Tomemos por caso el tema del salario: es sin dudas, un tema que está sobre el tapete ¿Cómo lo tratan los medios masivos, por ejemplo? Para algunos, lo importante son los perjuicios a los otros, no las demandas; para otros, lo importante son las consecuencias en la economía, no si es posible acceder a los reclamos; para los de aquí, que es una falta de ética pedir tanto, sin mencionar la falta de ética de la pobreza; para los de allá, que lo importante es que el país crezca, sin importarle que sea sobre los hombros y, sobretodo, los bolsillos de los trabajadores. Engloban las distintas luchas y todos los reclamos en un imaginario donde todo vale lo mismo. Y generan en los propios trabajadores conceptos durísimos y equivocados sobre otros trabajadores (¿Cuánto quieren ganar?) Organizan su discurso y salen a la calle con el mismo concepto aunque sean distintos los comentarios. Todos, ocultan lo esencial: que la lucha por el salario es una herramienta fundamental en la lucha económica dentro del sistema, sistema dentro del cual la definición de salario es aquella que garantiza una suma que cubra todas -y dice TODAS- las necesidades del trabajador y su grupo familiar.(Y que la plata está). ¿Qué hacemos nosotros, los de este lado?. Un pequeño discurso propio sobre lo propio, a través de comunicaciones propias: los ferroviarios de los ferroviarios, los periodistas de los periodistas, los docentes de los docentes y así siguiendo. Está claro que ésta es la instancia en la que estamos y que NO ES POCA COSA. Es más, es muy valiosa fundamentalmente para cada sector particular. Pero… ¿Hacemos algún esfuerzo para tener el mismo discurso, que vaya más allá de contestar el discurso de ellos?

Para contestar eso creemos que la pregunta anterior debería ser ¿Estamos en condiciones de articular nuestras pequeñas necesidades de comunicación en una red que nos permita ir recuperando el significado del lenguaje sobre la base de conceptualizaciones comunes? Para evaluar la importancia o no que esta respuesta tiene, convendría comprender que el capitalismo atomiza y divide -planificada y perversamente- todo aquello que no puede incorporar a su política y su visión del mundo. El capitalismo define el TODO y el resto lo deja afuera, son sólo fragmentos marginales. Y, en consecuencia, las fragmentaciones del discurso del campo popular son el resultado de la dominación.

Comunicación propia es comunicación común, en común, entre todos los que estamos de este lado. Y para eso hace falta poner en común los distintos lenguajes y sus significaciones. En definitiva, DEFINIR NUESTRO TODO y avanzar. Menuda tarea nos espera.