las que se incluye la supuesta «Operación Libertad Inmutable» («Operation Enduring Freedom») y para que entiendan que se trata en este caso de un crimen contra la humanidad –con todas las consecuencias personales que implica ese tipo de delito, como se mostró durante el juicio de Nuremberg.
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